Historia del Shibari (sin mitos)

Kyūsho-gaku (急所学) Duración aproximada: 10 minutos

Lo que hoy entendemos como «shibari» tiene su origen en Japón, en las primeras décadas del Siglo XX. Nace como un subgénero dentro de la industria del porno, y es tras la Segunda Guerra Mundial cuando comienza a llamar la atención de los occidentales.

Apareció primero en novelas o foto-revistas y posteriormente en cine, vídeo e internet. El género fue ganando popularidad hasta el punto de poder sostener una industria propia que incluye profesiones que van desde escritores y guionistas hasta fotógrafos, atadores o productores de eventos.

Aunque sin llegar a considerarse en ningún caso “mainstream”, con el paso del tiempo ha perdido su tinte marginal.

Entre la década de los 70 del S. XX y los primeros años del Siglo XXI, el shibari se extendió como espectáculo en clubs y locales para adultos de Japón, al tiempo que se abrían las primeras “escuelas” dedicadas a la enseñanza. Normalmente, eran pequeños apartamentos en los que se combinaban espectáculo/demostración con charla y turno de ser atados los presentes por el maestro organizador del evento.

El shibari se hizo popular en Europa y América en entornos sexualmente permisivos (clubs BDSM, escena kink...) formándose paulatinamente grupos locales enfocados generalmente a la formación, mediante talleres puntuales, y a la celebración de eventos sociales donde poder introducirse en la técnica los neófitos o mostrar sus habilidades los “expertos”.

Fue en esta época cuando se produjo la primera toma de contacto masiva de atadores japoneses con el público occidental. Nombres como Yagami Ren, Hajime Kinoko o Kasumi Hourai tomaron relevancia. Por primera vez tuvimos acceso directo al la fuente original y por primera vez los atadores establecen sistemas de enseñanza formales. Las giras por Europa impartiendo talleres empiezan a formar parte de las fuentes de ingresos habituales de algunos atadores japoneses.

Esto, sumado al acceso masivo a Internet, provoco una polarización del shibari que hizo florecer muchas variantes netamente occidentales: fusión con yoga, acrobacia, enfoques meramente artísticos …

En Escuela de Shibari / Shibari Dojo, el enfoque que le damos al shibari es ERÓTICO. Las técnicas empleadas, el sistema de enseñanza y los valores estéticos se alinean con la tradición japonesa.

Antecedentes históricos y sociales

Geishas y samuráis forman parte de la imaginería popular del shibari, pero realmente se trata más de una explotación cultural generada desde y para occidente que de un hecho histórico. Veamos cuáles son los antecedentes del shibari.

Económicos: Japón es una isla densamente poblada y con recursos mineros limitados, el escaso mineral de hierro se reservaba para fabricar herramientas y sobre todo, armas. Tradicionalmente, para la elaboración de elementos de sujeción se recurre preferiblemente a maderas y fibras vegetales trenzadas. La herramienta cuerda estaba presente desde la prehistoria.

Religiosos: la religión nativa de Japón es el Sintoísmo, un culto animista en que se veneran los espíritus de la naturaleza. Dentro de su complejo simbolismo ritual, el uso de cuerdas vegetales es común. Con la llegada del budismo y el zen se desarrollaron en las islas conceptos (como el de justicia) que son fundamentales en la concepción del shibari.

Históricos: Japón pasó buena parte de su historia envuelta en guerras, tanto internas como externas. Lo que les permitió desarrollar todo tipo de técnicas tanto para el combate como para el manejo de los posibles prisioneros. Las técnicas de restricción tienen aquí su génesis.

Sociales: el pueblo japonés históricamente se dividía en clases sociales muy marcadas, con grandes diferencias en cuanto a derechos y privilegios. Quienes manejan las herramientas y cultivan la tierra eran siervos o directamente propiedad de las clases superiores que dedicaban su tiempo a refinarse o batallar. Cuidar de las propiedades (campesinos) es importante, ya que tienen un gran valor económico. Por eso en shibari las técnicas velan por la seguridad de la persona atada.

Políticos: Una de las herramientas establecidas por los dirigentes del país en el periodo "Edo" fue el secuestro político por el que se retenía en la corte a la familia de los señores feudales para así evitar que se revolviesen contra el poder establecido. Este hecho es el origen del mito de las «princesas atadas».

Administrativos: Derivado de la situación sociopolítica, el sistema de justicia aplica con frecuencia castigos y torturas a las personas acusadas de cometer delitos. Independientemente de su culpabilidad o inocencia. Buena parte de la parafernalia sado maso asociada al shibari está tomada de los procesos «judiciales» japoneses.

Artísticos: En ilustraciones históricas aparecen escenas con personas atadas. Principalmente, se trata de representación de crímenes (un tema que desde siempre apasiona a los japoneses) pero también hay algunos relatos y grabados de naturaleza erótica. Señalemos que cuando se trata el tema normalmente tiene que ver secuestro y violación.

Biológicos: La elevada incidencia de la disfunción eréctil entre los varones japoneses (casi dobla la media mundial) parece tener una vinculación directa con la exploración de expresiones eróticas donde los genitales masculinos no sean la clave.

Toda esta amalgama de hechos y circunstancias que forman parte del acerbo cultural japonés están claramente relacionados con el origen del shibari, y definen de forma sutil sus características. Si miramos con detalle y atención podemos ver retazos de cada uno de estos elementos en el shibari.

Como occidentales criados en sociedades de base cristiana, vemos todos estos elementos con el filtro de lo anecdótico, exótico y hasta sofisticado. Pero debemos tener cuidado.

Esa aura de lejanía no debe llevarnos a romantizar el crimen de estado, las torturas policiales, el asesinato político, las prácticas religiosas alienantes, el secuestro ni la violación. Ya que objetivamente, esos son los antecedentes reales del shibari.

Por poner un ejemplo para españoles, sería como si romantizásemos los crímenes cometidos por la Santa Inquisición en sus mazmorras. Cierto, buena parte de la estética y fantasía BDSM actual se inspiran en esos hechos, pero entendiendo claramente cuál es la diferencia y qué significó en su momento histórico cada uno de los elementos que tomamos prestados para nuestra diversión.

En toda la formación que impartimos dedicamos tiempo y espacio a tratar los riesgos de esta romantización.