El primer concepto que debemos tener claro al referirnos a restricción en el shibari es que la restricción se lleva a cabo con el cuerpo, no con las cuerdas.
Las cuerdas, las utilizaremos posteriormente, para afianzar la restricción.
Todas las restricciones que empleamos en shibari se fundamentan en usar la anatomía de la persona atada para limitar su capacidad de moverse.
Por lo tanto, y para una práctica segura, es imprescindible cierto conocimiento y comprensión de la anatomía humana.
En particular, los conceptos activación y rango dinámico son claves para poder adaptar la restricción a cada cuerpo.
La restricción debe adaptarse al cuerpo de la persona atada. Las técnicas que enseñamos son válidas para todos los cuerpos.
Obviamente, la presencia de lesiones previas, o limitaciones al movimiento funcional del cuerpo pueden hacer que la técnica "tal y como la enseñamos" no sea aplicable en ese caso puntual. Esto solamente quiere decir que debemos buscar otra forma de aplicar la técnica para que sea eficaz sin causar daños.
Si tienes problemas para aplicar estas técnicas o no te están funcionando contáctanos. No intentes forzar la restricción. Estarás corriendo un riesgo de lesión innecesario.
Dentro del contexto erótico, estaríamos cometiendo un gran error si entendemos a la restricción como el fin del shibari.
Se trata de una parte, de un requisito mediante el cual desarrollaremos nuestra erótica. Por eso, es importante aplicar técnicas que sean sencillas y eficaces para que no se conviertan en el grueso de la sesión.
El por qué de la restricción
Si has prestado atención a las lecciones previas, ya sabrás que el deseo se gestiona por medio de la conducta y el pensamiento. Pues bien, la restricción es una herramienta muy eficiente para restringir la conducta de una persona.
Aunque desde el principio debe quedarnos claro que vamos a trabajar la restricción en varios niveles, desde la limitación física del movimiento por medio de restricciones anatómicas, hasta una cierta restricción de la capacidad de gestión por medio de la inducción de conductas y movimientos.
Esta combinación de grados y aplicaciones que van desde lo sutil hasta lo brutal es una de las características del shibari
Restricción biomecánica
Si entendemos el shibari como una restricción anatómica reforzada con cuerdas en el contexto erótico, es necesario comprender primero a qué nos referimos cuándo hablamos de restricción.
Restricción es cualquier limitación al movimiento impuesto de modo externo; unos grilletes, una orden, o unas esposas son tan solo algunos ejemplos.
Pero la simple presencia de una figura de autoridad también es un ejemplo válido de restricción de la conducta.
Se trata de una limitación, no de un impedimento total, ya que existe un margen de movimiento que se va a ir viendo reducido o aumentado conforme avanza la sesión.
En el shibari tendemos a pensar que la restricción está en la cuerda; sin embargo, la cuerda es la herramienta que utilizaremos para fijar las restricciones, no para crearlas, puesto que estas deben partir siempre de la movilidad cuerpo.
Para ello vamos a emplear técnicas biomecánicas basadas en movimientos circulares y creación de ángulos en distintas partes del cuerpo; por lo que conviene recordar el patrón de articulaciones móviles y estables a la hora de aplicar estas técnicas.
Es decir, vamos a emplear el cuerpo de la persona atada para generar una restricción física mediante el bloqueo de sus propias articulaciones.
¿Por qué nos complicamos tanto la vida y no usamos directamente algún elemento físico, como puedan ser unas esposas, cinta aislante o un cepo?
Cuando empleamos elementos físicos externos en la restricción, no estamos requiriendo activación en el cuerpo de la persona inmovilizada, no lo necesita, con lo que nos encontramos en una situación similar a la que vimos previamente al referirnos la propia voluntad de la persona atada como elemento de restricción.
Al emplear una restricción anatómica, forzamos al cuerpo restringido a mantener la activación muscular.
Sekibaku requiere de la activación muscular en ambos partícipes. Es necesaria para mantener la tensión, para establecer un canal de comunicación, para activar la estimulación…
En resumen, para gestionar el deseo.
Advertencias de seguridad previas
- Las técnicas de restricción son peligrosas, hay riesgo de lesión. La prudencia y la seguridad NO son opcionales.
- Las técnicas de restricción que enseñamos NO deben doler. Si duele es que lo estás haciendo mal. El principio de restricción anatómica se fundamenta en la activación muscular, función incompatible con el dolor.
- No se trata de una pelea ni de un castigo. No hay que dominar, vencer, o doblegar. Solamente limitar el movimiento.
- Adaptar la técnica a cada cuerpo es un requisito. Para ello debes conocer algunos fundamentos anatómicos.
- No imites lo que ves en vídeo, ni aquí ni en otra parte. No funciona así.
- Recuerda, estamos practicando técnicas que aplicaremos en un entorno erótico. Piensa si todo lo que estás haciendo puedes trasponerse a tal situación y si sería satisfactorio o no.
Esto es fundamental
No intentéis copiar las reacciones que se muestran en tutoriales, demos o espectáculos. No esperéis obtener lo que os parece que está sucediendo a otras personas. No sois vosotros los que están en el vídeo o en el escenario.
Y aunque lo fueseis, no esperéis replicar dos veces la misma vivencia. La erótica se trata de que aprendáis a escuchar y entender al cuerpo y al deseo, tanto de quién ata como de quien es atado.
La restricción anatómica se construye manteniendo las articulaciones dentro de su rango dinámico activo.
Nunca, nunca, debemos llevarlas a su rango pasivo.
Al hacerlo, los músculos asociados a esa articulación dejarán de soportar las fuerzas aplicadas, pasando a hacerlo los tendones primero, y los ligamentos después, con el riesgo de lesión que esto supone.
Fundamentos técnicos de la restricción
Durante las lecciones previas de este curso tratamos varios conceptos biomecánicos, que de por sí no parecen muy apasionantes ni excitantes.
Pero es necesario que los comprendáis y tengáis asimilados para poder aplicarlos de forma segura y eficiente.
El primer fundamento (kihon 基本) que aplicamos al construir una restricción es la postura (shisei 姿勢). Es la base. Necesitamos que ambos cuerpos se encuentren en una posición anatómica neutra.
¿Podemos llevar a cabo restricciones sin esta «postura»?
Claro que sí, pero seremos menos eficientes, estaremos empleando más energía, siendo más difícil estabilizar la restricción y, por lo tanto, estarán aumentando los riesgos.
A la hora de definir una la posición óptima del cuerpo en parámetros de eficacia, dependerá de la movilidad y condición física de ese cuerpo, y de la demanda o carga física que le vamos a imponer.
Debemos entender este concepto como un gradiente, en el que cuánto más nos acerquemos a la posición óptima, más eficaz será la restricción y habrá menos riesgos de lesión.
Cada cuerpo es diferente y cada día nuestra condición física cambia; por lo que la posición óptima de cada persona será distinta, ya que depende de muchos factores individuales como la constitución anatómica, la masa muscular o la movilidad, entre otros.
El segundo fundamento implicado en la restricción son dos que van unidos, balance (バランス) y rotura del balance (kuzushi 崩し).
El tercer fundamento implicado son las geometrías.
- Cuadrado: representando la postura en balance.
- Triángulo: como visualización de los vectores de movimiento y fuerza.
- Círculo: puesto que, fundamentalmente, trabajaremos sobre articulaciones "de bola", los movimientos serán circulares.
Los cuerpos humanos no son formas geométricas puras. Todos tienen una asimetría y una dirección. Cada uno sus peculiaridades. Identificar esto es muy útil a la hora de plantear cómo restringir anatómicamente a una persona en particular en un momento concreto.
El cuarto fundamento es la movilidad o activación.
Debemos tener claro, que para que una restricción anatómica sea eficiente necesitamos que la articulación implicada pueda mantenerse estable durante todo el proceso. Esta estabilidad vendrá dada por la activación de la musculatura que la maneja.
Construyendo una restricción
Veamos paso a paso cómo se construye una restricción en shibari.
Partimos de un principio fundamental: la restricción es anatómica.
Existen otras formas de inmovilización, pero requieren elementos ajenos al shibari y nos desvían del enfoque que nos interesa.
Aquí, el cuerpo es el eje central, y más concretamente, el grupo muscular sobre el que trabajamos. Para que la restricción funcione, ese grupo debe estar activo, en tensión.
Esa tensión no es exclusiva de quien es atado. Quien ata también debe mantener su cuerpo activo, en especial su core.
La restricción anatómica no se impone desde la fuerza, sino que se construye desde la comunicación corporal.
Al igual que el hilo de un teléfono infantil necesita estar tenso para transmitir el sonido, el cuerpo de ambos debe mantener una conexión constante para que la comunicación fluya.
Quien ata no está forzando a la otra persona a la restricción, sino pidiéndosela. No con palabras, sino con la intención, con la energía que transmite a través de su propio cuerpo.
Es una especie de truco mental, un brainhack que transforma la experiencia en un diálogo físico.
¿Y qué se comunica en este diálogo?
Deseo. Shibari erótico es una conversación sobre el deseo, en la que cada gesto transmite y recibe.
El tono de esta conversación—la emoción que la contextualiza—depende de la intención honesta de ambas partes. Sin honestidad, la técnica podrá funcionar, pero el resultado será otro, y nos arriesgamos a entrar en dinámicas que rozan el abuso. No es el camino. Sed honestos y encontraréis una satisfacción más profunda en vuestros propios deseos.
El primer paso: ser dos
Parece obvio, pero el primer paso es ser dos personas.
Muchos me dicen: "No tengo con quién hacer shibari". Lo entiendo. Pero la clave está en no limitarse. No seáis tímidos a la hora de explorar vuestro propio deseo, de aceptarlo y compartirlo con honestidad.
No es mi función hacer de celestina, pero tampoco os dejéis atrapar por ideales irreales. Todos somos personas, todos somos deseables y todos sentimos deseo. Lo importante es salir de círculos cerrados y ambientes viciados que solo restringen las posibilidades.
El deseo erótico es universal, y el shibari no es más que una práctica dentro de un mar de posibilidades. Es cierto que aún es poco común, pero si eliminamos de la ecuación los tres actos sexuales omnipresentes en el porno, las estadísticas sobre lo que la gente desea y disfruta cambian notablemente.
Por supuesto, si el primer día planteáis a alguien un escenario muy alejado de la norma social, es probable que se sorprenda. Pero en lugar de empezar con la parafernalia más vistosa, introducid en vuestras interacciones los conceptos básicos: una restricción anatómica, una exploración pausada del deseo, y sobre todo, la conexión mutua.
Avanzad con naturalidad y dejad que el ritmo lo marque vuestra relación, en ese momento en particular.
Insisto en "como pareja". Cuando una de las partes arrastra a la otra hacia terrenos donde no se siente cómoda, el riesgo de abuso aumenta de manera alarmante. Pero si partimos de la base de que ambas personas son adultas, conscientes, informadas y curiosas, la experiencia puede ser enriquecedora para ambos.
Construir una restricción en shibari es mucho más que atar. Es comunicarse con el cuerpo, explorar el deseo con honestidad y crear un diálogo donde descubriremos nuevas expresiones de nuestras emociones, de las de ambos.