302 - CUERPO

Concepción Anatómica en el Shibari

Concepción Anatómica en el Shibari

15 minutos Taijutsu (體術)

Cuerpo

Para afrontar con seguridad la práctica del shibari necesitamos conocer y comprender el cuerpo y cómo funciona, para ser conscientes de los riesgos que entraña y qué podemos hacer para prevenirlos.

La aplicación de la anatomía al shibari, pasa por cómo podemos utilizarla a nuestro favor y cómo podemos reducir riesgos de lesión en la práctica del shibari.

El enfoque técnico que le daremos al shibari es el de una restricción anatómica, reforzada con el uso de cuerdas en un contexto erótico.

Concepción Anatómica

Somos espíritu y tenemos cuerpo.

Esto conlleva una responsabilidad de cuidar y preservar el nuestro propio y, por supuesto, el de las demás personas.

El shibari, como disciplina originada en Japón, está influenciada por luna concepción anatómica “oriental” que difiere de la forma en que entendemos el cuerpo en occidente.

Quienes conozcáis la Medicina Tradicional China, o en este caso también la Mexicana, sabréis que se basan en la interconexión entre diferentes elementos, tanto internos como externos.

Aquí entran en juegos fenómenos físicos de la naturaleza, elementos orgánicos del propio cuerpo, y metafísicos del universo (como la energía Ki).

Esta implicación de los paradigmas “orientales” en el shibari se pone de manifiesto cuando, por ejemplo, comparamos el precepto del Yagami Ryu de hacer accesible el shibari para todo el mundo, sin importar su condición con afirmación de Zhuang Zi, filosofo chino del Siglo IV A.C, y uno de los pensadores clave en el Taoismo según el cual la deformidad, la discapacidad o la falta de atractivo no son un obstáculo para recibir las enseñanzas de los “maestros” y alcanzar y fluir con el Tao.

Más allá de las respetables opiniones, prácticas o creencias de cada uno, la Medicina Tradicional China, y el pensamiento Taoista son materias muy complejas, extensas y que escapan a lo que muchos estudiantes del shibari buscan cuando quieren "aprender shibari", y sus metodologías de enseñanza / aprendizaje se alejan tremendamente del sistema que aplicamos en el Dojo.

Por tal motivo, este módulo del curso busca ofreceros explicaciones y formas de trabajo basadas en preceptos científicos, que sean aplicables en la inmensa mayoría de los casos y cuerpos, por no decir en todos y cada uno.

Y sí, en muchos casos el concepto es el mismo, pero la forma de explicar y definir la técnica difiere. Siempre nos apoyaremos en metodología científica, especialmente en la biomecánica, y no en la “tradición” o la creencia.

Es importante que entendamos el cuerpo como un todo, dónde cualquier acción sobre una de sus partes va a tener su respuesta y reacción en todo su conjunto. No hay partes aisladas.

Cada cuerpo es único y tiene su propia condición física, que cambia de un momento a otro.

En este curso damos una base sobre la que podéis llevar a cabo una práctica del shibari más cercana al cuerpo y más segura, adaptándoos en cada momento a la persona y su condición.

Piel

La piel es el órgano más grande que tenemos.

Es la encargada de recubrir todo nuestro cuerpo, de protegerlo y de permitirnos interactuar con nuestro entorno mediante el sentido del tacto.

La piel está llena de receptores sensoriales que nos van a ayudar a comunicarnos, por lo que la utilizaremos su capacidad de sentir como medio para provocar la estimulación que buscamos.

Toda acción que realicemos sobre el cuerpo, llega siempre en primer lugar a través de la piel.

Esto, además, implica que toda la piel es potencialmente erógena, no solamente la que se encuentra en la zona genital o los pechos. Ya que, como veremos a continuación, la interpretación de esa estimulación se ejecuta en el cerebro. De esta manera, se nos abre un abanico enorme de posibilidades a la hora de experimentar con las sensaciones durante la sesión de shibari.

Sistema Nervioso

El sistema nervioso está formado por el cerebro, la médula espinal, los nervios y los ganglios nerviosos.

Sus funciones son muy diversas, sin embargo, y en lo que nos atañe aquí, podemos decir que se encarga de recoger, enviar e interpretar la información, así como de crear una respuesta y enviarla a dónde sea necesario.

Por lo tanto, la respuesta a todo aquello que hagamos sobre la otra persona se origina en su cerebro, y no en la voluntad de quién actúa; no tenemos la capacidad de forzar a nadie a sentir lo que queremos.

Es decir, si yo toco a una persona, tanto el que pueda sentirlo como lo que siente en sí, depende más de su cerebro que de lo que yo haga.

El sistema nervioso va a ser un gran aliado, pero también puede ser un gran peligro si actuamos sobre él con desconocimiento.

La función principal de nuestro cerebro es mantenernos con vida durante el mayor tiempo posible y en las mejores condiciones. Para esto, entre otras cosas, toma decisiones en fracciones ínfimas de tiempo y, si valora algo como no seguro, puede "decidir" acabar con esta situación y enviar mensajes al resto del cuerpo que considere van a ponerle fin.

Estas reacciones pueden ser desde sensaciones de dolor que no encajan del todo con lo que está ocurriendo en la sesión, malestar, mareos e incluso orgasmos que, en este caso, no serían de placer, sino de miedo.

Sobre esto, hay toda una serie de conceptos de neurociencias que se pueden aplicar al shibari, pero que requerirían de más tiempo del disponible en ete curso.

Por lo general, en talleres o clases, cuándo se menciona el sistema nervioso suele ser en forma de precauciones con las lesiones en los nervios, sobre todo del nervio radial. No obstante, para poder comprender los riesgos de estas lesiones, necesitamos antes entender cómo funcionan los nervios.

Existen distintos tipos de nervios según sea su función (sensorial, motora o mixta) o el lugar donde se originan (el cerebro o la médula espinal).

Para simplificarlo un poco, podemos decir que los nervios sensoriales son aquellos que recogen la información del medio, tanto interno como externo; mientras que los motores son los encargados de activar o desactivar los músculos de nuestro cuerpo.

A grosso modo, los nervios son unos mensajeros que funcionan de manera similar a un cable eléctrico, transmitiendo información en forma de impulso eléctrico al cerebro, dónde se transforma en una comunicación química mediada por los neurotransmisores, se procesa y se origina una respuesta, que es llevada de nuevo por los nervios en forma de impulso eléctrico al resto del cuerpo para realizar una acción.

Las lesiones en los nervios se producen por daño acumulativo; esto es, por acciones debidas a nuestro estilo de vida, como puede ser el trabajo en el ordenador o una mala higiene postural, van a generar un porcentaje de daño con un valor que, por no conocerlo, llamaremos X.

Si después lo sumamos al que puedan sufrir dentro de varias sesiones de shibari, un día quizá no seamos capaces de cerrar la mano o mover los dedos, por poner como ejemplo, sin que hayamos hecho nada de riesgo ese día.

El daño en los nervios se produce principalmente por presión, y en la mayoría de los talleres se advierte de los riesgos de ejercer presión con las cuerdas en una porción concreta del nervio radial que está más expuesta y, por lo tanto, pudiera parecer más vulnerable.

Sin embargo, el daño puede ocurrir a lo largo de todo el recorrido de cualquiera de los nervios de nuestro cuerpo; por lo que al centrarnos únicamente en una zona, corremos el riesgo de dejar desprotegidas las demás.

Estas lesiones por presión no se producen únicamente por apretar las cuerdas sobre esa parte, sino que pueden ocurrir por muchos otros motivos.

Cualquier músculo inflamado y/o contracturado podría presionar un nervio y dañarlo; por lo que si al realizar una figura en la que por ejemplo el cuello se encuentra en mucha tensión debido a una mala colocación de los hombros, podríamos tener una lesión nerviosa aunque ninguna cuerda esté presente en la zona.

Otra posibilidad es mantener a la persona con una atadura donde el peso está cargando en una parte del cuerpo durante mucho tiempo, ya que aunque las cuerdas no toquen al nervio, los demás tejidos estarán haciendo presión sobre él.

Por lo tanto, ante cualquier daño nervioso, no debemos centrarnos solamente en repasar que las líneas de cuerda no están presionando ese centímetro concreto de piel, sino que sería importante revisar el recorrido completo del nervio desde su origen hasta su terminación para comprobar dónde se ha podido ejercer la presión.

Vísceras

Cuándo hablamos de vísceras, nos referimos a los intestinos, pulmones, hígado, estómago, riñones,... ; es decir, a los órganos encargados de llevar a cabo las funciones necesarias para estar vivos y que, digamos, funcionan por su cuenta sin que tengamos que hacer nada.

Las vísceras envían información al sistema nervioso, por lo que las actuaciones que hagamos sobre ellas, van a provocar una respuesta en la persona.

Dentro de una sesión de shibari, podemos actuar sobre las vísceras de dos maneras, una es la externa, mediante la presión que ejercemos, ya sea con las cuerdas o utilizando nuestro cuerpo, o cuándo realizamos compresiones o estiramientos en el cuerpo de la otra persona. La otra forma es la interna, mediante la gestión de la respiración, el flujo sanguíneo, o usando estímulos sensoriales.

Aunque están muy protegidas, ya que son los órganos vitales, el riesgo siempre existe y lo más probable es que ocurra por una caída o impacto. Sin embargo, y debido a la gran importancia que tienen en el cuerpo, es muy probable que antes de que ocurra un daño real, aparezca dolor en otra parte, siendo la más frecuente la espalda.

Sistema Linfático

El sistema linfático es el encargado de eliminar las toxinas y demás productos de deshecho de nuestro cuerpo, por lo tanto, forma parte de nuestro sistema inmunológico.

En cuanto a su manejo, es bastante similar al de las vísceras, por lo que no nos vamos a detener demasiado en esto.

Al sistema linfático es importante tenerlo en cuenta y diferenciarlo de otros sistemas del cuerpo (nervioso, vascular, ...) tanto al tacto como en sus reacciones, ya que no vamos a poder evitar interferir con él.

En ciertas figuras se produce una estimulación linfática por la forma en la que han sido diseñadas y, al desatar, puede ocurrir que haya un considerable flujo de toxinas que empieza a movilizarse por el cuerpo para ser eliminadas.

Cuándo esto ocurre, se pueden notar sensaciones parecidas a una mala resaca, como dolor de cabeza, malestar general, revoltura del cuerpo.

Aprender a diferenciarlas nos puede ayudar a comprender qué nos está pasando y no generar asociaciones displacenteras asociadas con la sesión de shibari ni con la persona con la que hemos atado.

Este malestar puede sentirse tanto después de desatar como incluso al día siguiente, una vez hemos dormido y descansado.

Si bien es algo que puede resultar desagradable, no tiene por qué significar que nos ocurre algo malo; lo más probable es que nuestro cuerpo tuviera una elevada concentración de toxinas y le hemos dado una ayuda al sistema linfático para deshacerse de ellas.

Sistema Vascular

El sistema vascular está formado por el corazón y todo el entramado que conforman los vasos sanguíneos; y su función es nutrir las células de nuestro cuerpo.

No se interfiere nunca en el sistema vascular, no se interfiere con el flujo sanguíneo, es un riesgo demasiado elevado para la vida. Si ocurre una lesión, aunque es muy difícil llegar a provocarla, es que todo está mal.

Lo que si hacemos es aprovecharnos de sus respuestas automáticas a nivel superficial, sobre todo gestionando la sensibilidad en determinadas zonas del cuerpo.

Cuándo realizamos ataduras en grupos musculares grandes, esa presión va a retener la sangre a nivel superficial en esa parte del cuerpo, haciendo que llegue a través de los capilares un flujo ligeramente mayor que el habitual a esas zonas.

Con esta mayor irrigación, el sistema nervioso responde con una mayor receptividad en dicha parte del cuerpo, lo que se traduce en una sensación de hipersensibilización localizada.

De esta forma, se amplifica la forma en la que sentimos en esa zona, haciendo que estímulos que previamente pudieran tener una intensidad leve, se perciban de forma aumentada, pero también que otros un poco más fuertes puedan resultar molestos o incluso dolorosos.

Un riesgo que existe cuando hacemos este tipo de ataduras, dónde grupos musculares se ven comprimidos durante cierto tiempo, incluso en personas sanas, es el riesgo de trombo al desatar rápidamente.

Cuando eliminamos la presión de las cuerdas, la sangre vuelve a fluir a través de los vasos sanguíneos. Si lo realizamos de modo apresurado, la velocidad y el flujo que pasa a través de los distintos vasos va a ser mayor.

Por lo que si hay cualquier impureza adherida a ellos, puede arrancarla y llevarla al torrente sanguíneo, dónde puede acabar por bloquear alguna zona e impedir el paso de la sangre.

Provocando lo que se conoce como trombosis cuando el bloqueo lo causa un coágulo de sangre, o ictus cuándo este ocurre en el cerebro.

Por lo tanto, debemos recordar que este tipo de ataduras siempre conviene desatarlas de forma progresiva y despacio, para permitir que el flujo sanguíneo vaya poco a poco restableciéndose; y no mantenerlas durante demasiado tiempo.

Os dejamos dos enlaces de interés, el primero un artículo publicado en esta misma web, en el que analizamos un "paper" médico sobre las lesiones nerviosas en la práctica del shibari.

El segundo, es un estudio sobre la "visión del cuerpo" en la tradición taoísta oriental, realizado por un profesor de la Universidad Politécnica de Madrid.