Después de publicar la reseña sobre la entrega de diplomas, varias personas nos comentaron su sorpresa al ver que reconocemos tanto a quien ata como a quien es atado.

Esta igualdad —"equidad" sería el término más preciso— es una característica fundamental tanto de la forma en que entendemos el shibari, la vida y las relaciones en el dojo, como del propio Yagami Ryu.

"En la práctica del sekibaku, ambas partes están al mismo nivel, ambos están en un mismo plano de poder". —Yagami Ren

Si entendemos el shibari como una interacción erótica entre dos personas, esta equidad es algo básico e incuestionable.

Debemos comprender que la equidad aquí significa que ambas personas tienen una participación activa y responsable en la relación, manteniendo al mismo tiempo sus propios intereses personales. La erótica es única, personal y cambiante.

Si nos fijamos en la aplicación de las técnicas propias del Yagami Ryu, la participación activa de la persona atada es imprescindible.

Es un requisito sin el cual la persona que ata no podrá avanzar adecuadamente en el desarrollo de sus habilidades, limitándose únicamente a memorizar pasos, sin llegar a interiorizar la técnica para crear algo único en cada ocasión.

Sin esa interiorización de las técnicas, le será imposible adaptarlas a las circunstancias cambiantes que se presenten cada día.

En consecuencia, la interacción entre ambos dejará de ser espontánea y fluida, limitándose a la repetición de patrones y conductas aprendidas, lo cual no se ajusta a una vivencia erótica sana y adaptativa.

La participación activa de la persona atada le permitirá tener una experiencia más intensa, al tiempo que mejorará la seguridad de su práctica.

Saber cómo responder cuando algo no va bien, o si una técnica está siendo aplicada de manera inadecuada, redundará en su propia seguridad e integridad física.

Entender lo que está sucediendo a nivel físico, y cómo esto afecta a su percepción y emociones, es esencial para una vivencia saludable y para mantener la higiene y seguridad a nivel emocional.

Y ese entendimiento se alcanza a través del estudio y el trabajo sobre las técnicas y el conocimiento. Nunca a través de opiniones, sensaciones o el flujo de la luna y las mareas.

Por ese motivo, en las clases dedicamos mucho tiempo a trabajar con la persona que va a ser atada, tanto desde la biomecánica como desde la psicología, ya que representa el 50% de lo que va a suceder.

Y este trabajo y atención a la persona atada es algo que suele sorprender a los alumnos, ya sea en clases online o presenciales.

Y no, este trabajo con la persona atada no se limita a unos estiramientos y calentamiento previo, sino que buscamos potenciar su papel y participación, de forma que ambos, quien ata y quien es atado, formen un tándem, se complementen y juntos alcancen la satisfacción de sus deseos individuales,.

Por esta razón, lo habitual es que cuando una pareja alcanza el nivel de conocimiento y comprensión suficiente como para recibir el diploma que lo acredita, sea gracias al trabajo conjunto de ambos.

Para que una barca avance, es necesario usar ambos remos; si remamos solo de un lado, la barca girará sobre sí misma.

Por supuesto, ni en el Yagami Ryu ni en el dojo tienen cabida conceptos como «aguantar», en referencia a que la persona atada deba soportar la incompetencia y los errores de quien ata.

Cometer errores durante el aprendizaje es normal, también después, porque para eso son errores. Pero de los errores se aprende, y si la persona que ata lo está haciendo mal, la persona atada debe indicárselo de forma asertiva, lo que ayudará a mejorar la técnica y a conocerse mejor.