LECCIÓN 5: Aplicaciones Técnicas del Yagami Ryu

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Estudio del futumomo desde la biomecánica

Futumomo es una de las figuras favoritas de todo practicante de shibari. Su construcción es sencilla, divertida, y permite múltiples variaciones a la hora de aplicar las cuerdas.

Aun recuerdo la emoción y las risas cuando, hace ya un buen puñado de años, en un taller nos explicaron por primera vez cómo hacer un futumomo.

El profesor continuamente nos repetía, "aprieta, aprieta mas !!!" ,y los alumnos sudábamos, reíamos y maldecíamos. Fue una clase muy divertida, el profesor venía directo desde Japón, de tomar clases con Yukimura, lo que le dotaba de un aura de autoridad y sabiduría.

Todos los estudiantes salimos muy contentos con nuestro "futumomo" .

Con el paso del tiempo fui comprobando que nos habían enseñado a medias la construcción de la figura, y que de las enseñanzas de Yukimura muy poco había entendido nuestro profesor.

En consecuencia, yo estaba cometiendo errores de bulto en la construcción del futumomo. Y lo que es peor, pensando que lo hacía bien y transmitiendo dicho conocimiento errado a otras personas.

Este es un problema recurrente. Muchas veces nos encontramos con personas que con la mejor intención comparten conocimientos imprecisos, erróneos o en ocasiones totalmente equivocados. Punto y aparte son quienes rellenan sus carencias formativas con inventiva para seguir alimentando su ego.

Pero sea por una causa o por otra, lo cierto es que circula una gran cantidad de información errónea sobre el futumomo, con lo que en esta clase vamos a abordar esta forma desde el enfoque del shibari erótico y del Yagami Ryu, en el cual, todas las acciones que llevamos han de tener un sentido y propósito, al tiempo que deben ser eficientes.

Es decir, conseguir el máximo resultado con el mínimo uso de energía, esfuerzo o trabajo por parte de quien ata.

Qué es un futumomo

Empecemos por aclara a qué nos estamos refiriendo con "futumomo" y qué errores de interpretación debemos evitar

Normalmente, el término se emplea para referirse a una conocida forma en la que se lleva el pie (foot → futu en japinglis) al culo (momo en jerga japonesa).

Y si, eso es lo que se ve, pero como es habitual en este mundo del shibari, lo que se ve no es lo que realmente es.

Si aplicamos el concepto literalmente, llevaremos el pie de la persona atada lo más cerca posible de su trasero. Digo “lo más cerca posible”, ya que muchas personas, por su anatomía, flexibilidad o condición física, se quedarán a medio camino. Normal.

Si pretendemos hacer tal cosa, lo que estaremos consiguiendo es forzar una flexión de rodilla, y en cuerpos occidentales, por estructura ósea y desarrollo muscular, lo normal será que el pie no quede ni tan siquiera cerca del glúteo.

Pretender forzar esta flexión es una aberración biomecánica, ya que cargaremos todas las fuerzas contra la rodilla, una articulación que ni está diseñada para tal fin, ni es muy resistente. Eso es muy peligroso.

Lo que buscamos, es una extensión de cadera.

Por lo tanto, quien ata no debe fijar su atención en el pie, la rodilla o el trasero de la persona atada. Debe centrase en mover la cadera desde la tibia (aplicando la técnica de agarre exactamente igual que hacemos en el antebrazo cuando llevamos un brazo atrás) y hacerlo por medio de un movimiento circular.

Este movimiento circular ha de formar un arco desde el pie hasta el glúteo, y a medida que se va recorriendo dicho arco debe ir “abriéndose” la cadera.

No se trata de cuan cerca del glúteo llega el pie, sino de cuanto se abre la cadera.

Atención: algunas personas pueden tener la musculatura de la zona pélvica agarrotada, costará mas hacer el movimiento. Paso a paso y sin forzar. Y en estos casos, aplicar la técnica con el cuerpo en caliente.

Al igual que sucede cuando llevamos un brazo atrás, con el futumomo buscamos construir una restricción anatómica en la pierna. Para ello son necesarias tanto una posición de balance, como la activación muscular en la persona atada.

No hacerlo supondrá que el cuerpo atado no tenga tensión alguna, con lo que la comunicación y la estimulación se complican o desaparecen de la escena, al tiempo que si que obtendremos la "postura" buscada, pero será a costa de crear compensaciones y que las fuerzas generadas se concentren en los puntos débiles de la anatomía de la persona atada (rodilla, lumbares, ...).

Para construir un futumomo necesitamos partir de una pelvis en posición neutra.

Malos hábitos posturales en la persona atada, unidos a poca atención o habilidad de la persona que ata desembocan en construcciones de futumomo en los que la pelvis está totalmente volcada hacia un lado, la espalda curva, los hombros caídos y los brazos se ocupan de mantener el equilibrio.

Desde el punto de vista anatómico es contraproducente, estéticamente es feo, ya que rompe las líneas naturales del cuerpo, y técnicamente es vergonzoso.

En shibari erótico, el futumomo ha de cumplir una doble función

La primera es restrictiva, es obvia, una pierna totalmente inmovilizada es una restricción notable.

La segunda función del futumomo es la estimulación. Esta forma genera estimulación indirecta, especialmente en genitales internos, pero también en genitales externos.

Importante: se trata de una estimulación indirecta, por presión de los propios músculos sobre el suelo pélvico y el efecto estimulador que este causa en los genitales.

Nota: Es frecuente ver el uso de esta forma aplicada a ambas piernas para mantener a la persona atada y de esa forma exponer explícitamente sus genitales. Bien, este es un recurso narrativo propio del porno, en el que se busca precisamente mostrar los genitales de forma detallada. En la realidad, y en cuerpos femeninos, la posición de "piernas abiertas" que se consigue con dos futumomo es una postura de "expulsión", la misma que en el parto. Y no es estimulante, mas bien todo lo contrario.

Una vez apliquemos las cuerdas, el futumomo tiene una característica muy interesante, y es que al forzar la irrigación capilar en las piernas, especialmente en el muslo, aumenta extremadamente la sensibilidad en la zona.

Lo que en cuerpos masculinos, que por tener genitales externos reciben una menor estimulación indirecta en ellos, será un recurso interesante.

Debe explorarse en cada situación, ya que la reacción de cada persona será diferente.

Pequeños estímulos como caricias, pellizcos o unas gotas de cera, se van a ver amplificadas. Al mismo tiempo que impactos grandes o estímulos fuertes, pueden resultar excesivos o incluso dolorosos

Esta forma combina dureza anatómica, porque mantener la activación en esta postura es duro, con una estimulación sutil y una sensibilización que aumenta progresivamente, aportando una amplia gama de sensaciones muy interesantes.

Veamos ahora cómo aplicar las cuerdas en esta forma

Para empezar un par de consejos, evita las líneas paralelas, y por supuesto nunca pases la cuerda “por dentro” de la pierna haciendo un kanuki o seguro.

Las cuerdas paralelas no son apreciadas en la estética japonesa, y anatómicamente tenderán a romper el esfuerzo muscular, que parte en espiral desde el glúteo hasta el arco del pie, descendiendo en zigzag por la pierna.

Lo mismo puede decirse de los kanukis o seguros en esta figura. Aquí no vamos a suspender, no vamos a colgar desde el futumomo.

Buscamos estimulación y restricción. Una cuerda entre los gemelos y el muslo acabará interfiriendo con la activación muscular requerida para obtener la máxima eficiencia de la forma.

El futumomo es una figura en la que hay que apretar las cuerdas. Mucho, pero de una manera concreta.

Apretaremos sobre la “parte musculo”, es decir, sobre el muslo, y pasaremos la cuerda con más suavidad sobre la “parte hueso”, la espinilla.

Por la espinilla discurre un nervio cuya principal función es darnos una señal dolorosa para proteger la pierna de posibles lesiones o fracturas. Por lo que si presionamos las cuerdas contra la espinilla la sensación de dolor está garantizada.

Recordad, en presencia de dolor la musculatura se desactiva, y esta es una forma que requiere de gran activación muscular.

Si queremos incluir el dolor en el juego, quizás esta no sea la figura más apropiada. Para que no pierda sentido, y mantener su eficacia deberíamos buscar el dolor en la respuesta neurológica y no en la presión ejercida con la cuerda. La gestión del dolor se lleva a cabo en el cerebro, no en las terminaciones nerviosas.

Apretar las cuerdas no es por la "sensación" o "estimulación", sino para contener el gran conjunto muscular que estamos manejando, para darle soporte y ayudar a mantener la restricción anatómica, por lo tanto, a mayor musculatura, mayor presión podemos ejercer.

Si no atamos con la presión adecuada la restricción se liberará y la figura sera como mínimo ineficaz y posiblemente peligrosa.

La dirección de giro con que "envolvemos" la pierna es clave.

Recordad que estamos haciendo una extensión de cadera, por lo que si giramos de adentro hacia afuera será mas eficiente que si lo hacemos al revés. Con este giro ayudamos al movimiento al desplazar la fascia a favor de nuestros intereses.

Podemos optar por múltiples formas de atar el futumomo, envolviendo de forma mas o menos paralela para luego unir las líneas en el pliegue de la pierna con un bloqueo, partir de un nudo de alondra y recorrer la pierna en zigzag invirtiendo direcciónes con contra-tensiones (nuevamente, sobre el pliegue), o aquellas variables que mejor encajen con vuestros gustos, preferencias y habilidades.

Análisis biomecánico del futumomo

Es clave entender cómo manejar la anatomía de la persona atada a la hora de construir un futumomo en shibari erótico, por lo que vamos a analizarlo desde el punto de vista de la biomecánica. Utilizaremos terminología lo mas precisa pero accesible posible.

Primero es necesario conocer algunos conceptos sencillos relacionados con la biomecánica de la pelvis y la cadera.

La pelvis es nuestro centro de gravedad, a la vez que nos ofrece una gran movilidad desde la articulación de la cadera, que es la zona en la que se inserta el hueso del fémur en el coxal.

Debido a esto, nuestro cuerpo cuenta con toda una serie de músculos flexores, extensores, aductores y abductores que, por un lado, nos van a permitir ejecutar todos esos movimientos, a la vez que van a estabilizar la pelvis para que mantengamos el balance y el reparto de pesos se efectúe de la manera más óptima posible.

Sin embargo, nuestros hábitos posturales del día a día no suelen reforzar nuestro diseño biomecánico y, en muchas ocasiones, realizamos movimientos sin que los estabilizadores participen de forma activa y utilizamos compensaciones para llevarlos a cabo.

Esto implica que las conexiones neuronales que se encargan de estos movimientos están debilitadas y, muchas veces, nuestro cuerpo no tenga muy claro qué tiene que hacer ante ciertas demandas.

No siempre se trata de que los músculos en sí estén o no fortalecidos, sino que es el mapa cerebral el que está fallando.

Por ejemplo, si nos pasamos mucho tiempo sentados en sillas, vamos a estar reforzando una posición en la que los flexores de cadera (sobre todo quádriceps, psoas e iliopsoas) están contraídos mientras que el tren posterior (glúteos e isquiotibiales) está extendido pero desactivado, ya que no necesita soportar nuestro peso. De eso se encarga la silla.

Movimiento Circular

En términos generales, este tipo de movimientos consisten en estirar un poco para crear espacio, mover, estirar un poco, mover, estirar un poco, mover, con fluidez y siguiendo un círculo hasta que llegamos a la posición deseada.

De esta forma, estamos dando tiempo al cuerpo para que entienda lo que le pedimos y vaya iniciando los movimientos que le estamos demandando, por lo que irá activando la musculatura acorde con ello.

Si por el contrario, nos apresuramos y simplemente llevamos una parte del cuerpo hacia otra de modo lineal, el cuerpo nos va a dar el movimiento pero va a utilizar la estructura más débil para ello, ya que entiende que los músculos no son necesarios porque me están moviendo, y bajo esas condiciones la solución más sencilla es permitirlo usando dicha estructura.

Haciendo esto, con el tiempo, estamos potenciando las debilidades de nuestro cuerpo y, con ello aumentamos el riesgo de lesión dentro y fuera de la sesión de shibari.

En lo que se refiere al futumomo, el problema surge porque nos tomamos su nombre al pie de la letra. Esto se traduce en que solemos llevar el pie al glúteo, juntando una parte del cuerpo con la otra.

Manteniendo la cadera en flexión con la configuración muscular que acabamos de explicar hace muy poco probable que los glúteos e isquiotibiales se activen por sí solos ante la demanda que le pedimos al cuerpo.

Además, debido a la forma en la que hemos llevado el pie hacia el glúteo, suele ocurrir que parte de la amplitud de movimiento nos la dé la articulación de la rodilla, ya que estamos girando sobre ella. Esto entraña varios problemas.

Los músculos más potentes para soportar fuerzas y pesos se encuentran desactivados. Así, si movemos a la persona, o la colocamos en una posición en la que esa pierna tenga que soportar pesos; el cuerpo va a responder con compensaciones para darnos ese movimiento que le pedimos.

Es probable que estructuras que no han sido diseñadas para ese trabajo acaben soportando esas fuerzas, lo que aumenta el riesgo de lesión. En este caso, es frecuente que la pelvis no se encuentre en una posición estable, lo que dificulta aún más el reparto óptimo de pesos.

Por otro lado, al llevar el pie al glúteo mientras los flexores de la cadera se encuentran en contracción, estamos sometiendo a la articulación de la rodilla a dos fuerzas opuestas que la separan.

Los cuádriceps van a tratar de llevarla al pecho, mientras que nosotros intentamos que vaya hacia atrás; desestabilizando la articulación y poniendo en riesgo de lesión los tendones, ligamentos y demás estructuras pasivas que la conforman y mantienen su integridad al estar estirándolas demasiado.

Es importante vigilar cualquier sensación de carga o dolor que ocurra en la rodilla cuándo hacemos un futumomo, porque podría estar avisándonos de que estamos cometiendo algún error y se encuentra comprometida.

Por el contrario, si a la hora de realizar un futumomo tenemos activa la configuración muscular correcta que estabiliza la pelvis y nos permite los movimientos de la cadera, es más sencillo que ese movimiento venga del lugar adecuado, ya que nuestro cerebro va a reconocer ese patrón como el óptimo para la tarea que le estamos pidiendo.

Paso a paso

Para practicar la forma, empezaremos con la persona atada sentada en el suelo en posición de balance. La persona que ata debería estar a un lado, en previsión del manejo de cuerpo que tenga que hacer, y por supuesto, en posición de balance que le permita activar su core para gestionar el movimiento.

Es responsabilidad de la persona que ata colocar correctamente el cuerpo de la persona atada, por lo que si está no se encuentra en una posición de balance, debemos llevarla a ella.

En práctica podemos hacerlo de forma dialogada y participativa, esto nos ayudará a ambos a conocer mejor el funcionamiento de nuestros cuerpos. En juego lo apropiado es incluir estas correcciones en el propio juego, sin que "se note" que estamos corrigiendo la postura. Que se integre.

Para no complicarnos mas adelante, hagamos un hon musubi sobre un tobillo, cuatro dedos por encima del tobillo. Que no esté apretado, y como su propósito es simplemente fijar la cuerda, podemos dar una única vuelta de cuerda. Y nos olvidamos de la cuerda.

Aplicamos la técnica de agarre sobre la tibia, la altura dependerá de cada pierna en particular, práctica, intuición y error es el camino para aprender estas cosas.

La persona que ata puede visualizar un triángulo entre el punto de agarre, la articulación del hombro de ese brazo, y el punto de destino deseado, el glúteo.

Nota: llegados a este punto, quienes atan deberían darse cuenta de que no se forma el mismo triángulo si utilizamos un brazo o el otro y que el lugar en el que se colocaron inicialmente, quizás no sea el optimo para el siguiente paso. No pasa nada, probar y corregir. Así se aprende.

Pero si hay que corregir, no hagáis un cambio de posición y retoméis donde lo dejasteis, volver a empezar desde el principio.

Una vez visualizado el triángulo, visualizad un arco que una los vértices que forma el cuerpo de la persona atada, y cuyo centro sea vuestro hombro.

Comenzamos el movimiento circular siguiendo lentamente ese arco, llevamos el pie en dirección al el glúteo. De esta forma, estamos realizando una extensión de la cadera y no de rodilla.

Tenemos que fijarnos en todo momento en que el movimiento venga de la cadera y no de otra parte del cuerpo.

El punto a dónde llegue el pie va a depender de la movilidad de cada persoEXTENSIONna, y en algunas no va a ser posible que ambas partes del cuerpo se toquen.

Esto no supone mayor problema siempre y cuándo hayamos efectuado el movimiento de manera correcta, con los glúteos e isquiotibiales activos, ya que lo que buscamos es, precisamente, esa intensa activación muscular.

Pequeño truco para la persona que ata: antes de empezar a atar, bloquea la extensión de la persona atada utilizando una de tus piernas como tope, impidiendo que “vuelva atrás”.

Ahora es el momento de comenzar a atar. Tomamos la cuerda y la pasamos por debajo de la pierna, envolviendo el muslo y presionado intensamente contra él cuando la tenemos nuevamente frente a nosotros.

Nuevo truco de viejo atador: pasar la cuerda bajo la pierna puede resultar complicado, ya que entre la pierna y el suelo no queda espacio libre. Bien, puedes crear ese espacio libre levantando la pierna de la persona atada y apoyándola en la pierna que estabas usando de tope.

La primera vuelta de cuerda es aconsejable que esté lo más próxima posible al pliegue del muslo con la cadera, casi sobre los tendones, y desde ahí iremos envolviendo hacia la rodilla.

Siempre apretando en muslo, nunca en espinilla. El pliegue de la pierna más cercano a la persona que ata será el punto donde manejaremos, haremos contratensiones (si las empleamos) o cerraremos la atadura al finalizarla.

Si vamos a formas puristas del Yagami Ryu, no se deben hacer bloqueos, ni nudos, ni nada que obstruya la dinámica de la cuerda en toda la figura, y la colocaremos evitando crear líneas paralelas. De esta forma mejora la gestión de la activación muscular y la tensión en cuerpo y cuerda.

No llevemos la envoltura demasiado cerca de la rodilla, una vez salimos de la gran masa muscular del muslo no es tan eficiente, y dependiendo de la anatomía de la persona atada, las cuerdas próximas a la rodilla pueden llegar a deslizarse, “saliéndose” de la pierna y desarmando la atadura.

El cierre de la atadura lo ejecutamos sobre el pliegue de la pierna más próximo a nosotros. Un buen sistema es juntar todas las líneas, llevándolas a un punto central. El propósito es aumentar la tensión de cada una de esas líneas, por lo que el orden en que lo hagamos es importante.

Apoyemos la cuerda en la primera línea, y traigamos hacia ella la última, y así línea a línea, la segunda con la penúltima, etc. para acabar uniéndolas todas en un único punto, si es posible. Si no lo fuese, podemos unirlas dos a dos, pero en el orden indicado.

Para finalizar, cerramos la cuerda con un nudo simple, una lazada, o enganchándola en alguna de las vueltas que más tensión retengan.

Si nos sobra cuerda suficiente, podemos aprovechar para hacer un estribo que recoja el arco del pie. No es de gusto de todo el mundo, pero estimular de esta forma el pie puede ser gratificante para muchas personas.



Sobre la posición del pie

Las fotos posadas siempre nos mostrará el pie en puntas. Bueno, técnicamente, está probado que el pie en flexión (plano) lleva más estimulación al suelo pélvico que el pie en puntas.

En caso de calambres musculares durante el futumomo, cambiar la postura del pie puede ayudar. El pie en flexión hace que se extiendan levemente los gemelos y se libere tensión de los isquiotibiales.

Consejos para la persona atada

No debes notar carga o tensión alguna en tu rodilla. Recuerda que el movimiento viene de una extensión de cadera, no de una flexión de rodilla.

Cuando te estén atando, al notar la presión de la cuerda contra tu musculatura, "empuja" con la pelvis (desde el hueso pélvico) en dirección opuesta a la que tira cuerda. De esta forma, reteniendo, ayudarás a tu cuerpo con la extensión de cadera y esta será mayor.

Si no retienes, la tendencia natural de tu pelvis será seguir la dirección en que tira la cuerda, pasando de extensión a flexión, visualmente, la rodilla estará o tenderá a estar mas adelantada que la cadera.

Consejos para la persona que ata

Comprueba que construyes la forma con el cuerpo de la persona atada en balance. La eficacia de la técnica depende en gran medida de la estabilidad pélvica de la persona atada.

Aprieta la atadura. Esta forma es mucho mas cómoda, segura y eficiente si esta bien apretada. Recuerda se aprieta contra músculo, nunca contra la espinilla.

Puede parecer obvio pero, no pierdas la tensión de la cuerda en ningún momento.

Recuerda que es una EXTENSIÓN de cadera. Puedes tomar como referencia la línea rodilla-cadera de la persona atada, en la que la rodilla debe quedar mas atrasada que al cadera.