Lección 2: Fundamentos del Yagami Ryu

Curso de Shibari Online | Shibari Dojo

Kote tori (小手取) - Shibari Dojo - Formación Online

Kote tori (小手取), también conocida como la técnica de agarre, es una de las habilidades que toda persona interesada en aprender a atar dentro de este estilo debe practicar incansablemente.

Dominar esta técnica es crucial para poder construir un espacio compartido (maai) y gestionar la tensión en el cuerpo, ya que representa el primer y decisivo contacto entre la persona que ata y la persona atada.

Aunque esta técnica tiene sus raíces en las artes marciales, en ningún caso debe entenderse como una forma de enfrentamiento, ni mucho menos de imposición de la voluntad de la persona que ata sobre la persona atada.

Al contrario, es una herramienta para la comunicación, para transmitir a la persona atada la intención de quien la va a atar, al tiempo que escucha su reacción y adapta su técnica para gestionar la sesión de forma armónica y sin rupturas.

La práctica y comprensión de esta técnica nos ayudará a entender la diferencia entre las aplicaciones duras y blandas dentro del estilo sekibaku, conceptos difusos para los cuales es complicado desarrollar una explicación que pueda llevarse a la práctica.

Algunos de los conceptos que se manejan en Kote Tori son conectar, mantener, enlazar o seguir, empleando en algunos casos las manos y en otros el core como vértice del movimiento.

Además, es necesario escuchar, gestionar, estimular, sugerir, subir y bajar, todas técnicas fundamentales de comunicación no verbal para gestionar la emoción y el deseo durante una sesión de shibari erótico.

Conectar

Conectar no es algo mágico que suceda por intercesión del amor o el espíritu santo.

La forma de acercarse, la actitud, la seguridad, la firmeza o suavidad en los movimientos, el análisis de la otra persona, la honestidad y una intención clara harán más fácil «conectar».

Todo esto, requiere un esfuerzo por parte de la persona que ata, poniendo todo el foco en la persona atada, anteponiéndola a su ego.

Mantener

Una vez se establece el contacto físico entre la persona que ata y la persona atada, debe mantenerse hasta el final de la sesión, bien sea con las manos, bien con otras partes de cuerpo o con la cuerda.

Enlazar

Empleamos el término “enlazar” y no “vincular” para referirnos a crear un lazo de comunicación entre dos personas, que va de una a otra y vuelve. Un ciclo que se repite continuamente durante toda la sesión.

Los vínculos, en el área emocional, no son compatibles con la exploración activa del deseo erótico.

Escuchar

Parte clave de la comunicación, y más en una conversación, es escuchar.

La persona que ata debe estar atenta a la forma en que la persona atada reacciona a cada una de sus acciones.

Seguir

En el sentido de que una vez que se escucha, hay que seguir la conversación, mantener el hilo de la misma, adaptar las acciones a la respuesta recibida.

Gestionar

En todo momento, ha de ser la persona que ata quien gestiona la sesión, no imponiendo, no dominando, sino modulando la expresión emocional de la persona atada.

Estimular

En un encuentro erótico no hay lugar a los movimientos fríos, dubitativos o innecesarios. La estimulación (siempre indirecta, como ya veremos más adelante) es clave en la gestión.

Sugerir

Durante todo el curso, nos referiremos a este concepto como inducir o iniciar el movimiento. Es una forma de gestión y escucha.

Sugerir de forma no explicita una acción y esperar la respuesta para dar el siguiente paso.

Subir y Bajar

Alterar el ritmo y el tono, tanto para adecuarlo al momento, como para encaminarlo hacia el siguiente paso.

Cuando se aplica esta técnica, es importante identificar y evitar sus vicios o defectos, que son:

  • La unilateralidad, es decir, manejar a la persona atada sin escuchar ni atender su deseo.
  • El uso de la fuerza física como lenguaje y herramienta de gestión.
  • La pérdida de contacto o de control sobre la movilidad y conducta de la persona atada.
  • Y la resistencia a la restricción, por parte de la persona atada, lo que viene a ser una trasposición de la unilateralidad desde la parte atada.

Conocer y comprender los fundamentos es clave para manejarse con soltura y seguridad en el estilo. Una técnica aparentemente simple, como es Kote Tori, integra toda una serie de fundamentos en su desarrollo y aplicación.

Por supuesto, que puedes aplicar esta y otras técnicas ignorando todos estos detalles, pero os estaréis perdiendo una parte importante en vuestra vivencia del shibari, y lo que es peor, en caso de que algo no funcione o salga mal, no sabrás cuál es la causa, ni como reaccionar adecuadamente.

Tiempo de reacción

El tiempo de reacción es la fracción de tiempo que transcurre entre que nuestro cerebro da una orden al cuerpo y este la ejecuta.

Educar al cuerpo, generar memoria muscular, que nos ayude a reducir el tiempo de reacción, es necesario para construir un shibari fluido y seguro.

Una reacción o movimiento automatizado son siempre más rápidos que el mismo movimiento o reacción premeditados.

No solamente se trata de ser rápidos atando, sobre todo se trata de atar con confianza en uno mismo, con seguridad.

Pero también debemos estar atentos a los sutiles cambios en la persona atada si queremos llevar una gestión emocional adaptativa en nuestras sesiones de shibari.

Ambas cosas se entrenan.

Ritmo y tono

En sekibaku contemplamos dos formas de aplicar el shibari. Una dura o rígida, y otra suave o fluida.

No confundir dura con fuerte ni suave con floja. Se refieren al tono. Sekibaku no es un shibari de fuerza ni de pelea. Eso limitaría a que quien ata siempre ha de ser más fuerte que la persona atada. Y no es así. Sekibaku es para todos los cuerpos.

Es importante combinar ambas formas de aplicar la técnica. No aleatoriamente, sino como forma de adaptación al devenir de la sesión.

La gestión de la emoción deseo no puede ser lineal. Habrá momentos en los que sea necesaria más intensidad y otros en los que tengamos que rebajarla.

Dinámica

¿En qué consiste la técnica de Kote tori (小手取) o agarre?

Su propio nombre lo indica, es una técnica muy eficiente para "agarrar y manejar" a otra persona empleando su balance.

A continuación de esta clase se incluyen varios ejercicios, es recomendable hacerlos en el orden indicado para entender mejor esta explicación.

Para este nivel de formación, y para su uso en shibari, vamos a dar algunas pautas.

El agarre se lleva a cabo sobre el antebrazo

Biomecánicamente, una sujeción sobre el antebrazo de la otra persona nos permitirá establecer vectores de fuerza y movimiento, que por efecto de la triangulación nos facilitan la gestión de su cuerpo utilizando su peso y balance en lugar de nuestra fuerza.

NO EFECTUAR EL AGARRE SOBRE LAS MUÑECAS. Son articulaciones inestables, flexionan y el riesgo de lesión aumenta si aplicamos fuerzas contra ellas.

La parte del antebrazo sobre la que se actúa es clave

Hay grandes diferencias en cuanto al resultado dependiendo de la zona del antebrazo sobre la que efectuemos la técnica.

La proximidad a muñeca o codo cambiará su eficacia. Cada persona tendrá su punto donde responderá mejor, ensayo y error.

Test rápido

Probad ambos, pero de forma independiente, a realizar este ejercicio para identificar vuestro punto de fuerza óptimo en el antebrazo.

  1. Preparación: Coloca una mesa estable frente a ti. Asegúrate de tener suficiente espacio para mover el brazo cómodamente.
  2. Posición inicial: Apoya el borde de tu antebrazo sobre la mesa, alineado con el dedo meñique. El "lado meñique" debe estar en contacto con la superficie de la mesa.
  3. Ajuste del ángulo: Desplázate hasta el borde de la mesa, asegurándote de que el antebrazo forme un ángulo con la superficie de la mesa. Solo debe haber un punto de contacto entre el antebrazo y la mesa, y este debe ser en la línea del meñique.
  4. Prueba de fuerza:
    • Comienza aplicando presión hacia abajo con el antebrazo en la proximidad de la muñeca.
    • Ve desplazando el punto de presión hacia el codo, moviendo tu brazo a lo largo de la mesa.
    • En cada posición, nota la cantidad de fuerza que puedes aplicar.
  5. Identificación del punto óptimo:
    • Presta atención a dónde sientes que puedes ejercer la mayor cantidad de fuerza con comodidad y control. Ese es tu punto óptimo para aplicar esta técnica de empuje.

Objetivo: Este ejercicio te ayuda a encontrar el punto de contacto en tu antebrazo donde puedes generar la máxima fuerza. Necesario para técnicas que requieren empuje y apoyo efectivo, maximizando la eficiencia y reduciendo el riesgo de lesiones.

Asegúrate de realizar este ejercicio con una postura correcta y relajada, evitando tensiones innecesarias en otras partes del cuerpo.

Agarrar o envolver

La respuesta del cuerpo de la persona que recibe la técnica variará si la ejercemos sobre una parte del antebrazo (por ejemplo, el punto identificado en el punto anterior), sobre otra, o si envolvemos con la mano todo el brazo.

Como vimos en las lecciones de anatomía, la musculatura funciona en pares, un músculo «estira» y otro se “encoge” para facilitar los movimientos.

De modo que si “envolvemos” todo su antebrazo con la mano, estaremos actuando sobre dos conjuntos de músculos con funciones opuestas, lo que enviará al cerebro señales contradictorias.

Mano abierta

Cuando ejecutes la técnica de agarre, ejerce la mínima fuerza posible con tu mano, no agarres con fuerza. No se trata de eso.

Si aprietas la mano, si sacas la fuerza de tu mano, no serás capaz de estabilizar tus articulaciones, no podrás aprovechar el balance de la otra persona, y la gestión será torpe.

Por contra, si la fuerza proviene de tu core, podrás manejarla con suavidad, control y fluidez.

NO FLEXIONES TU MUÑECA. Quien aplica la técnica, debe cuidar de no flexionar su muñeca, básicamente por suponer cualquier ángulo, un punto de fuga de las energías. A nivel biomecánico, sirven los mismos argumentos que para no aplicar la técnica en la muñeca.