En esta guía te explicamos cada uno de los pasos que conforman la técnica de hon musubi, detallando tanto su ejecución como su finalidad y utilidad.
Preparación
Para realizar este ejercicio, necesitarás algún tipo de material blando, como cuerda, cordón o tela. Preferiblemente, utiliza cuerda vegetal trenzada. No se requiere mucha longitud; con un metro será suficiente.
En la primera fase del aprendizaje, no necesitarás a otra persona, ya que es una atadura que puedes practicar sobre ti mismo o sobre un objeto.
El objetivo inicial es que comprendas el mecanismo de la atadura. Antes de comenzar a practicar, es importante que conozcas cada uno de los pasos que la componen y la función específica de cada uno, ya que están diseñados con un propósito concreto y no por capricho o para complicarte la vida.
Paso a paso
Nota: Habrás observado que, habitualmente, esta atadura se construye con dos vueltas de cuerda. Sin embargo, comenzaremos con una sola vuelta. Una vez que domines la técnica, podrás añadir complejidad con una segunda vuelta, aunque en la práctica no siempre será necesaria.
Vamos a trabajar paso a paso: comprender cada movimiento, ejecutarlo primero de manera lenta y luego más rápida, repetirlo varias veces y, finalmente, avanzar al siguiente paso.
El primer paso es "envolver" con la cuerda.
Prueba diferentes formas de hacerlo: lanzando la cuerda con estilo, guiándola suavemente, etc. En muchas escenas, este será el primer contacto de la persona atada con la cuerda. Imagina diferentes escenarios y replícalos en tu práctica.
El propósito de esta envoltura es establecer una dinámica (no sería apropiado decir "vínculo") en la que comenzamos a gestionar a la persona atada. No se trata solo de rodear su brazo con la cuerda, sino de indicarle, de alguna manera, lo que vamos a hacer a continuación. Es una "amenaza", ya sea cordial o intensa, dependiendo del tono que le demos en cada ocasión y de cómo planteemos el juego.
Con un gesto tan simple, debemos ser capaces de marcar el tono de la sesión.
A tener en cuenta:
- Dirección de giro: ¿Desde dentro hacia afuera o de afuera hacia adentro? Dependerá del siguiente paso que tengamos en mente. Si queremos llevar la articulación más cercana a una rotación interna o externa, la dirección del giro será determinante. Este aspecto se explica en detalle en la práctica de Koden Shibari. Por ahora, practica en ambas direcciones.
- Presión: Ninguna. No se trata de comprimir la extremidad como si fuera un torniquete. Deja holgura suficiente para que tus cuatro dedos no oponibles puedan pasar cómodamente entre la cuerda y la piel de la persona atada. No se va a escapar.
- Deslizamiento: Este es un pequeño adelanto de una técnica más avanzada, pero es necesario mencionarlo aquí. Puedes deslizar la cuerda sobre la piel; su tacto y la sensación que produce pueden ser muy estimulantes. Sin embargo, evita deslizarla de un lado a otro como si fuera hilo dental. Procura que tu "comunicación" a través de la cuerda sea clara, concisa y simple, con una dirección definida.
- Sacudidas y oscilaciones: No sacudas a la persona atada mientras realizas la atadura, ya que es molesto y disruptivo.
- Tensión: Una vez que la cuerda entra en contacto con la persona atada, la tensión debe ser constante. Imagina el juego infantil del teléfono hecho con dos vasos unidos por un hilo: solo funciona si el hilo está tenso. Lo mismo aplica aquí. Si se pierde la tensión, la persona que ata dejará de estar presente en la mente de la persona atada, y eso no es deseable (recuerda la definición de sekibaku).
Al completar la circunferencia con la cuerda sobre la extremidad o el objeto de práctica, sujeta ambos extremos de la cuerda con una sola mano, dejando el dorso de tu mano hacia "adentro", es decir, hacia la piel de la persona.
Por eso es importante dejar espacio. De esta manera, con una leve flexión de tu muñeca, la cuerda se tensará, vuestros cuerpos entrarán en contacto y tendrás un primer punto de control.
En este punto, el extremo de la cuerda que "viene" (el lazo) estará encima del cabo de la cuerda.
El segundo paso es bloquear la cuerda.
Hemos envuelto y ya tenemos control sobre la persona atada (debería ser así, y aquí me gusta matizar que no es "persona atada", sino "persona en bondage").
El bloqueo de la cuerda tiene como propósito estabilizar este control, evitando que la incipiente atadura se deshaga.
Para ello, si utilizamos cuerda trenzada, aprovecharemos el propio trenzado de la cuerda, pasando el lazo alrededor del cabo, adoptando la forma de una espiral en el punto donde se unen ambos extremos. Su forma recuerda a un fusilli.
Ahora podemos sujetar la cuerda por los extremos del lazo y el cabo que están más cercanos a nosotros, dejando el bloqueo (fusilli) entre nuestra mano y la persona atada.
Esta distancia entre la mano y el bloqueo, y entre el bloqueo y el cuerpo, nos permitirá otro tipo de gestión y manejo de la persona en bondage, ya que ahora podemos utilizar vectores de fuerza y movimiento.
Probar sobre uno mismo es una buena forma de notar cómo se siente diferente al variar la distancia, la presión o los ángulos. No esperes grandes cambios; este es un mundo de muchas pequeñas cosas que, en conjunto, logran algo muy grande.
Esta "fricción" (el fusilli) que actúa como bloqueo no es muy eficiente; se desliza y, si te descuidas, se suelta. No te preocupes, pero tampoco te descuides.
El tercer paso es asegurar esa fricción.
Nota: Este paso difiere si quien ata es zurdo o diestro. Normalmente, los zurdos lo hacen de forma automática, mientras que a los diestros les cuesta un poco más, ya que es un movimiento "zurdo". Aprovechamos el trenzado de la cuerda, y en la mayor parte de los casos, se trata de un trenzado hacia la izquierda.
Para asegurar la fricción, sujetando ambos cabos de la cuerda, vamos a hacer que el fusilli se voltee sobre sí mismo, adoptando la forma de un "caracol-concha" o lumaconi.
Este "volteo" bloqueará la cuerda con mayor eficiencia.
Ojo: Esta atadura no está diseñada para resistir grandes cargas o fuerzas. Si se somete a mucha tensión (por ejemplo, 100 kg), tenderá a deshacerse y no será eficiente ni segura como método de retención. Sin embargo, para el uso que le damos en esta fase del curso, es más que suficiente.
El último paso es asegurar la forma con un nudo.
Cuanto más sencillo, mejor. Si el nudo que mostramos en el vídeo te resulta complicado y conoces otro similar que te sea más fácil y cómodo, adelante, utilízalo. Lo importante es que cumpla su función y que te sientas cómodo y ganes confianza.
Eso sí, procura que cumpla estos requisitos:
- El nudo no debe ser corredizo. Al tirar o aplicar fuerzas en cualquier dirección, no debe apretarse ni desplazarse.
- El nudo no debe colapsarse. Por mucho que lo aprietes, debe poder deshacerse sin complicaciones.
- El nudo ha de ser fácil y rápido de hacer y deshacer. Si puedes hacerlo con una sola mano, mejor, pero no es un requisito.
¿Y el lazo sobrante?
En un principio, no te preocupes por su longitud. De hecho, al principio es preferible que te quede un lazo largo.
Estéticamente, y si no va a cumplir una función específica, será preferible un lazo corto, que no estorbe, no se enganche y sea visualmente más atractivo.
Sin embargo, si dejas un lazo demasiado corto (de un par de centímetros), corres el riesgo de que se deslice y el nudo se desate. Esto no es un drama, ya que se puede volver a cerrar, pero es mejor evitar estas situaciones que corregirlas.
Del mismo modo, algunas técnicas requieren un lazo largo, muy largo en algunos casos (como en el kanuki shibari), pero por ahora no lo necesitaremos.
La práctica: Consejos
A muchas personas les sucede que el momento de colocar la primera cuerda sobre la persona atada, de cerrar la primera atadura, es un instante demasiado intenso que puede hacerles perder el tono erótico y causar frustración por la falta de habilidad en el manejo de la cuerda.
Esto se soluciona fácilmente: practicando hasta adquirir suficiente soltura como para poder realizar la atadura sin mirar, sin tener que focalizar la atención en las manos que manejan la cuerda.
El hon musubi es algo que puedes practicar en tiempos muertos, mientras ves la televisión o viajas en autobús.
Con poco más de 200 repeticiones, deberías desarrollar la memoria muscular necesaria para, al menos, no frustrarte cada vez que intentes poner en práctica tus habilidades. Con 1000 repeticiones, empezarás a pensar que sabes hacerla y a ganar confianza. Con 10.000 repeticiones, empezarás a entenderla.
Recomendaciones
- No practiques esta figura más de 5 a 10 minutos seguidos.
- Si practicas un día, deja dos días de descanso antes de retomar la práctica.
- Primero practica sobre un objeto para entender el movimiento.
- Cuando te salga bien 10 de cada 10 veces, practica sobre tu propio cuerpo para entender las tensiones y presiones.
- Cuando, practicando sobre tu propio cuerpo, te salga bien 50 de cada 50 veces, pídele a alguien que te haga de modelo de prácticas. Insisto en lo de "prácticas", ya que deberías repetir la atadura varias veces para verificar que no te trabas y que no es incómoda tu forma de atar.
- Sé humilde y escucha el feedback que te dé la persona que te está ayudando. Y, obviamente, dale las gracias por su paciencia y pide disculpas por tu torpeza. Pero no te avergüences por no ser un gran maestro. Estás aprendiendo, y sin error no hay aprendizaje.
Si te bloqueas y eres incapaz de seguir el tutorial, contáctanos desde el formulario de la web o vía Telegram. Hacemos una videollamada y te guiamos paso a paso.
Cuando llegamos a cierta edad (más de 25 años), aprender cosas nuevas requiere procesos diferentes a los que seguíamos cuando éramos más jóvenes. Un cierto grado de frustración es necesario. ¡Adelante!
Es una verdadera imprudencia intentar aprender o ejecutar técnicas más avanzadas si no se comprende y sabe hacer correctamente cada paso de esta atadura.
Quizás, llegados a este punto, aquellos con experiencia y recorrido estén pensando algo como: “Uf, yo ya domino esta técnica, hace años que la utilizo”.
Bueno, entonces supongo que seréis capaces de llevar a cabo una sesión completa y completamente satisfactoria empleando únicamente un single column.
¿Imposible? Como dice el eslogan, nada es imposible. Tan solo debes conocer y comprender la técnica, usar tu ingenio y, sobre todo, escuchar a la otra parte.
Cada paso de la atadura os ofrece un punto de control. Experimentad cómo podéis emplearlo para añadir juego, incluso sin avanzar más allá de ese punto.
El control se ejerce, la gestión se ejerce. Si en algún momento dejáis de ejercerlo, desaparece.
No penséis en las ataduras como una secuencia con un principio y un fin que debéis ejecutar de un tirón y sin pausas. No es necesario. Disfrutad de cada paso del proceso y sentíos libres de deteneros o cambiar de idea en cualquier momento.
En sekibaku, empleamos normalmente esta versión del "nudo base". No es obligatoria; si te manejas mejor con otra versión, puedes usarla sin problemas.
Lo importante es que puedas utilizar el proceso de crear un single column como una herramienta de comunicación y gestión.
Probad a mantener una sesión usando únicamente un single column. Nada más.
Iniciar la sesión atando las manos atrás en tiempo récord es muy frío. Es desaprovechar un instante que no se volverá a repetir y que es único: el primer contacto, el momento en que fijamos la restricción.