Conceptos clave en la gestión emocional para asegurar una experiencia erótica segura y satisfactoria del shibari.
Si hay algo que, en el lenguaje cotidiano, tiene mil y una interpretaciones y enfoques divergentes, es todo lo relacionado con la sexualidad.
Por eso, vamos a enumerar una serie de conceptos y sus definiciones, con el propósito de establecer una base general y tener certeza acerca de lo que estamos hablando en cada caso.
Sensualidad o Sensual
Si nos imaginamos la erótica como un color, con todos sus matices de tonalidad, la sensualidad sería el tono más claro.
Es lo que de alguna forma nos atrae y tiene ese toque de erotismo.
Nos ayuda a crear un contexto erótico en el que el deseo que experimentamos tiene una intensidad leve, sin ir más allá. Es el punto de partida inicial que nos permitirá que las cosas avancen.
Podemos considerar como sensualidad la conducta de la otra persona, lo que lleva puesto, su apariencia en ese momento, su olor, etc.
Si hablamos de shibari, aquí podemos incluir la forma de pasar la cuerda, de mover el cuerpo, la situación que se ha establecido entre ambas personas.
Las variables son numerosas, demasiadas para mencionarlas todas. Sin embargo, todas ellas comparten una peculiaridad: hacen referencia a cómo yo valoro algo de esa persona o situación, y me proporcionan información sobre características que pueden formar parte de mis esquemas eróticos.
Sexo y Sexual
Estos conceptos son demasiado extensos y complejos, y su definición y explicación supera la intención y capacidad de este curso.
Pero sí vamos a mencionar que, cuando durante las clases hablemos de sexo o sexual, no nos estamos limitando ni a los genitales, ni al coito, ni a cualquier otra práctica que se os pueda ocurrir. Eso es solo una porción de lo que estos conceptos incluyen.
Con sexo y sexual nos referimos principalmente a las prácticas que se realizan, y que forman parte de las manifestaciones eróticas de cada persona, y cada cual tendrá "las suyas", las que le gustan y le ponen.
Por eso no tendría sentido centrarnos en este aspecto, sería imposible enumerar un listado completo con todas las posibilidades y, habrá cosas que le gusten a unas personas y a otras no, por lo que no sería funcional.
En este curso, nos vamos a centrar en la vivencia.
Excitación
En términos generales, la excitación es una respuesta de nuestro cuerpo ante algo.
Ante cualquier evento que ocurre en nuestro entorno, interno o externo, nuestro cerebro redirige una cierta cantidad de energía para poder hacerle frente, antes incluso de que tengamos una interpretación de qué está pasando.
Esa energía extra es la excitación, que puede manifestarse de muchas formas e intensidades.
Un detalle interesante: lo que hace nuestro cerebro es incrementar la activación del sistema nervioso autónomo simpático.
Ahora, vamos a especificar un poco más para situarnos en el contexto erótico.
La excitación aquí se refiere a la respuesta de nuestro cuerpo cuando se genera una expectativa de recompensa en el plano erótico.
Esto implica una parte física, que incluye la respuesta genital, pero también reacciones en todo el cuerpo, como cambios en la musculatura, la respiración o la frecuencia cardíaca, entre otros cambios.
Además, cuenta con un componente mental, que nos permite interpretar esa respuesta corporal dentro del contexto erótico y no en otro.
Nuestro cuerpo puede tener muchas combinaciones de respuestas de excitación, por lo que para que estemos en el plano erótico, nuestro cerebro debe haberlo codificado previamente en ese contexto.
Esto no depende tanto de las prácticas en sí, sino de la interpretación que nuestro cerebro hace de la situación. Es indispensable que se generen expectativas de recompensa en el plano erótico a través de lo que estamos haciendo en ese momento.
A modo de ejemplo: Imagina que vas por la calle, alguien te mete dentro de un portal y te ata. Experimentarás excitación, ya que tu cerebro movilizará una gran cantidad de energía para afrontar esa situación. Sin embargo, no será erótica, porque en ese contexto no la interpretarás de esa manera; probablemente será una mezcla de miedo y rabia.
Por otro lado, si estás con una persona que te gusta y comenzáis a jugar con cuerdas y a ataros mutuamente, toda esa excitación que genera tu sistema nervioso la codificarás como erótica y la interpretarás como una respuesta a la interacción con esa persona que te atrae.
Basándonos en lo que hemos explicado hasta ahora, es fácil comprender por qué no existe una técnica universal que siempre provoque una reacción intensa en todas las ocasiones y con todas las personas. Las recomendaciones, manuales o consejos que prometen esto son engañosos y limitantes para la experiencia.
Sin embargo, sí existen diversas técnicas que nos permiten explorar y desarrollar nuestro shibari erótico, adaptándolo a nuestros gustos y a cómo nos sentimos en un momento dado, con el objetivo de que la interacción sea satisfactoria para todas las personas involucradas.
Es importante comprender que estas técnicas funcionan desencadenando una serie de reacciones en el cuerpo, es decir, provocan una respuesta de excitación.
Pero su efectividad dependerá de la erótica de las personas, es decir, de si generan deseo y lo incrementan a través de la codificación de las prácticas que están llevando a cabo como eróticas.
Tener esto en cuenta es fundamental, ya que ambas personas deben estar en el mismo contexto erótico.
De lo contrario, estaríamos abriendo la puerta a una serie de riesgos que van desde una experiencia insatisfactoria hasta situaciones de abuso.
Estimulación
A lo largo del curso, empelaremos el término "estimulación" para referirnos específicamente a las acciones, gestos o conductas de la persona que ata hacia la persona atada con el proposito de incrementar su excitación.
Kink
El shibari se sitúa dentro de lo que se suele denominar como eróticas no normativas, concretamente dentro del kink.
El término “normativo” se utiliza aquí para referirnos a aquello considerado como mayoritario, desde un punto de vista estadístico, dentro de una población concreta, en un momento determinado. Por lo tanto, no normativo indica que es algo minoritario.
No se trata de valoraciones morales sobre lo que está bien o está mal, sino de meras descripciones estadísticas.
Kink es un término paraguas que se utiliza para definir toda una serie de eróticas no normativas que cumplen con dos características:
En primer lugar, existe una asimetría entre las partes implicadas: esta puede ser de muchos tipos, en el caso concreto del shibari erótico, hablamos de asimetría en el acceso a los recursos.
Es importante recordarlo, ya que desde el Yagami Ryu tan solo contemplamos esta asimetría en las interacciones y no otras, como la de poder.
Esto no quiere decir que otras asimetrías sean incorrectas, sino que no las vamos a trabajar dentro de nuestros cursos.
En segundo lugar, el contexto en el que se genera el deseo erótico incluye características que normalmente se asocian a lo contrario, de nuevo utilizado «normal» como descriptor estadístico. Por ejemplo, los azotes, estar atado, etc.
Fantasías
Las fantasías se refieren a todas aquellas situaciones, interacciones, prácticas, pensamientos y sensaciones que aparecen en mi imaginación y se sitúan en el plano erótico.
Se trata de un conjunto que abarca más allá de las meras prácticas que se pueden realizar, y también se incluyen aquí situaciones como la recreación de una cita con una persona, o cómo sería una vinculación afectiva con alguien, por poner dos ejemplos.
Las fantasías nos permiten vivir situaciones que o bien no queremos o no podemos experimentar como conducta, o no ahora mismo y quizás más adelante sí.
Es importante tener claro que las fantasías no siempre se quieren llevar a cabo y que, de hacerlo, es muy fácil que nos "defraude".
En nuestra imaginación tenemos el control absoluto de todo lo que ocurre, tanto sobre lo que vamos a hacer y sentir en primera persona, como sobre la forma de actuar de las posibles personas implicadas en la fantasía.
Sin embargo, fuera de nuestra cabeza no es así, y eso puede llevar a que ponerlas en práctica no acabe de resultarnos satisfactorio, debido a que la vivencia en el mundo real no es cómo nos habíamos imaginado.
En el caso concreto del shibari, todo lo que se nos pasa por la cabeza desde la primera vez que pensamos en hacerlo formaría parte de nuestras fantasías y, por lo tanto, de nuestra vivencia erótica del shibari.
No se trata de una expresión de segunda, sino que las fantasías son una forma que tenemos de vivir nuestra erótica tan válida como las conductas.
Además, las fantasías nos aportan mucha información sobre aquello que activa y aumenta nuestro deseo erótico, ya que una vez nos hemos situado dentro de este contexto, nuestra imaginación va a derivar hacia aquellas características que lo alimenten.
Conductas
La otra forma de expresión de la erótica que mencionamos son las conductas. A las que definiremos como todo aquello que hacemos en lo que podríamos denominar el mundo real, que se sitúa en el plano erótico.
Al igual que ocurría con las fantasías, el repertorio de conductas que incluimos dentro de este conjunto es muy amplio y, aunque el coito y la masturbación pueden formar parte de ellas, no son las únicas.
Esta es una cuestión importante, ya que muy frecuentemente la interacción con los genitales se suele utilizar como condición esencial a la hora de definir una conducta cómo erótica, de tal forma que si no se involucran dentro de lo que estamos haciendo, no lo calificamos como erótico.
Sin embargo, esta distinción es demasiado reduccionista y presenta diversos errores, por el hecho de que la definición de algo como erótico no depende tanto de las prácticas en sí, sino de la valoración que la persona hace de las mismas.
La cantidad y variabilidad de conductas que podemos situar en este plano es enorme, y el shibari es una de ellas, pero también podríamos incluir desde caricias y besos, hasta una sesión de azotes.
Asumamos que cada una de estas prácticas es una práctica erótica en sí, sin que ninguna de ellas sea de primera o de segunda. Algunas nos gustarán más que otras, algunas nos apetecerán más frecuentemente que otras, y algunas no nos gustarán en absoluto. Esto va a depender de cada persona, ya que cada persona es distinta, por lo que sus conductas eróticas van a ser distintas.
Es importante que lo tengamos en cuenta al plantear un encuentro erótico con otra persona. Un encuentro en el que puede haber prácticas que no nos gusten a ambas, o no nos apetezcan en el mismo momento.
Cuánto mayor sea nuestro repertorio, más opciones tendremos a la hora de buscar aquello que nos resulta satisfactorio para ambas partes.
Cultivar la Erótica
Partiendo de estas bases podemos comprender que la erótica es una faceta sobre la que tenemos un cierto margen de maniobra.
Está en nuestra mano realizar ajustes que nos lleven a disfrutar de una sexualidad más satisfactoria.
En concreto, lo que podemos hacer es cultivarla mediante el descubrimiento de nuevas prácticas, interacciones, fantasías, etc. que nos ayudan a generar deseo y mantenerlo.
Sin embargo, no vamos a poder cambiarla. No podemos modificar nuestro deseo de forma que lo creemos y apaguemos a nuestro antojo para hacer que las cosas que nos ponen dejen de hacerlo, o viceversa.
Las herramientas que tenemos a nuestra disposición son todas aquellas que nos van a ayudar a descubrirnos, conocernos y aceptarnos.
Queremos que os quede muy claro, con todo esto, que no hay una técnica estrella que provoque una superreacción siempre, en todas las ocasiones y con todo el mundo, ese tipo de «manuales» están llenos de mentiras y limitan mucho la vivencia.
Sí que hay todo un conjunto de técnicas básicas que nos van a permitir descubrir y cultivar nuestro shibari erótico, adaptándolo a nuestros gustos, a cómo estamos ese día y a que la interacción sea satisfactoria para ambas personas.