Aunque este curso gira en torno al shibari erótico, y no vamos a profundizar en sus aspectos artísticos, es importante que tengamos ciertas nociones sobre los conceptos estéticos. Lo que la cultura japonesa entiende por bello, y cuál es la diferencia con la forma en que en occidente (y aquí peco de europeo) entendemos los mismos conceptos.
La belleza en Japón es un concepto profundo y complejo que ha evolucionado a lo largo de los siglos, reflejando una filosofía de vida en la que lo efímero, la naturaleza y la sencillez son valores clave.
A diferencia de la tradición occidental, que busca la perfección y la simetría, la estética japonesa encuentra belleza en la imperfección, en la simplicidad y en la conexión con la naturaleza.
A poco que os interese el mundo del arte japonés, seguro que os suenan algunos de los conceptos en los que se basa. Aquí haremos un repaso superficial y si os interesa el tema, tanto en las redes de libre acceso, como en las librerías y bibliotecas encontraréis gran cantidad de publicaciones sobre estos conceptos.
Especialmente recomendable es el libro "Elogio de la sombra" de Tanizaki Jun'ichirō.
Wabi-Sabi: La belleza de lo imperfecto y lo transitorio. Es la apreciación de objetos desgastados por el tiempo, o el uso que cuentan una historia a través de sus imperfecciones o daños.
Shibui: La belleza sutil y discreta. Elegancia sin ostentación, donde la funcionalidad y la estética se entrelazan armoniosamente.
Kawaii: Un concepto reciente que se refiere a lo "lindo" o "adorable". Aunque parece contradecir la sobriedad tradicional, el kawaii se ha integrado en la cultura popular y el arte contemporáneo japonés.
En el enfoque tradicional de la belleza japonesa, la naturaleza era la clave. Buscando la integración con ella en todos los aspectos, sin diferenciar si estos son eminentemente prácticos o meramente estéticos y sin otro propósito más allá del artístico.
La cultura occidental busca dominar la naturaleza. Frente a esto, la cultura japonesa busca vivir en armonía con la naturaleza. No en vano, su religión es de origen animista, y dota de vida y entidad a cada ser, a cada planta y a cada pieza de la creación.
Esto se trasfiere a su arte, donde la representación de paisajes, instantes o detalles representan conceptos más profundos y abstractos desde la concreción realista.
Antes de que entremos en la forma de medir el tiempo y las eras japonesas, y de forma general para este curso, dividiremos la historia de Japón en dos grandes periodos.
Uno, desde la antigüedad hasta el Siglo XIX, en el que el país permaneció bastante cerrado a los influjos externos. Y otro, desde el momento en que fueron forzados a abrirse al resto del mundo y aceptar sus influencias.
Así, en el periodo antiguo, la tradición, la espiritualidad y la naturaleza marcaron las formas de expresión artísticas.
Pero desde la apertura, Japón se abrió a un mundo que estaba en plena ebullición de todo tipo de movimientos y corrientes artísticas.
Con lo que rápidamente asimilaron y de una forma bastante única y peculiar supieron hacerlas suyas e integrarlas en su propia forma de apreciar la belleza.