La atadura de la imagen en ocasiones es llamada "kasei", que viene a traducirse como carraspera o ronquido, en clara referencia a los sonidos guturales que se emiten cuando uno se ahoga o tiene dificultades para respirar.
Forma parte de las técnicas Kubi Shibari (首縛り), o ataduras de cuello, y se integra en las formas de aplicación «estrictas» (shoden).
Se trata de una aplicación técnica dura e intensa, altamente recomendable para quienes gustan de la asfixia erótica y quieran practicarla con seguridad.
Ya que, cuando se construye con los adecuados conocimientos, es segura, muy segura, tanto como intensa.
A la hora de aplicarla debéis tener en cuenta que se precisa ejercer "presión emocional", el sekibaku.
Quien ata debe restringir a la persona atada primero con su actitud, sus movimientos y el tono general con el que maneje la situación, siendo por así decirlo áspero o incluso agresivo (eso va en vuestros gustos conjuntos).
La gestión del cuerpo es igualmente importante, se trata de seguir “achicando” el espacio vital de la persona atada, hacerla sentirse pequeña, hacerle sentir que quien ata es más grande y amenazador.
El grado de activación en esta aplicación es muy alto, lo que sumado a una cierta reducción (mínima y segura) del volumen de aire que puede retener en su cuerpo, provocará un desgaste energético elevado, con lo que la intensidad emocional no podrá mantenerse elevadata tampoco mucho tiempo.
¿Cuánto tiempo?. Dependerá de cada persona, cada situación y aplicación.
Las manos se sitúan entre las cuerdas y el cuello, impidiendo que estas presionen o causen problemas. La persona atada, siempre debe poder mantener esa capacidad de gestión para garantizar tanto su seguridad como la eficacia de la técnica.
Y es que aquí entra una de las acepciones de "fuchin": Flotar y ahogarse.
Las manos protegiendo el cuello y asiendo las cuerdas le dan una sensación de seguridad y control, que con la adecuada gestión dará paso a una sensación de impotencia, al tener la movilidad de su tronco y brazos restringida, y únicamente poder impedir que la cuerda estrangule su cuello.
Obviamente, si hemos aplicado la técnica correctamente, no hay ningún riesgo de estrangulamiento.
Jugar con los tonos y los tiempos será clave para progresar en el uso de la técnica, combinando el juego mental con el físico. Es importante evitar la linealidad, quien ata debe marcar tiempos irregulares, anticipándose a los cambios de estado de la persona atada.
Debemos poner especial cuidado en la gestión de esta aplicación, llevando el elevado éstres que provoca hacia la excitación erótica, evitando que derive en un episodio de violencia y brutalidad, ya que sus características la convierten en una herramienta muy poderosa y eficiente.
Recordar siempre que tanto el cuello como las muñecas y los tobillos son zonas muy sensibles y delicadas. Prudencia.
No se trata de provocar asfixia. Buscamos una sensación de restricción activa, no meditativa.
A la hora de optimizar el aprendizaje de las técnicas mediante este tipo de ejercicios, lo más adecuado es analizar de forma individual cada movimiento, cada paso que damos. Ver qué reacciones causa, cómo funciona.
Si no entiendes lo que estás haciendo, pregunta. Imitar sin entender, sin comprender ni saber lo que se hace es asumir riesgos de forma irresponsable.