Uno de los mantras habituales en el Yagami Ryu es hablar de la intención y la honestidad como los «requisitos» para practicar este estilo. Pero, ¿a qué nos referimos realmente con estos dos conceptos?
Honestidad parece sencillo de entender, ¿verdad?
Nos estamos refiriendo a una serie de valores positivos, como la verdad, la justicia, la empatía, la ausencia de engaño y la disposición a la franqueza.
Por su parte, intención hace referencia a una idea o propósito que guía el modo de proceder, una determinación o designio, e incluso a la voluntad de conseguir algo.
Aunque, si nos paramos a pensarlo un poco, ambos son conceptos bastante volubles, en el sentido de que pueden manejarse, interpretarse o deformarse lo suficiente como para adaptarse a los intereses o conveniencias de cada individuo y cada circunstancia.
Lo que los dejaría huecos y carentes de sentido en un intento de conocer, comprender y gestionar con seguridad una técnica como el shibari.
Entiéndase aquí que este concepto de «técnica» implica que debe funcionar en la práctica totalidad de las situaciones, independientemente de los gustos, intereses particulares o circunstancias concurrentes.
De otra forma, estaríamos hablando de opiniones, ocurrencias, ideas al viento o disparates. Pero no de técnica. Con los riesgos que esto conlleva.
Así que vamos a ver detalladamente qué es lo que quiere decir «honestidad e intención» en el contexto del shibari erótico.
En primer lugar, vamos a situarnos en el contexto de una interacción erótica en la que implicaremos el shibari como una técnica para ampliar la vivencia en varios de sus aspectos.
Dentro de esta interacción, el deseo actúa como motor y elemento clave. Nos estamos refiriendo aquí al "deseo erótico". Y lo que buscamos con esta interacción es, precisamente, satisfacerlo.
La adecuada gestión del deseo desemboca en su satisfacción, y para llegar a ella debemos dar dos pasos previos: el autoconocimiento y la aceptación.
De esta forma, conocerse implica comprender las necesidades, preferencias y límites que cada uno tiene, entendiendo qué es lo que somos, nos identifica y nos apetece en cada momento e interacción.
Esta es la honestidad a la que nos referíamos. Con el autoconocimiento fijamos unos valores de referencia para nuestra individualidad.
Aceptarse es un proceso aún más complejo que conocerse. Implica integrar nuestra identidad sexual, aquello que nos estimula y mueve en el plano erótico con nuestras prácticas y vivencias, permitiéndonos pasar esta identidad del plano del pensamiento al de las acciones.
Y esto es lo que realmente implica «intención».
Esta es una introducción rápida a estos conceptos que explicamos y analizamos de forma más extensa y detallada en nuestro curso de shibari online.