Clase enfocada en entender y manejar los riesgos asociados con las figuras y formas tipo «gote». Exploraremos cómo identificar y reducir eficazmente estos riesgos.
Esta clase no tiene como objetivo explicar el proceso de crear una figura "gote", ya que asumimos que ya estáis familiarizados con los conceptos básicos. En su lugar, nos centraremos en profundizar en la comprensión de los riesgos inherentes a estas figuras y cómo abordarlos.
No hablamos de «eliminar riesgos», ya que en el shibari siempre están presentes. El conocimiento y la responsabilidad personal son claves para poder gestionarlos.
Al completar esta clase, tendrás una comprensión más profunda de cuáles son los riesgos, cómo identificarlos, y contarás con herramientas para minimizarlos.
Terminología
Los caracteres japoneses aceptan diversas lecturas, y cuando se aplican a nombrar formas y figuras de shibari siempre están sujetos a discusión. A continuación, presentamos interpretaciones ampliamente aceptadas:
- 後 → (go, ushiro) atrás, detrás.
- 手 → (te, shu) mano, relativo a las manos.
- 小 → (ko) pequeño.
- 高 → (taka) en alto, elevado.
- 縛 → (baku) atado.
- 後手 → (gote) manos a la espalda.
- 小手 → (kote) antebrazo.
- 後手縛り→ (gote shibari) atadura con las manos en la espalda.
- 後ろ高手小手縛り → (ushiro takate kote shibari) atadura con las manos a la espalda elevadas.
Tipos de gote
El gote destaca en repertorio del shibari como una figura de popularidad. Manifestándose a través de una amplia gama de variaciones y técnicas.
Sin embargo, en esta clase nos centraremos específicamente en las formas de gote empleadas en el estilo Yagami Ryu. Este estilo se caracteriza por su enfoque en el estudio y aplicación de “técnicas básicas”.
Al centrarnos en los fundamentos ténicos, las indicaciones proporcionadas en esta clase pueden ser adaptadas a la mayoría de las variantes de gote. Ofreciendo una base sólida para comprender y aplicar estas técnicas, no solo en el contexto de Yagami Ryu, sino también en otras escuelas de shibari.
En el caso de "gotes" específicos de estilos o escuelas, la recomendación es consultar siempre con instructores cualificados y autorizados para enseñas esas técnicas en particular.
Gote: definición operativa
El término "gote" engloba una diversidad de enfoques e interpretaciones. Aclaremos ahora algunos conceptos para poder abordar la seguridad desde una perspectiva técnica eficaz.
Vamos a dejar a un lado las interpretaciones derivadas de patrones de cuerda o apariencia visual. En su lugar, nos concentraremos en la técnica misma y en sus efectos. Buscando establecer una base sólida y objetiva desde la cual podamos explorar cómo obtener seguridad con precisión y eficiencia.
Al centrarnos en la técnica y sus aplicaciones, estamos trazando un camino para una comprensión más profunda de cómo las diferentes variantes de gote pueden afectar la seguridad.
Así pues, y dentro del enfoque que le damos en esta clase, para considerar una forma o figura como "gote" han de estar presentes los siguientes elementos:
Restricción iniciada desde el antebrazo
La restricción comienza por la sujeción del antebrazo (ambos). Paso necesario tanto para conseguir los efectos anatómicos, como para construir la estructura de la atadura.
Ambos brazos situados tras el cuerpo
Es el elemento diferenciador, ambos brazos se sitúan en la parte de atrás del cuerpo, por debajo de los hombros.
El conjunto tronco-brazos adopta una forma de “cuadrado”
Entiéndase aquí “cuadrado” como metáfora de postura balanceada y estable, y no como descripción visual de la forma que adopta el cuerpo.
Activación muscular en el core, brazos y espalda
El shibari no es pasivo, la activación muscular es un requisito. Las formas tipo gote actúan especialmente sobre todo el tronco.
Línea de cuerda pasa sobre el pecho
A nivel visual, una de sus características más reconocibles. Al menos una línea de cuerda debe pasar sobre el pecho, recorriendo el perímetro del torso.
Vectores de movimiento
Las formas de gote generan vectores de movimiento que permiten gestionar el balance de la persona atada con gran facilidad.
En la práctica, las figuras "gote" se revelan como herramientas sumamente útiles y prácticas para administrar el balance y la postura de la persona atada.
Sin embargo, si no contamos con los conocimientos y habilidades necesarios para ejecutar estas formas adecuadamente puede darse situaciones potencialmente peligrosas.
Fundamentos biomecánicos
En su estado natural, un cuerpo no restringido administra su equilibrio principalmente a través de tres componentes esenciales: los dedos de los pies, la pelvis y los brazos. Estos elementos le permiten mantener una posición equilibrada y estable.
- Los dedos de los pies desempeñan un papel fundamental al actuar como anclaje en contacto con el suelo. A través de la flexión y extensión de los dedos, el cuerpo gestiona el balanceo, permitiendo ajustes sutiles en la posición y manteniendo la estabilidad.
- La pelvis, como conexión crucial entre las extremidades inferiores y la parte superior del cuerpo actúa transmitiendo la estabilidad desde las piernas hacia la parte superior y viceversa.
- Los brazos y el conjunto del tórax con sus movimientos, y en particular su extensión y cambios de posición, actúan como contrapesos que ayudan a contrarrestar los desplazamientos del cuerpo.
Estas partes del cuerpo interactúan entre sí para mantener el equilibrio y la postura. Al comprender estos principios anatómicos, podemos abordar la práctica del shibari de manera consciente y segura, minimizando los riesgos asociados y garantizando la comodidad y bienestar de la persona atada..
Al restringir los brazos y posicionarlos hacia la espalda, se produce una limitación significativa en la capacidad del cuerpo para gestionar el balance. La posición de los brazos en la espalda restringe la capacidad de utilizarlos como contrapesos naturales. Como resultado, la persona estará en una posición vulnerable, pero también aumenta el riesgo de lesiones o incomodidades.
Con este tipo de restricciones, la persona atada pierde gran parte de su capacidad de gestión, en este caso sobre su balance y postura, pasando esa gestión a la persona que ata. Es la asimetría del shibari.
A nivel neurológico, al no poder hacer uso de los brazos, el cerebro traspasará sus funciones (en lo relativo a mantener el balance) a los otros dos elementos, es decir, los dedos de los pies, y sobre todo, la pelvis.
Si estamos en un contexto de shibari erótico, esa mayor focalización en la pelvis resultará muy interesante de cara a provocar estimulación indirecta.
La línea sobre el pecho establece un vector de fuerza entre el propio pecho y el nudo, tronco o punto de control del gote, ubicado en la espalda. Esta estructura actúa como una vía que recoge las fuerzas que antes eran compensadas por los brazos. Dirigiéndolas hacia el punto de control del gote y, a través de la estructura, son transmitidas al suelo.
Esta técnica permite una gestión más eficiente del cuerpo al distribuir las fuerzas de manera equilibrada y controlada por la persona que ata. Comprender y aplicar estos conceptos es esencial para una vivencia segura del shibari.
Identificando los riesgos
A grandes rasgos, hay tres tipos de riesgos cuando se llevan a cabo formas tipo "gote":
Falta de habilidades o conocimientos
Aunque el gote pueda parecer una figura sencilla, es esencial entender que su ejecución incorrecta puede llevar a situaciones peligrosas y, en última instancia, provocar lesiones.
La solución a este riesgo es bastante fácil: adquirir formación adecuada y practicar bajo supervisión de alguien que posea el conocimiento y las habilidades necesarias para enseñar.
Esta formación no solo debe abordar las técnicas, sino también los protocolos de seguridad y las mejores prácticas para minimizar los riesgos.
Además de la formación, se requiere un ejercicio honesto de responsabilidad personal. Cada individuo involucrado en la práctica del shibari debe ser consciente de sus propias capacidades y límites. Esto implica reconocer cuándo es apropiado practicar y cuándo es necesario parar, o buscar ayuda u orientación adicional.
Mitos e informaciones sin base
Un ejemplo de estos riesgos es el mito de que los brazos en las posiciones de gote deben mantenerse siempre flexionados en forma de caja, y que cuanto más alto estén las manos, mejor.
Para prevenir este tipo de riesgo, es necesario buscar fuentes de información y formación confiables. Es importante contrastar la información que recibimos y asegurarnos de que cualquier afirmación contundente tenga un respaldo sólido en términos técnicos y anatómicos.
No debemos dar por sentado que algo se hace de cierta manera solo porque alguien lo afirma con seguridad. La búsqueda de conocimientos sólidos y el ejercicio del escepticismo saludable son herramientas vitales para evitar riesgos innecesarios.
Debemos asegurar que nuestra práctica del shibari no esté guiada por creencias infundadas.
En lo que respecta a la flexión y el “cruce” de los brazos hacia la espalda, partamos del hecho de que la mayor parte de la población occidental no puede adoptar esta posición de manera segura.
Esto significa que su rango de movimiento activo no les permite colocar los brazos en la parte posterior en la forma de una caja sin realizar ajustes compensatorios.
Estas compensaciones forman precisamente el tercer grupo de riesgos.
En esta situación, lo que sucede es que los brazos adoptan la posición requerida con la ayuda de la persona que ata, sin utilizar su musculatura para mantener la posición. Generando compensaciones , ya que el cuerpo se acomoda pasivamente a la posición en lugar de participar activamente en ella.
Cuando se aplican fuerzas en esta configuración, el cuerpo no estará en posición óptima para distribuir las fuerzas de manera equilibrada. En consecuencia, estas fuerzas pueden ejercer presión sobre tejidos y estructuras que no están diseñados para soportar esa carga.
El cuerpo es capaz de adaptarse a nuestras demandas, si no comprendemos sus límites, puede responder de modo subóptimo, sobrecargando estructuras y tejidos.
A corto plazo, una sesión que involucre compensaciones no necesariamente resultará en una lesión inmediata o dolor evidente. Sin embargo, al persistir, es probable que los problemas se manifiesten.
Estos daños suelen surgir en el punto más débil del cuerpo, y su impacto será gradual pero significativo.
Por ello es esencial respetar la fisiología del cuerpo al practicar el shibari. La comprensión y el respeto por las capacidades individuales son fundamentales para prevenir lesiones y mantener una práctica segura.
Compensaciones
Si la construcción del gote no se realiza adecuadamente, si la activación de los brazos está ausente, si no se rota el hombro correctamente, o si los brazos se elevan demasiado para esa persona en ese momento, no podrá sostener la postura de manera activa.
Un indicador visual de esto serán los hombros están elevados. En tal caso, al aplicar fuerzas verticales, los hombros subirán, pero la cabeza no lo hará, dando la impresión de "encogerse de hombros".
El peligro radica en que las fuerzas aplicadas no impulsarán el cuerpo hacia arriba, sino que comprimirán el cuello, las cervicales y la estructura entre el cuello y los hombros. Los efectos leves podrían ser la contraturación de los músculos al absorber la energía.
Si los músculos no pueden manejar la fuerza aplicada, los tejidos conectivos serán los afectados. Esto podría llevar el riesgo hacia las cervicales y los nervios que emanan de ellas, posiblemente causando pinzamientos. Ninguno de estos efectos es deseable y presentan graves riesgos para la salud.
Si la forma está correctamente construida, el tronco se elevará uniformemente.
Otra manera de identificar la presencia de compensaciones es observar las escápulas. Estas deberían estar planas y pegadas al cuerpo.
Si las escápulas están despegadas o abiertas, indica que la forma está mal aplicada y que la persona atada está compensando. La razón detrás de esto suele ser llevar los brazos demasiado arriba o demasiado atrás para esa persona en ese momento.
Cuando las escápulas están abiertas, se dificulta la creación del efecto de “cuadrado” que se busca en el gote. La falta de soporte para construir el vector de fuerzas necesario hace que la distribución del peso se cargue contra las estructuras más débiles del cuerpo.
Para mantener las escápulas en una posición adecuada y plana, debemos llevar a cabo una activación muscular efectiva al aplicar las restricciones. Además, es importante rotar el hombro de manera apropiada y mantenerse dentro del rango activo de movimiento.
Siguiendo esta receta, se puede lograr una posición de las escápulas que contribuya a una práctica segura y cómoda en el shibari.
Otro indicador es que las costillas no deben sobresalir por encima de la pelvis. Esta observación requiere previo conocimiento de la posición neutral de las costillas. El aprendizaje se facilita al observar y tocar.
Cuando las costillas sobresalen hacia adelante, por delante de la pelvis, se provoca un desplazamiento del diafragma. Generando limitaciones tanto en la capacidad respiratoria como en la activación del "core".
Si apreciamos que las costillas están sobresaliendo hacia adelante, podemos corregirlo al llevar las costillas de nuevo a su posición óptima, es decir, alineadas sobre la pelvis. La forma ideal de abordar esto es sugerir el movimiento a la persona atada; si es necesario, podemos proporcionar ayuda suave para facilitar el ajuste.
Un efecto secundario no deseado de las compensaciones es que dificultan en gran medida la capacidad del atador para gestionar el cuerpo de la persona atada. Esta dificultad incrementa el riesgo de lesiones físicas o daño debido a un manejo ineficiente.
La pelvis juega un papel fundamental en las técnicas de cuerpo aplicadas en el shibari, por lo que no puede pasarse por alto. Es esencial verificar que la pelvis se mantenga en una posición neutra, sin balancear hacia adelante o hacia atrás.
A pesar de que un mal balance de la pelvis pueda dar una impresión visualmente agradable para un ojo inexperto, en realidad desbarata por completo el efecto y la función del shibari.
Un balance subóptimo debido a una mala colocación de la pelvis tendrá repercusiones en todo el cuerpo, disminuyendo la eficiencia y la intensidad de la experiencia. Si la pelvis no está bien posicionada, pocas cosas funcionarán de manera adecuada en el shibari.
Para corregir la postura de la pelvis basta con iniciar un movimiento rotativo en la dirección deseada. Dependiendo de la postura en la que nos encontremos, especialmente si estamos en el suelo, es posible que sea necesario recolocar todo el cuerpo para lograr la alineación adecuada de la pelvis.
Reducción de riesgos
Ahora que ya conocemos los riesgos, vamos a ver cómo minimizarlos.
Ante todo, comprobar si la persona puede o no puede adoptar la posición de manera activa, es decir, si puede hacerlo por sí misma.
Si la persona puede, eso es ideal. Utilizaremos esa capacidad como referencia. Si la persona solo puede hacerlo hasta cierto punto, esa será nuestra guía.
Si la persona no puede ejecutar la posición, no hay problema. En ese caso, deberemos buscar alternativas y adaptarnos a sus capacidades. Esto podría implicar usar formas de gote en las que, por ejemplo, los brazos estén extendidos o separados.
Es importante señalar que colocar los brazos adelante no es una alternativa válida. Esta postura no guarda relación con el gote, sus dinámicas y sus efectos.
La activación muscular debe ser constantemente verificada. El rango de movimiento de una persona estará determinado por su capacidad de mantener la musculatura activa.
No solo los músculos de los brazos deben estar activos, sino también los músculos de la faja abdominal, los costados y la espalda. Estos grupos musculares trabajan en conjunto para respaldar y estabilizar las formas en cuadrado que se adoptan en el gote.
Asegurar la estabilidad a nivel articular. Los hombros deben estar rotados y las escápulas deben mantenerse planas.
No debemos olvidar prestar atención a las piernas. Aunque no las hayamos mencionado hasta ahora, su importancia es significativa, especialmente cuando estamos de pie.
Toda la gestión del balance y la postura puede colapsar si no dedicamos atención a las piernas.
En el caso de estar de pie, las piernas deben ofrecer un apoyo sólido y estable al cuerpo. En el caso de estar en el suelo, deben ser acomodadas de manera que no se conviertan en un obstáculo o fuente de incomodidad.
Codos en línea con los hombros
Uno de los consejos que a menudo se escucha es que los codos deben quedar "dentro" de la línea de los hombros en las figuras tipo gote. Sin embargo, este consejo puede enmascarar errores, ya que solamente es un indicativo y no una medida de seguridad.
La base de esta recomendación se encuentra en que, si no rotamos los hombros, aplanamos las escápulas y mantenemos la activación muscular, los codos tenderán a sobresalir hacia afuera. Sin embargo, es posible que incluso con los codos dentro de la línea de los hombros, sigan dándose compensaciones.
Por lo tanto, como indicador, esta regla no resulta muy confiable. No obstante, hay un punto importante a considerar: si los codos están fuera de la línea de los hombros, existe una alta probabilidad de golpearse en zonas dolorosas.
Pliegues vertebrales
Los pliegues vertebrales son una alarma de que estamos ejecutando algo incorrectamente en términos de postura y movimiento. Los pliegues a los que nos referimos son los que ocurren a lo largo de la columna vertebral.
Para comprender mejor este concepto, es necesario considerar que la columna vertebral está compuesta por una serie de vértebras. Cuando se realiza un movimiento, lo ideal es distribuirlo a través de varias vértebras, lo que permite que el esfuerzo se reparta de manera uniforme.
Cuando un movimiento se lleva a cabo de manera subóptima y se concentra en la unión de dos vértebras, se produce lo que se llama un pliegue vertebral. En esta situación, los discos intervertebrales quedan comprimidos, y los nervios y vasos sanguíneos pueden pinzarse. Esto, claramente, es un riesgo serio para la salud y el bienestar.
Un ejemplo de esto puede ser cuando, al llevar a cabo ciertas formas, se elevan los hombros o se flexionan excesivamente las lumbares para lograr una posición determinada. Estas acciones pueden generar pliegues vertebrales no deseados y aumentar el riesgo de lesiones y molestias.
Evitar los pliegues vertebrales es imprescindible para una práctica segura del shibari. Asegurar que los movimientos se distribuyan de modo uniforme a lo largo de la columna vertebral y evitar tensiones indebidas en la zona lumbar y otras áreas críticas es requisito para prevenir lesiones.
Gestión del movimiento
El "gote" no es una forma estática, sino que está diseñado para permitir manejar cuerpo. Para gestionar ese movimiento con eficienca necesitas comprender los vectores de movimiento asociados a cada tipo de gote.
Existen gotes, la mayoría de ellos, concebidos para moverse en el plano horizontal, es decir, hacia adelante, hacia atrás y lateralmente. Otros gotes, que suelen ser más complejos (aunque no siempre), incorporan movimientos en el plano vertical.
Por eso es necesario conocer la técnica particular que estamos emplenado, entendiendo sus propositos y aplicaciones.
Imaginemos que intentamos cruzar un país usando un automóvil deportivo o una excavadora. Una de las opciones es claramente más eficiente. Igualmente, si nuestro objetivo es derribar un edificio, podemos intentarlo con un automóvil deportivo o una excavadora. Lo mismo aplica a estas técnicas de shibari.
Todos los movimientos que aplicamos a un gote deben ser circulares. Evitando el empuje lineal.
Manos que lloran
Para concluir nuestra revisión sobre la seguridad en el gote, evitemos que la persona atada agarre sus propios antebrazos.
Cuando lo hace, genera una tensión considerable en esa zona. Alterando la activación muscular y el balance del cuerpo, lo que a su vez disminuye la eficacia de la forma.
Desde una perspectiva estética, en la tradición japonesa se valora lo que se conoce como "manos llorando". Esto se refiere a una posición en la que las manos cuelgan de manera similar a las ramas de un sauce llorón o a las flores de la glicinia.