La globalización y la asimilación cultural son un hecho, nos guste o no. Al repasar el timeline de vuestras redes sociales en los últimos días, seguro que os encontráis con un buen número de «Santa´s», «Christmas» y felicitaciones varias, tan típicas de estas fechas.
Pero, ¿realmente son tan típicas estas referencias?
Es decir, los hispanohablantes, que constituyen el público objetivo de este blog, provienen de una tradición católica en la que el nacimiento del “niño Jesús”, los “belenes” y la reunión familiar son los elementos que caracterizan el espíritu festivo navideño. Los elementos mencionados al inicio del artículo son más propios de culturas anglosajonas, protestantes o luteranas.
Y si nos vamos al shibari, nos encontramos con que en los últimos años, al acercarse la Navidad, proliferan las imágenes que emulan felicitaciones o estampas típicas. Algo que encajaría con la idiosincrasia propia de la cultura anglosajona, pero que me llama poderosamente la atención cuando proviene de latinos, y más aún de japoneses.
Podemos reírnos, o podemos lamentarnos, pero eso no va a cambiar la realidad, y esta no es otra más que el folclore popular navideño se ha consolidado como una temática más dentro del shibari.
El shibari, como género narrativo, ya sea escrito, gráfico, o en un lenguaje secuencial como el audiovisual, se caracteriza, entre otras cosas, por estructurarse en «temáticas».
En la 2ª edición de Japonorama enumeramos algunos de los temas favoritos de Itoh Seiu, con lo que parece claro que esta es una de sus señas de identidad desde sus orígenes y que se fueron definiendo a lo largo de la Era Showa.
Eran temas tradicionales, muy japoneses, a pesar de su universalidad. La estética, las formas, la composición y el mensaje nos llevaban como espectadores a un remoto, exótico y bello en su brutalidad Imperio del Sol Naciente idealizado.
Por poner un ejemplo, los «cuerpos atados en la nieve», es una temática presente en el shibari en todas las eras por las que ha transitado. Aunque podemos ver que lo hace evolucionando.
Y si en tiempos de Itoh Seiu recogía la belleza y pureza de los copos de nieve en la naturaleza, equiparándolos con la belleza y transitoriedad de los cuerpos atados, hoy en día es un reflejo de la incongruencia y contraste de la nieve helada sobre el asfalto urbano.
Con la Era Heisei (1989-2019), el shibari fue asimilando influencias occidentales, e incorporando nuevas formas, estilos y técnicas. Es la época en que salió de Japón y llegó masivamente al público occidental.
Un ejemplo de este proceso puede ser la temática conocida como «hashira», en la que una persona es atada a un pilar de madera en una casa tradicional.
En eras pasadas, era un simple recurso. Cuando se llevaba a cabo una producción en un entorno tradicional se aprovechaban los elementos presentes sin mayores complicaciones ni pretensiones.
Pero cuando llegó a occidente, muchas mentes se vieron cautivadas por la belleza e intensidad del «hashira», con lo que acabó convirtiéndose en una técnica específica, con instructores impartiendo talleres al respecto y unas reglas del juego cerradas. Es, pues, uno de los nuevos «temas» del shibari de la Era Heisei.
Actualmente, nos encontramos en la Era Reiwa, que pese a su nombre (armonía) está resultando convulsa y contradictoria. Y eso podemos verlo en cómo en el shibari japonés se mezclan si orden ni criterio valores tradicionales con mercancías occidentales.
Es en esta batidora cultural donde encontramos la proliferación de imaginería dentro del tema navideño, destacando, además de la nieve, los siguientes lugares comunes:
- Christmas o felicitaciones navideñas. Replicando las tarjetas con que las familias de las películas decoran su chimenea.
- Ornamentos y decoración: aquí se mezcla todo, desde emular un árbol de navidad a reemplazar las cuerdas con cordones de luces parpadeantes.
- Ero-Cosplay navideño: Bien sea de Santa Claus, bien de reno, adaptar a la fantasía erótica los personajes navideños y someterlos a bondage es ya todo un clásico.
¿Alguna otra variante? Si conoces otras versiones del shibari navideño, escríbenos contándonoslas y las añadiremos a este artículo.
Puede gustarte la navidad o puede que reniegues de estas celebraciones por mil y un motivos. Es tu opción, al igual que puedes disfrutar de estas imágenes temáticas o parecerte una solemne estupidez. En todo caso, es una muestra más de cómo el shibari como “afición” se integra en la vida y la sociedad, alejándose de los oscuros antros que lo vieron crecer en la Era Showa.
Ojo, que tampoco se trata de mezclar todo y tragar como si fuésemos adolescentes en nuestro primer botellón. Durante la última semana creo haber visto suficientes esperpentos como para no querer ver otro en todo 2024. (no tendré esa suerte)
Normalización o Banalización
¿Es esta tendencia un reflejo de la normalización y visibilización del shibari como práctica erótica?, o ¿es una muestra de su paulatina conversión en un pasatiempo exótico?
Ambas opciones son plenamente válidas y respetables, siempre y cuando tengamos claro en qué punto nos encontramos y afrontemos la práctica del bondage japonés con honestidad y esta sea una experiencia satisfactoria para todos los implicados en ella, espectadores incluidos.
Banalizar prácticas eróticas implica riesgos que, de no gestionarse adecuadamente, pueden afectar a nuestras interacciones, deteriorando su calidad o minimizando el grado de satisfacción obtenido con las mismas, peor aún, dañar nuestra capacidad de sentir deseo.
¡Felices Fiestas!