Empezamos el curso sentando las bases de la formación, estableciendo y definiendo una serie de conceptos, hechos y términos que quizá ya conozcas, aunque es muy probable que les otorgues un significado distinto al que tienen en el contexto del shibari erótico.
Estos conceptos serán el punto de partida sobre el que establecer el plan de estudio que te proponemos para que puedas aprender de forma estructurada y con fundamentos el estilo de shibari del Yagami Ryu.
Por su origen japonés, y siendo esta una cultura que difiere profundamente de la nuestra y, en ocasiones, difícil de entender desde una óptica contemporánea, lo primero que debemos conocer es el sustrato sociocultural subyacente en la sociedad que dio lugar a esta forma de expresión erótica.
Aproximación a los hechos y peculiaridades del acervo e identidad japonesa que, a lo largo de la historia, fueron conformando las características que definen y diferencian el shibari, convirtiéndolo en algo tan único y distintivo.
Aunque este curso gira en torno al shibari erótico, y no vamos a profundizar en sus aspectos artísticos, es importante que tengamos ciertas nociones sobre los conceptos estéticos. Lo que la cultura japonesa entiende por bello, y cuál es la diferencia con la forma en que en occidente (y aquí peco de europeo) entendemos los mismos conceptos.
En Japón se rigen por el calendario gregoriano, el mismo que nosotros, pero para nombrar las fechas recurren al sistema de eras vinculadas al reinado de sus emperadores. A este sistema de eras se le conoce como Nengō (年号) una división histórica útil para entender la evolución técnica y conceptual del shibari.
Historia del shibari sin mitos. Parte 1: Orígenes y aún antes.
Historia del shibari sin mitos. Parte 2: Evolución y difusión del shibari
Historia del shibari sin mitos. Parte 3: Análisis sobre el shibari en nuestros días.
Este curso se centra en el shibari erótico, por lo que es relevante definir este concepto y aclarar algunas ideas relacionadas.
En esta clase, conoceremos por qué las emociones son clave en el shibari y cómo afectan la experiencia. Analizaremos desde la neurociencia y la psicología cómo funcionamos emocionalmente, para una práctica segura y enriquecedora del shibari.
Conceptos clave en la gestión emocional para asegurar una experiencia erótica segura y satisfactoria del shibari.
En esta clase explicamos cómo gestionar las emociones para una experiencia segura y gratificante en el shibari, cuidando del bienestar y satisfacción de ambos participantes.
Si bien es algo que teóricamente practicamos a diario, con frecuencia se confunde el acto de comunicarnos con el de hablar y decir cosas.
Dentro de los principios rectores que dan forma a los estilos de shibari, la intención es uno de los más importantes, ya que determina tanto la forma en que afrontamos la interacción como la valoración que hacemos de ella una vez finalizada.
La aplicación de la anatomía al shibari, pasa por cómo podemos utilizarla a nuestro favor para mejorar la vivencia y reducir el riesgo de lesiones durante la práctica.
Para practicar shibari con seguridad, es necesario comprender el cuerpo y su funcionamiento. Esta clase aborda el enfoque biomecánico, adaptando las técnicas de shibari a las condiciones únicas de cada cuerpo.
El primer «fundamento» o «técnica base» sobre el que vamos a trabajar es la postura del cuerpo.
El shibari del Yagami Ryu es un estilo activo, en el que ambas partes participan y están presentes durante toda la sesión.
Uso de las formas geométricas para ilustrar conceptos de movimiento, estado e instante que utilizaremos en la gestión de nuestras sesiones.
Con frecuencia, en artes marciales se recurre a formas geométricas para visualizar conceptos ligados a movimiento, estado e instante.
Empleando este esquema, podemos comenzar con el punto y la línea como representación del instante y el estado.
La confluencia de líneas genera ángulos y sus correspondientes formas geométricas, y cuando se les agrega volumen se convierten en cuerpos sólidos tridimensionales. Con lo que ya tenemos una representación gráfica del movimiento.
Para algunas personas esta es una forma práctica para visualizar las posiciones, movimientos, fuerzas y anticipar los resultados de combinarlo todo. Pero si no es tu caso, no te preocupes, tampoco es un requisito.
Estamos acostumbrados a ver en fotografías que las cuerdas forman geometrías perfectas, pero las fotografías son ficción. Debemos tener en cuenta un detalle muy importante: la naturaleza no es simétrica.
La simetría no está presente en nuestra naturaleza. Nuestro corazón está situado a la izquierda; siempre tendremos un brazo más musculado y un lado del cuerpo más desarrollado, y esto repercutirá en las ataduras.
No persigas la simetría, es irreal y artificial. La belleza natural del cuerpo humano en shibari se mostrará cuando la atadura se adapte al cuerpo, y este tienda a su posición anatómica natural y neutra.
Los patrones simétricos también forman parte de la estética japonesa. Véase, por ejemplo, el origami, con sus figuras creadas a partir de papeles doblados y plegados geométricamente.
Sin embargo, cabe matizar que, en el caso del origami, lo que se hace es una abstracción de la naturaleza. El espectador recrea en su mente la imagen sugerida por el artesano, aportando aquello que, en sus esquemas mentales, conforma esa imagen. Por ejemplo, ante un papel plegado en forma de garza, cada uno de nosotros representará en su mente su garza idealizada. Pero todas las garzas representadas son idénticas.
En cambio, si tomamos otra técnica japonesa, como el proceso de crear un bonsái, comprobaremos que la simetría no solo está ausente, sino que se evita deliberadamente. No hay dos bonsai iguales.
En este caso, el artesano replica una escena de la naturaleza, pero lo hace de forma explícita, facilitando al espectador todo lujo de detalles y matices para que la representación que cada uno haga en su mente sea precisa. Sin embargo, lo que variará de un espectador a otro al contemplar el bonsái será la emoción que lo embargue en ese instante.
En este sentido, este estilo de shibari está más cercano al bonsái que al origami. Buscamos la esencia natural de cada persona en cada instante, y cada individuo obtiene su propia vivencia emocional.
Al igual que un tornillo que en una dirección aprieta y en otra afloja, la energía, el balance, y el equilibrio de un cuerpo también tienen dirección.
Si giramos hacia un lado la energía se contrae, si giramos hacia el lado opuesto la energía se expande. Esto no es otra cosa que la aplicación de las fuerzas centrífuga y centrípeta.
Quizás este sea el motivo por el que muchos atadores, especialmente japoneses, construyen sus ataduras de izquierda a derecha.
Nota: En cuanto a la dirección del atado (izquierda-derecha o derecha-izquierda), no existe una razón técnica de peso que favorezca una dirección sobre la otra.
Algunos argumentos comunes sostienen que muchos japoneses son zurdos o que la sangre circula en nuestro cuerpo de izquierda a derecha. Sin embargo, no hay ninguna norma establecida respecto a la dirección del giro.
Por lo que, al igual que cualquier otro aspecto del sekibaku, debemos prestar atención a las peculiaridades de cada individuo.
Quien ata, debe probar y verificar si hay diferencias a la hora de componer una restricción, si empieza por el brazo izquierdo o el derecho de la persona atada.
Factores como ser zurdos o diestros, tener un lado del cuerpo más desarrollado que el otro, o lesiones pasadas van a determinar qué opción es mejor en cada caso.
La persona atada debe escuchar a su cuerpo y ver si le es más cómodo, y al mismo tiempo es más eficiente atar en una dirección o en otra. Prueba y valoración, ensayo y error.
Cuando hablamos de la dirección de giro de la cuerda en una atadura específica, por ejemplo un single column en una pierna, la decisión de sí hacerlo con giro en una dirección o en otra (izquierda/derecha/dentro/fuera) debemos basarla únicamente en el movimiento que le vamos a pedir a continuación a esta extremidad.
A modo de ejemplo: un single column en el muslo para elevar la pierna.
Si al atar el giro de la cuerda es desde la parte exterior de la pierna hacia la interior, le estaremos diciendo al cerebro que esa será la dirección de movimiento.
Ahora elevamos la pierna e intentamos abrir la cadera. Habrá resistencia, ya que primero le dijimos «vamos a ir hacia dentro» y luego le pedimos el movimiento contrario. Estamos dando información contradictoria.
En este caso, atar pasando la cuerda desde el interior de la pierna hacia su exterior, será mucho más eficiente, puesto que toda la información es coherente.
Con todo lo anterior en mente, lo normal será que las ataduras no sean simétricas, el cuerpo no lo es, la naturaleza no lo es.
El precepto estético de la simetría es una característica de la cultura occidental, el shibari se basa en técnicas e ideas propias de la cultura japonesa.
Estas tres formas geométricas sintetizan la base de la técnica anatómica en el Yagami Ryu.
La figura del cuadrado representa el balance, la estabilidad y la solidez. Es la base de la que partimos, y a la que nos hemos referido como shisei (姿勢).
En el plano emocional es la contención y el control, representa un estado que tiende a perdurar.
Pero también la capacidad de adaptarse a las diferentes circunstancias y situaciones partiendo de la base sólida que nos ofrecen nuestros conocimientos, habilidades y capacidades.
Si visualizas un cuadrado, o mejor aún, un cubo, podrás apreciar cómo es una figura geométrica que tiende a mantener su posición, no se moverá fácilmente, su propia geometría se lo impide. Todos sus lados son iguales, todos sus ángulos son iguales.
Aplicado al shibari tendremos que el cuadrado es una posición de balance y equilibro, inmóvil, estable y con resistencia al cambio. En general, una persona en posición de balance, o anatómicamente neutra, sentada en seiza, con una restricción aplicada con los brazos atrás en posición de «caja» o takate kote define perfectamente el concepto “cuadrado”.
sin “cuadrado”, no es posible el control que se requiere para gestionar una sesión de forma adaptativa.
Cuando apliquemos movimiento, el cuadrado también nos ayudará a manejar la fuerza de la gravedad (Tenchi 天地) para llevarla al suelo y retomarla en nuestro favor.
Pero ojo, cuando hablamos de "formas de cuadrado", es metafóricamente, nada que ver con las "box-tie", o con que el cuerpo adopte una figura que recuerde a esta postura geomética.
En shibari el triángulo es clave y da nombre a numerosas técnicas (sankaku).
Ya hemos visto en este curso, que los estados se componen de instantes, y que son esos instantes lo que vamos a aprovechar para gestionar la sesión. De la misma forma, un cuadrado puede descomponerse en triángulos.
El triángulo simboliza la intención que nos guía en la toma de decisiones. Es la geometría que permite a la persona que ata emplear la energía de la persona atada para gestionar su cuerpo y su deseo.
Representa estabilidad, pero también la posibilidad de movernos en todas las direcciones, sea linealmente (adelante y atrás), como en espiral rotando sobre cualquiera de sus vértices.
La restricción anatómica se construye a partir de triángulos. Empleando esta figura geométrica para romper el balance de la persona atada.
Si visualizas un triángulo (o una pirámide) es fácil apreciar que puede rotarse con facilidad sobre uno de sus ángulos/vértices, y puede hacerlo en todos los planos con movimientos circulares.
Un triángulo está compuesto por tres vértices. Vértices que llevados al cuerpo serán pies, cadera y hombros principalmente.
Pregunta: ¿Qué tipo de articulaciones son pies, cadera y hombros? ¿Estables o móviles?
Si al triángulo le añadimos volumen, tendremos el movimiento hasta en ocho posibles direcciones.
Cuando aplicamos energía por medio de las líneas de cuerda lo hacemos en ángulos, creando triángulos o vectores que implican dirección e intensidad.
El triángulo nos permite desestabilizar al cuadrado. No en el sentido de «derribarlo», sino en el de cambiarlo.
En el discurso místico japonés, la forma de triángulo se asocia con el fluir del agua en un arroyo. Quedemos con el concepto base de esta idea. El agua es imparable, y siempre encontrará el camino que menos resistencia le oponga.
Para una mejor comprensión del concepto «triángulo» puedes hacer una visualización de la escena en clave “mística” interpretando las líneas como flujos de energía y aplicando las normas que rigen su fluir.
O si eres una persona más apegada a la ciencia, puedes visualizar la misma escena desde la óptica de las leyes de la física y la trigonometría, interpretando las líneas como vectores.
Este es el motivo por el que se deben evitar las líneas paralelas, especialmente si son "líneas de vida" (las que parten de un punto de anclaje superior).
Estéticamente (desde el punto de vista japonés) son horribles. Pero técnicamente no solamente no aportan, sino que restan, ya que distribuyen las fuerzas y energías de forma estable, plana, aburrida. Lo que impide que se pueda progresar en el esquema del deseo.
El triángulo en sí mismo es fuerte. Distribuye de forma eficiente las fuerzas, por eso se emplea como estructura en la construcción, y por eso lo usaremos como base para crear restricciones.
Una de las características físicas de la forma geométrica del triángulo, es que la fuerza aplicada a esta forma se distribuye uniformemente por toda su estructura. Algo muy interesante a la hora de crear una restricción anatómica.
Otra característica que hacen ventajosa esta forma en su uso como base de la restricción es que las fuerzas “encapsuladas” en ese triángulo son autónomas del resto de cuerpo, y suman cero.
Es decir, si mediante un agarre (Kote Tori 小手取) generemos un triángulo brazo-hombro entre la persona que ata y la persona atada, toda la fuerza que la persona atada ejerza como respuesta, será compensada por la propia forma geométrica, sin que la persona que ata tenga que aplicar fuerza alguna, solamente mantener su balance.
Y así el “cuadrado” (core) de la persona que ata lleva al suelo la fuerza ejercida por la persona atada y transmitida por el triángulo que forman los brazos y hombros de ambos. Recogiendo nuevamente esta energía del suelo para emplearla en el siguiente movimiento.
Debemos acostumbrarnos a ver triángulos en el cuerpo, y a formar triángulos entre el cuerpo de la persona que ata y el de la persona atada.
Por ese motivo, quien ata no se coloca nunca frontalmente a la persona atada. Siempre es bueno estar a un lado, a 45 grados.
No siempre harán falta tres “líneas” para crear un triángulo, entendiendo por “línea” extremidad o parte del cuerpo. También podemos emplear vectores de fuerza o movimiento para completar uno de los lados del triángulo.
Importante, NO emplear la fuerza, no obligar a la persona atada a formar parte del triángulo. Cuanto más fluida, suave y sugerente sea la construcción de estas formas, tanto más eficientes serán. Especialmente en el juego erótico.
Un primer paso en el estudio de estas formas es visualizarlas. Aprender a ver, y crearlas con los cuerpos de ambos. Sin más. Primero ver, luego generar, y finalmente mover.
La forma geométrica del círculo representa la forma en que llevamos a cabo los movimientos, tanto los que hacemos con la cuerda como a la hora de mover el cuerpo de la persona atada, y por supuesto los movimientos de la persona que ata.
Durante todos estos años de enseñanza, una constante en los estudiantes es su empecinamiento en ejecutar movimientos lineales y rígidos.
Eso es un error, los movimientos circulares y fluidos son mucho más eficientes al aprovechar la inercia y la pérdida de balance para iniciar el movimiento y generar vectores de movimiento.
El círculo es el símbolo de la conexión entre los partícipes, el maai que convierte la sucesión de instantes en una ilusión de estado.
El movimiento en shibari es circular. A partir de un triángulo creamos una rotación sobre uno de sus vértices. Para visualizar esto, imagina una escuadra o cartabón. Si mantienes uno de los vértices fijo y lo rotas alrededor de ese vértice, el movimiento será estable, sin excentricidad y fluido.
Al igual que cuando visualizamos el movimiento del triángulo, con los movimientos circulares debemos pensar en tres dimensiones, es como si tomásemos un triángulo, y lo rotásemos hasta formar una esfera con él.
El movimiento circular es fluido, suave, carece de aristas o interrupciones.
Lo mismo sucede cuando se gestiona a una persona atada. Debemos identificar los vértices del triángulo a emplear para generar un movimiento fluido que mantenga el balance.
Desde el punto de vista anatómico, prestemos especial atención a los movimientos que involucran los hombros y la cadera.
Estas son dos articulaciones "de bola", es decir, aquellas en las que la parte móvil es una superficie esférica: las cabezas del húmero en un caso y del fémur en el otro.
En estos casos, es importante tener en cuenta que la "bola" del hueso debe rotar dentro de la articulación, y no deslizarse.
Podéis visualizarlo fácilmente si tomáis una pelota (o cualquier objeto esférico, no importa cuál), la sujetáis firmemente y la desplazáis sobre una superficie, como el suelo o una mesa. El movimiento será brusco y áspero.
Ahora soltadla y dadle un simple empujón: rodará de forma suave y sin sobresaltos.
Ojo, no todos los movimientos son "círculos", algunos son "angulares", por ejemplo el paso de cuerda al hacer un kanukishibari. Pero eso lo veremos en la lección correspondiente.
Un detalle sobre el significado que se le da a la palabra "circulo". Cuando hablamos de círculo nos referimos a un movimiento (o forma) con principio y fin. Como el caso del Enso zen (円(相). En concreto, Yagami Ren utiliza la palabra "maru" (まる), un término empleado, por ejemplo, en el nombre de los barcos japoneses con el significado de "volver a casa".
En el plano erótico, círculo es la forma en que cada una de las técnicas aplicadas lleva a la persona atada nuevamente al punto de partida dentro del esquema del deseo.
Estas tres figuras deben tomarse como ayudas para visualizar las técnicas cuando practicamos, y no deben entenderse como figuras estáticas, ni tampoco como formas planas, sino que deben dotarse de movimiento y volumen, ya que, como cuerpos, nos movemos en un espacio tridimensional.
Visualizar todas estas abstracciones geométricas, y aplicarlas al cuerpo, su postura y movimiento puede ser complejo y requiere de práctica, pero es fundamental para un shibari fluido y eficiente.
Puede parecer confuso al principio, pero si seguimos los siguientes pasos podemos progresar en la comprensión y manejo de estas técnicas:
En esta clase, aprenderás a identificar y prevenir riesgos anatómicos en la práctica del shibari con el fin de evitar lesiones y obtener una experiencia segura y placentera.
Una de las áreas de estudio del Yagami Ryu es Nawasuji (縄筋), bajo este concepto, se agrupan las técnicas específicas de cuerda, centradas en lograr un manejo eficaz y fluido.
Manejar la cuerda implica utilizarla como herramienta para conseguir algo en la sesión, no es un capricho ni un recurso escénico para diferenciarse de otros, es una técnica específica que busca un resultado concreto.
¿Qué medidas? ¿Qué tipo de cuerda? ¿Cuántas cuerdas? Son las preguntas frecuentes en estos casos. Vamos a dedicar un tiempo a conocer, y también desmitificar, el elemento más icónico del bondage japonés.
Bajo la denominación Yagami Ryu se agrupan las escuelas, instructores y alumnos que estudian el estilo de shibari de Yagami Ren (sekibaku).
Sekibaku es el término por el que se conoce el estilo de shibari del Yagami Ryu.
Artículo dedicado a explicar el concepto de "amenza" en el sekibaku, y la forma única que este estilo tiene de abordar las facetas mas duras del shibari.
Artículo sobre comunicación en el shibari desde punto de vista de Yagami Ren
Para progresar con tu técnica y sentirte mejor cada vez con el shibari necesitarás practicar las habilidades manuales, pero también comprender los conceptos en los que se basan.
En el primer nivel, se estudian 5 técnicas en cada una de las tres áreas de estudio.
Seiza (正座) es la forma tradicional de sentarse en Japón que tanto nos llama la atención y tantos dolores de piernas causa cuando no se hace de la forma adecuada.
La cuerda es el elemento que más nos llama la atención cuando accedemos al shibari por primera vez. Las formas geométricas, su aplicación, o la mezcla de sofisticación erótica y sencillez natural que transmite nos cautivan.
Toshiyuki Suma (1920-1992), también conocido como Minomura Kou y Kita Reiko, fue un editor y artista visual japonés, pionero del kinbaku.
Escritor japonés, referencia fundamental en la historia y evolución del género SM japonés.
Bakushi japonés, nacido en 1930 y fallecido en 2013. Con una carrera profesional extendida a lo largo de casi 60 años, en los que fue parte del origen, desarrollo y difusión de lo que hoy entendemos como shibari kinbaku.
Osada Eikichi (長田英吉) nació en 1925 y fue a mediados de los años sesenta del Siglo XX cuando inició su actividad pública en la escena kinbaku organizando eventos junto a Tamai Keiyu (玉井敬友) y colaborando como escritor con Ito Seiyu (伊藤晴雨).
Akechi Denki (明智伝鬼) es sin ninguna duda uno de los grandes referentes del shibari kinbaku de todos los tiempos.
Miura Takumi fue uno de los atadores más relevantes de la era Heisei y uno de los más desconocidos fuera de Japón.
Este artículo sirve como homenaje y memoria a este atador, quien debería ser una referencia para todos, tanto por su técnica y trayectoria, como por su accesibilidad y sentido del humor.
Uno de los signos que nos indican que estamos en un cambio de ciclo en el shibari es el relevo generacional.
Randa Mai 乱田舞 quizás no sea un nombre muy popular entre quienes lleváis menos tiempo en el shibari. Pero para mí fue una figura clave en mis inicios. Influenciando notablemente mi forma de vivir, entender y practicar el shibari por aquel entonces (hace ya algo más de 20 años).
Atadora japonesa nacida en 1980 y residente en Nagoya.
Inició su andadura en el shibari a final de la década de los 90, tomando clases con Akechi Denki, continuando posteriormente su formación en el Ichinawa Kai de Hajime Kinoko, y especialmente con Kitagawa (喜多川), con quien descubrió su gusto por el semenawa.
La "Nueva Ley AV" (AV新法) japonesa entró en vigor el 1 de julio de 2023 y puso patas arriba toda la industria porno japonesa.
Cada vez que escucho referirse a la actividad de una persona como «artista en el shibari», me echo a temblar. Si ya es difícil ejecutar un buen shibari, o crear una pieza artística de calidad, cuando combinamos ambas cosas, las posibilidades de encontrarnos con algo patético son enormes.
A estas alturas, el nombre de Hajime Kinoko es de sobra conocido, incluso más allá de la escena shibari.