De nada nos servirá saber replicar figuras elaboradas con las cuerdas si no somos capaces de conectar con la persona con la que estamos interactuando
Estos conceptos están tomados directamente de las artes marciales. Es obvio que si buscamos una forma eficiente de manejar y restringir a una persona, lo adecuado es recurrir a las técnicas que ya están desarrolladas y debidamente probadas a lo largo del tiempo.
Maa es el espacio entre dos cosas, en este caso personas. Llevado al shibari podemos entenderlo también como el espacio personal que activa nuestras reacciones o reflejos cuando algo entra en él.
Recientes estudios científicos dan respaldo a este concepto, midiendo variaciones en el campo electromagnético generado por cada cuerpo, y constatando la capacidad para percibir esas variaciones.
Nuestra primera toma de contacto físico durante la sesión de shibari es clave.
La forma en que quien ata se aproxima y toca por primera vez a quien va a ser atado es "la primera impresión".
Dependiendo de la forma en que lo hagamos, crearemos una sensación que determinará en buena medida lo que suceda a continuación.
Maai es la interacción entre dos "maa" o espacios personales.
El "ai" final de la palabra significa armonía, y en eso consiste, en armonizar los espacios individuales, preservándolos, pero al mismo tiempo generando un nuevo espacio común que los contiene y que facilitará la creación de instantes compartidos, algo clave para una interacción erótica satisfactoria.
Entender y aprender a gestionar estos conceptos es necesario para un buen desarrollo en el shibari. De nada nos servirá saber replicar figuras elaboradas con las cuerdas si no somos capaces de conectar con la persona con la que estamos interactuando.
Cada ocasión será diferente, incluso entre las mismas personas. Por lo que no tiene sentido aplicar un "método magistral".
Quien ata, debe partir de una intención clara, pero sin una "hoja de ruta" preestablecida, iniciar el movimiento y prestar atención a la respuesta (reacción) de la persona atada, valorar si está en línea con su intención, y adecuar el siguiente paso de forma que la sesión fluya.
Lo ideal es que la persona atada no maquille ni esconda sus reacciones, si algo le agrada, o le desagrada tiene que manifestarlo. Su intención y expectativas sobre la sesión no tienen que coincidir con las de la otra parte, posiblemente no lo hagan.
Sí que es necesario que sean compatibles, de lo contrario estaremos en una situación complicada que puede desembocar en situaciones insatisfactorias, desagradables o incluso de abuso.
Adecuando el desarrollo de la sesión a las reacciones de la persona atada, orientándola hacia la intención inicial (que con cada respuesta irá definiéndose) es la forma en que ambos participantes crearan instantes compartidos, elaborarán su propio discurso erótico personal, enriqueciendo su relación y sus interacciones eróticas al conocer y comprender cada uno los deseos eróticos del otro.
Maa y Agarre
La aproximación a la persona atada, y su sujeción no son un simple trámite necesario. Son el inicio de la conversación que supone una sesión de shibari.
Por lo tanto, deben cuidarse. Son la presentación de la persona que ata, de su intención. El maestro Yukimura decía que la persona atada identifica la intención de la persona que ata en ese primer contacto.
Determina el tono inicial de la conversación (sesión). Ojo, es una conversación, por lo que tras «saludar» quien ata debe escuchar atentamente la respuesta de la persona atada. Y continuar el diálogo a tenor de la respuesta obtenida.
Diálogo, no discusión, no monólogo, no dos disertaciones independientes. Si queremos convertir los MAA de ambos en un MAAI, la escucha debe ser activa, y quien ata debe adaptarse a la respuesta recibida.
El maai no es solo un concepto de distancia; hay que incluir el movimiento de corazones en el espacio. Si tengo miedo, el espacio parece demasiado pequeño, si confío demasiado en mí mismo, el espacio se ve demasiado grande.
El ideograma ma (間) está constituido por la puerta y la luna. Es la luna percibida por el intersticio de puertas cerradas. Diremos: cualquier cerrada que sean las puertas, siempre queda un intersticio para dejar filtrar la luz de la luna.
Igualmente, por muy perfecta que sea la custodia, siempre hay un intersticio donde se desliza la luz de la luna.
¿Por qué tanta fuerza en el intersticio?
Solo porque esta ranura, por mínima que sea, contiene todo el espacio vacío.
- Tamura Nobuyoshi Sensei