Lección 2: kihon (第二課基本)

Fundamentos del Yagami Ryu

Curso de Shibari Online | Shibari Dojo
Tetori Sankaku (手取三角) | Taijutsu (體術)

En esta clase nos vamos a centrar en la técnica de Tetori Sankaku (手取三角) o como se diría en español, "Teoría del Triángulo".

Precauciones

A medida que progresamos en el curso, las técnicas se vuelven más complejas. Mientras que en los primeros ejercicios era suficiente contar con una guía escrita y práctica privada, a partir de este punto es imprescindible la supervisión directa de los instructores.

Supervisión y adaptación

La supervisión de los instructores asegura que las técnicas se realicen correctamente y de manera segura. Los movimientos más avanzados requieren una precisión y control y normalmente correcciones en tiempo real y ajustes de la técnica para adaptarla a las circunstancias y anatomía de cada persona.

Requisitos

  1. Práctica continua y frecuente: Necesaria para desarrollar la base de habilidades que utilizaremos en los movimientos más avanzados.
  2. No intentes realizar esta técnica sin antes haber consultado con los instructores. Es necesario recibir instrucciones detalladas y personalizadas que se adapten a tus circunstancias particulares, ya que cada persona es diferente.

Recuerda: La seguridad y la correcta ejecución de las técnicas son prioridades absolutas. Avanzar sin la preparación adecuada o sin la guía de un instructor puede resultar en una práctica ineficaz o incluso en lesiones. Siempre busca la supervisión y sigue las recomendaciones para un progreso seguro y eficaz de tu técnica.

Ejercicio 5: Tetori Sankaku (手取三角)

En esta clase nos vamos a centrar en la técnica de Tetori Sankaku (手取三角) o como se diría en español, "Teoría del Triángulo". El nombre nos da ya algunas pistas de en qué consiste.

Se trata de una técnica de control o inmovilización, de restricción al fin y al cabo, que implica el uso de "triángulos" (sankaku) creados a partir de la posición del cuerpo o del punto de agarre con la mano (tetori).

Normalmente, involucrar la manipulación de las articulaciones desde el brazo y el control sobre el balance de la persona que la recibe, usando el agarre para crear un triángulo desde el que bloquear o controlar.

Esta es una técnica en la que aprovechamos el equilibrio y fuerza de la persona atada para manejarla por medio de movimientos circulares y fluidos. Se inspira en técnicas de proyección empleadas en artes marciales.

En shibari, utilizamos con frecuencia esta técnica, su uso más común es llevar atrás los brazos de la persona atada para atarlo ahí con alguna forma o figura restrictiva.

Técnica

Desglosamos paso a paso la técnica de Tetotri Sankaku.

Primero vamos a trabajar sobre un brazo, probad alternativamente con uno y otro, pero en esta fase del curso NO intentéis ejecutarla sobre los dos brazos. No se hace así.

Agarre

Esta técnica se trata detalladamente en las lecciones previas, por lo que aquí únicamente haremos unas valoraciones y añadidos para integrarla en la dinámica.

El primer paso es «agarrar» a la persona que recibe, entrar en su "espacio personal", sujetarla e iniciar la gestión.

Es un proceso clave. Ya que se establece la comunicación entre ambas partes. No se trata de aplicar fuerza, pero sí firmeza. No es apretar. Repito, la fuerza no es aconsejable.

El agarre debe efectuarse sobre el antebrazo, no sobre la muñeca. De forma envolvente, buscando establecer «comunicación» mediante los tendones y la fascia.

Por comunicación, aquí se hace referencia a que el cuerpo de la persona que recibe responde a este primer contacto.

La forma en que responde ha de ser observada por quien ejecuta, y a partir de esa reacción modular su gestión y adaptar los pasos siguientes que dé.

Con este primer agarre, buscamos además la activación del tríceps.

Esta activación es la clave de la restricción anatómica. Para conseguirlo nos aprovechamos de un reflejo que se produce al estimular la fascia del antebrazo (en la parte externa del mismo).

Leve movimiento hacia abajo (muy leve)

Al mismo tiempo que «agarramos», debemos aplicar un leve movimiento llevando el brazo hacia abajo de forma muy suave. No debe «torcer» los hombros.

Simplemente, buscamos crear un poco de espacio en la articulación del hombro para facilitar la rotación del húmero.

Para una mejor visualización podéis imaginar que el húmero en su extremo es como una pelota de golf, y el apoyo que tiene para la rotación es de tamaño del tee (el palito sobre el que se ponen las pelotas de golf). Por eso es necesario este movimiento de acomodación.

El movimiento ha de ser muy leve, el feedback por parte de la persona atada es importante en este y en cada uno de los pasos.

Torcer los hombros: llevarlos hacia adelante (rotación interna). Es algo que debemos evitar en esta técnica y, por lo tanto, estar muy atentos a ello.

Llevar el brazo atrás

Sin perder la activación del tríceps (fundamental) llevaremos el brazo hacia atrás, rotando suavemente el hombro. Sin flexionar el codo.

No es una lucha, no se aplica fuerza.

El movimiento ha de seguir la curva del cuerpo (vamos, seguir el trasero de la persona atada).

En una primera fase de estudio, no intentéis flexionar el codo. Eso provocará la desactivación del tríceps, y perderéis la restricción.

Más adelante, con la técnica asimilada, se pueden ir incorporando elementos nuevos.

El límite o punto hasta el que llevar el brazo os lo marcara el rango dinámico activo de la persona atada. Mientras su tríceps esté activo bien, si se desactiva, os habréis pasado.

Verificar la que restricción es eficiente, que la persona atada no puede mover libremente el brazo incluso haciendo fuerza, mientras que la persona que ata no tiene que aplicar apenas fuerza para controlarla.

Comprobad que hay activación muscular en la zona del pecho, el costado y la persona atada durante todo el proceso.

La clave está en gestionar la sensación de equilibrio de la persona atada, desplazando su punto de balance, para que cuando intente corregirlo, utilizar su energía e impulso para manejarla.

Cosas en las que fijarse

Escápulas

Debemos fijarnos en que las escápulas permanezcan planas al completar el movimiento. Deben actuar como “soporte” para la caja torácica.

Si están inclinadas (elevadas), no estarán recogiendo las fuerzas aplicadas al torso, con lo que se cargarán en los hombros, cervicales, etc. lo que incrementa la incomodidad y el riesgo de lesión.

Hombros

Los hombros deben estar rotados hacia atrás, abriendo el pecho y facilitando la activación muscular del conjunto del tronco.

Por lo tanto, debemos fijarnos en todo momento en que no se roten hacia adelante. Por desgracia, muchos de nuestros hábitos posturales cotidianos nos ponen en esa postura, con los hombros hacia adelante, por lo que el cuerpo asimila ese patrón como válido y lo intenta establecer siempre que puede o no sabe qué hacer.

Por eso, mantener la tensión uniforme desde el primer agarre eútilil, le estaremos diciendo claramente al cerebro que el hombro (y el resto del cuerpo) han de adoptar esa posición y no la “usual”.

Costillas

Del mismo modo, debemos fijarnos en las costillas inferiores, y comprobar que no "apunten hacia afuera".

En tal caso, no estaremos consiguiendo una buena activación de la zona abdominal, por lo que la persona atada deberá «tirar» de ellas hacia el centro y adentro.

En ocasiones, cuando se intenta llevar a su límite una postura de este tipo (y límite es mucho menos de lo que te imaginas) efectuamos compensaciones para llegar hasta donde nuestro rango no llega.

Por eso, al llevar los hombros y brazos hacia atrás es frecuente ver cómo las costillas apuntan hacia afuera, al tiempo que las lumbares se curvan en un efecto visualmente más dramático.

¿Qué está sucediendo aquí?
Como la musculatura y las articulaciones no están dando el movimiento, el cerebro desactiva el core, pendiéndose tensión en el mismo.

Eso provoca que las costillas salgan hacia adelante y se curven las lumbares, que pasan a ser quienes cargan con toda la fuerza de la restricción en lugar de repartirse por el conjunto del tronco, especialmente dorsales, conjunto escápula humeral y core.

Las lumbares no están hechas para soportar fuerzas.

Tensión

Debemos controlar la tensión del cuerpo de la persona atada, y eso se consigue por medio de la tensión en el cuerpo de la persona que ata.

No se trata de enervarse o agarrotarse, sino de activar la musculatura.

Es importante que una vez se establece contacto, y se crea esa tensión, debe mantenerse durante toda la figura, ya que si la aumentamos bruscamente, o la cortamos, la persona atada perderá toda la activación muscular y con ella su estabilidad articular, desapareciendo el efecto de la restricción.

Paciencia

Ojo, a medida que practicáis el rango dinámico aumentará. Adaptación.

La práctica de esta técnica, sobre todo las primeras veces, puede ser muy fatigosa para la persona atada y frustrante para la persona que ata.

Calma, paso a paso, no intentéis un número de repeticiones elevado.

Es importante comprenderlas claves biomecánicas de esta técnica, ya que es la única forma de aplicarla con seguridad y poder adaptarla a todo tipo de cuerpos.

Recomendaciones

Este movimiento no debe suponer ningún estrés físico para la persona atada, si notamos algún músculo cargado o aparece dolor, no insistáis y parad.

Lo más probable es que haya algún error en la ejecución y de continuar, estaríamos corriendo el riesgo de provocar lesiones.

Si os surgen dudas, podéis preguntarnos utilizando los medios que hemos puesto a vuestra disposición.

A la hora de practicar este movimiento, podéis situar una mano en la escápula de la persona atada para sentir cómo reacciona y comprobar si se encuentra en su posición óptima previamente a ejecutar el movimiento.

De esta forma, quién ata estará entrenando también el movimiento de brazo a la hora de realizar la rotación, lo que os va a ayudar a trabajar la memoria muscular de cara a la sesión.