Lección 3: Toriatsukai (三回目取扱)

Gestión y Manejo en el Yagami Ryu

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Diagrama del Deseo | Shibari Dojo - Formación Online

Sistema mediante el cual gestionar de modo adaptativo y saludable el deseo erótico durante la sesión de shibari.

Diagrama del deseo

Diagrama del Deseo en el Sekibaku
Diseño original del primer "pentagrama" pintado a mano por Yagami Ren.

En el Yagami Ren Ryu hemos desarrollado y aplicamos en la práctica un sistema mediante el cual gestionar de modo adaptativo y saludable las emociones durante la sesión de shibari.

Aquí hago una anotación. Sekibaku es un estilo de shibari erótico.

Son un conjunto de técnicas enfocadas a la vivencia erótica. Por lo que es importante entender y comprender que su aplicación real es en la propia vivencia, en la interacción privada entre dos (o más) personas.

No es un shibari enfocado al espectáculo. Por lo que aquellas escenas que se muestran en un show, o en una película, si bien son plenamente "canónicas", no recogen ni muestran todo el abanico de técnicas y herramientas que el sekibaku puede aportar a una interacción privada.

En estos casos, los espectáculos, o los audiovisuales, no muestran otra cosa que a actores profesionales con un elevado dominio de la técnica, representando una ficción largamente preparada y ensayada.

Diferenciemos siempre ficción de realidad. Imitar la ficción puede ser peligroso, o cuando menos, insatisfactorio, ya que lo mostrado en un espectáculo no tiene por qué coincidir con tu erótica, habilidades o intereses personales.

Recuerda. Adaptar es clave. Conocer la técnica y, sobre todo, comprenderla, es imprescindible.

En la interacción erótica, el sekibaku nos ayudará a conocer el deseo de la otra persona, a mostrar lo que llamamos "deseo oculto", que no es otra cosa que la expresión más profunda de su erótica.

Aquellos deseos menos accesibles y de los que podemos no ser conscientes que los tenemos. Pero son nuestros, y están ahí, en nuestro interior.

El deseo erótico es una emoción, y como tal es gestionable mediante el pensamiento y la conducta (de la persona que está viviendo dicha emoción).

Si nos situamos en una sesión de shibari, una persona es atada, se la priva de la capacidad de gestionar su conducta; no puede moverse. Solo le queda el pensamiento, y al pensamiento de una persona tan solamente tiene acceso esa persona.

La persona que ata gestiona la conducta de la persona atada aplicando técnicas de cuerpo y cuerda.

Aplicando las cuerdas de la forma y con la tensión apropiadas para reforzar estos mensajes, al tiempo que se mantiene una restricción eficaz que imposibilite a la persona atada gestionar su conducta.

Disponiendo y colocando su cuerpo en un estado y posición apropiadas para comunicar su intención erótica a la persona atada, para facilitar que brote su deseo.

Recordemos aquí la "curva normal" que representa el proceso de toda emoción. Una curva de subida, una zona de "pico", y una curva de bajada.

La sesión de shibari debería seguir un esquema similar: una fase de subida donde vamos alimentando el deseo, una zona de pico donde el deseo oculto se muestra, y finalmente, una fase de bajada en la que procesamos la sesión.

No confundir esta "curva" con el ritmo o tempo de la sesión. Son cosas totalmente diferentes.

Al deseo no podemos acceder de forma directa, ni pretender descubrirlo rápidamente. Al fin y al cabo estamos en una interacción erótica, no queremos que sea rápida ¿verdad?.

El cuerpo humano está diseñado para economizar energía.

Procesar, percibir e interactuar con el entorno pueden suponer un gran consumo de energías, por lo que para realizar estas tareas el cerebro recurre a los esquemas que ya tiene para resolver una determinada situación.

Sabe que le funcionan por haber sido útiles en experiencias previas o situaciones similares.

Estos esquemas se estructuran por niveles, cada uno requiere de más energía que el anterior y profundiza un poco más en la persona.

Podemos representarlos visualmente como las sucesivas capas de una cebolla. Retiramos una y encontramos otra, y tras esta otra, y así sucesivamente.

Ante una emoción como el deseo, el impulso es de satisfacerlo de forma inmediata. Gestionarlo durante mucho tiempo supone una demanda importante de energía.

La persona privada de capacidad de gestión sobre su conducta (para por ejemplo poder masturbarse y de esta manera obtener alivio rápido) recurrirá a su pensamiento. Mostrándole su cerebro el esquema mental más frecuente, o reciente, que le ayudó a satisfacer el deseo con anterioridad.

Si aquí dejamos a la persona atada fluir libremente en su "viaje" se quedará en este primer esquema, no profundizará en su interior.

Esto es complacer, no satisfacer. Pero si gestionamos la situación para que, sin que la curva del deseo decrezca, deseche este primer pensamiento y recurra a otro "más interno", estaremos dando un paso juntos hacia un conocimiento mutuo más profundo.

Estamos creando conceptos compartidos que nos ayudaran a satisfacer de forma saludable nuestros deseos.