Historia del shibari sin mitos. Parte 3: Análisis sobre el shibari en nuestros días.
Era Heisei (1989-2019)
Durante este periodo, sin duda el shibari cruzó fronteras y cautivó definitivamente a los occidentales.
En Japón, un relevo generacional se estaba dando, los viejos maestros nacidos antes de la Guerra llegaban al final de su carrera, dejando paso a nuevos y emergentes valores.
Para los japoneses, ser reconocido fuera de tu país es una señal de estatus y calidad (otro de sus complejos), por lo que durante este periodo muchos de estos valores emergentes se dedicaron a recorrer occidente impartiendo talleres y llevando a cabo shows para labrarse un nombre y prosperar en la industria adulta japonesa.
Nos referimos a atadores como Yagami Ren, Hajime Kinoko, Kasumi Hourai, …
Fue un periodo en el que la técnica adquirió un mayor protagonismo y evolución. La competencia entre atadores por captar la atención del mercado, tanto internacional con talleres, como local con shows más elaborados, les llevó a depurar sus técnicas y definir sus propios estilos personales.
Con la popularización del shibari en occidente, y la proliferación de instructores y locales que impartían formación empleando sus nombres como reclamo, buena parte de los atadores establecieron su marca, su "ryu" (escuela), o su "kai" (cuadrilla), certificando a instructores y escuelas.
Esta fórmula no implica que necesariamente elaborasen un "manual de estilo", simplemente se trataba de una maniobra comercial para establecer una diferencia.
Bien es cierto, que en la mayor parte de los casos los instructores certificados si tomaron un buen número de horas de clase con los maestros, y demostraron sus conocimientos y habilidades.
Pero, una peculiaridad de los japoneses es su forma «tradicional» de hacer las cosas, y su (desde el punto de vista occidental) falta de estructura y método.
De forma resumida, cuando se trata de aprender técnicas (jutsu) el método tradicional para por imitar y repetir hasta que se desarrollan las habilidades, pero no se molestan en analizar y explicar cada uno de los procesos implicados.
El argumento es que "si una técnica lleva cientos de años utilizándose, ya está suficientemente depurada, y sería una pérdida de tiempo entender el cómo y el porqué de cada uno de sus procesos."
Una metodología que, ciertamente, encaja muy bien con la mentalidad y forma de ser japonesas, pero no tanto con la occidental. Amén de ser un potencial riesgo permitir que los practicantes del shibari aprendan las técnicas sin comprenderlas.
Pero de una u otra forma, la era Heisei nos deja con el shibari “popularizado” en todo occidente y con los maestros japoneses puliendo y definiendo sus estilos bajo marcas propias, tales como Yagami Ryu, Naka Ryu, Osada Ryu, Kanna Kai, Ichinawa Kai, … y todo ellos asociados en una “organización” profesional que maneja sus actividades y apariciones.
Era Reiwa (2019-presente)
La era Reiwa comenzó con una promesa de prosperidad y estabilidad, pero pronto las cosas cambiaron.
Los efectos económicos y sociales de las medidas tomadas por los gobiernos durante la pandemia del COVID-19 supusieron un serio revés para la economía japonesa, al tiempo que la situación política entró también en una fase de cambio y agitación.
En lo que al shibari se refiere, el cese de actividades púbicas durante casi dos años obligó a modificar el modelo de negocio, volcándose muchos profesionales en la producción audiovisual para adultos y haciendo algunas tentativas de formación online, especialmente para extranjeros.
Con el cese de las restricciones, llegó un nuevo factor de cambio. Una ley del audiovisual que complicaba enormemente el funcionamiento de las pequeñas productoras con inmensos catálogos. Lo que resultó en una cascada de cierres.
Es en este momento, 2022, que los profesionales del shibari deciden volcar sus esfuerzos en los mercados de ultramar, aumentado las frecuencias de sus visitas y también sus tarifas.
Como quiera que occidente estaba ansioso por actividades tras el prolongado encierro, durante un tiempo este modelo funcionó.
Por ejemplificar, antes del COVID un maestro cobraba unos 2000 USD por taller, tras la pandemia pasaron a cobrar 6000 USD.
Así mismo, pasaron de visitar occidente una o dos veces al año (su negocio estaba en Japón), a más de 20 visitas en 2024 (es el caso de Yagami Ren, por ejemplo).
La subida injustificada en los precios, y la saturación de actividades y talleres, está teniendo cuando escribo este texto (verano 2024) el efecto que era de suponer. Desinterés por parte del público, e instructores locales impartiendo la misma, o mejor formación que los propios japoneses.
¿Hacia dónde lleva esta dinámica? El tiempo lo dirá.
Pero no todo son dramas en el sector. En el verano de 2024 se celebró en Tokyo la Kinbaku Expo, donde se consagraron y confirmaron los nuevos valores del shibari, nombres que pronto serán populares como Tenma Haru (天馬ハル), Coco (ココ), Kizuna (一ノ瀬 絆), Shishi Waka (獅子 若),o Sora (蒼空) y que esperamos aporten el cambio y renovación que la escena profesional tanto necesita.
Un efecto no muy comentado, pero sí notable de los recientes cambios, es la difusión del shibari como práctica erótica entre las parejas. En el ámbito privado, fuera de los clubs, sets de grabación o escenarios. Tanto en el propio Japón como en occidente.
Y esto es realmente positivo, ya que en los poco más de 100 años de historia de esta disciplina, ha evolucionado y demostrado que bien entendido, y aplicado con lógica, conocimiento y respeto, es una maravillosa herramienta para ampliar la vivencia emocional en el plano erótico.