Curso de Shibari Yagami Ryu: Erótica

Sensualidad | Excitación | Sexual | Kink | Cultivar la Erótica

17 minutos Kyūsho-gaku

Este curso se centra en el shibari erótico, por lo que es relevante definir este concepto y aclarar algunas ideas relacionadas.

La definición académica de la erótica nos dice que es la expresión de nuestra sexualidad, la cual es única para cada individuo, ya que no hay dos personas iguales.

Siguiendo estas definiciones académicas, la sexualidad se refiere a nuestra forma de vivirnos como personas sexuadas que se relacionan con otras personas sexuadas. Dado que cada individuo es único, existen tantas sexualidades como personas.

Por lo tanto, la erótica, según la academia, es la expresión de esta forma única de vivir nuestra sexualidad y puede involucrar a otras personas o no involucrar a nadie más.

Sin embargo, estas definiciones académicas pueden parecer poco prácticas fuera del ámbito de los estudios y ensayos clínicos. A menudo, cuando las leemos, nos preguntamos: “Bueno, ¿y qué significa esto para mí?”.

Además, la terminología y la amplitud de los conceptos pueden ser difíciles de comprender en muchos casos.

A lo largo del curso, exploraremos cada una de estas definiciones y conceptos desde la perspectiva de quienes practican el shibari, y buscaremos la manera de aplicarlos a vuestras propias experiencias.

Si la erótica es la expresión de nuestra sexualidad, esto significa que estamos hablando de todas las conductas y pensamientos que surgen como resultado de la creación de un contexto en el que se genera deseo erótico.

En otras palabras, todo aquello que se nos ocurre que sería buena idea hacer en ese momento que, además, va a ayudarnos a mantener ese deseo que estamos sintiendo.

Estas expresiones pueden incluir a otras personas, pero no es un requisito indispensable.

Siguiendo esta línea de pensamiento, podemos decir que la sexualidad es el conjunto de esquemas mentales que dictan la forma en que nos representamos a nosotros mismos como personas con un sexo, así como la manera en que nos relacionamos con otras personas que también tienen un sexo.

Esto implica la forma en que interpretamos nuestra identidad sexual o el sexo que somos, y nuestra orientación erótica. Es decir, el sexo de las personas con las que tenemos interacciones que generan un contexto erótico y, por lo tanto, pueden generar deseo erótico. También se refiere a lo que esos sexos significan para nosotros y a todas las implicaciones que conlleva.

Dado que cada persona es única, con un cerebro único y sus propias vivencias, experiencias y aprendizajes, podemos presuponer que cada individuo tiene su conjunto exclusivo de esquemas mentales.

Por lo tanto, cada sexualidad y cada erótica son particulares y diferentes del resto de la población, aunque es posible que existan similitudes dentro de un mismo grupo social. Además, pueden tener un mayor o menor grado de compatibilidad con la de otras personas.

Este enfoque en la singularidad y diversidad de la sexualidad y la erótica es esencial para comprender cómo y por qué funcionan las técnicas de shibari. Ya que cada individuo tiene su propia experiencia única de la vivencia y que cambia con el tiempo y debemos adaptar la aplicación de la técnica a cada momento y a cada persona.

El shibari erótico no se trata solo de atar y amarrar, sino de crear una experiencia erótica que sea significativa y placentera para todas las partes involucradas.

Es una forma de explorar los propios deseos y los de las personas con las que compartimos la experiencia. Generando momentos compartidos y elementos o vivencias comunes entre ambos.

Siempre debemos tener en consideración las vivencias de ambas partes, tanto de quien ata como de quien es atado, para que la interacción sea satisfactoria para todos los involucrados.

Conceptos

Si hay algo que, en el lenguaje cotidiano, tiene mil y una interpretaciones y enfoques divergentes, es todo lo relacionado con la sexualidad.

Por eso, vamos a enumerar una serie de conceptos y sus definiciones, con el propósito de establecer una base general y tener certeza acerca de lo que estamos hablando en cada caso.

Sensualidad o Sensual

Si nos imaginamos la erótica como un color, con todos sus matices de tonalidad, la sensualidad sería el tono más claro.

Es lo que de alguna forma nos atrae y tiene ese toque de erotismo.

Nos ayuda a crear un contexto erótico en el que el deseo que experimentamos tiene una intensidad leve, sin ir más allá. Es el punto de partida inicial que nos permitirá que las cosas avancen.

Podemos considerar como sensualidad la conducta de la otra persona, lo que lleva puesto, su apariencia en ese momento, su olor, etc.

Si hablamos de shibari, aquí podemos incluir la forma de pasar la cuerda, de mover el cuerpo, la situación que se ha establecido entre ambas personas.

Las variables son numerosas, demasiadas para mencionarlas todas. Sin embargo, todas ellas comparten una peculiaridad: hacen referencia a cómo yo valoro algo de esa persona o situación, y me proporcionan información sobre características que pueden formar parte de mis esquemas eróticos.

Excitación

En términos generales, la excitación es una respuesta de nuestro cuerpo ante algo.

Ante cualquier evento que ocurre en nuestro entorno, interno o externo, nuestro cerebro redirige una cierta cantidad de energía para poder hacerle frente, antes incluso de que tengamos una interpretación de qué está pasando. Esa energía extra es la excitación, que puede manifestarse de muchas formas e intensidades.

Un detalle interesante es que lo que hace nuestro cerebro es incrementar la activación del sistema nervioso autónomo simpático.

Ahora, vamos a especificar un poco más para situarnos en el contexto erótico.

La excitación aquí se refiere a la respuesta de nuestro cuerpo cuando se genera una expectativa de recompensa en el plano erótico.

Esto implica una parte física, que incluye la respuesta genital, pero también reacciones en todo el cuerpo, como cambios en la musculatura, la respiración o la frecuencia cardíaca, entre otros ejemplos.

Además, cuenta con un componente mental, que nos permite interpretar esa respuesta corporal dentro del contexto erótico y no en otro.

Nuestro cuerpo puede tener muchas combinaciones de respuestas de excitación, por lo que para que estemos en el plano erótico, nuestro cerebro debe haberlo codificado previamente en ese contexto.

Esto no depende tanto de las prácticas en sí, sino de la interpretación que nuestro cerebro hace de la situación. Es indispensable que se generen expectativas de recompensa en el plano erótico a través de lo que estamos haciendo en ese momento.

Para entenderlo mejor, consideremos un ejemplo concreto.

Imagina que vas por la calle, alguien te mete dentro de un portal y te ata. Experimentarás excitación, ya que tu cerebro movilizará una gran cantidad de energía para afrontar esa situación. Sin embargo, no será erótica, porque en ese contexto no la interpretarás de esa manera; probablemente será una mezcla de miedo y rabia.

Por otro lado, si estás con una persona que te gusta y comenzáis a jugar con cuerdas y a ataros mutuamente, toda esa excitación que genera tu sistema nervioso la codificarás como erótica y la interpretarás como una respuesta a la interacción con esa persona que te atrae.

Basándonos en lo que hemos explicado hasta ahora, es fácil comprender por qué no existe una técnica universal que siempre provoque una reacción intensa en todas las ocasiones y con todas las personas. Las recomendaciones, manuales o consejos que prometen esto suelen ser engañosos y limitantes para la experiencia.

Sin embargo, sí existen diversas técnicas que nos permiten explorar y desarrollar nuestro shibari erótico, adaptándolo a nuestros gustos y a cómo nos sentimos en un momento dado, con el objetivo de que la interacción sea satisfactoria para todas las personas involucradas.

Es importante comprender que estas técnicas funcionan desencadenando una serie de reacciones en el cuerpo, es decir, provocan una respuesta de excitación.

Pero su efectividad dependerá de la erótica de las personas, es decir, de si generan deseo y lo incrementan a través de la codificación de las prácticas que están llevando a cabo como eróticas.

Tener esto en cuenta es fundamental, ya que ambas personas deben estar en el mismo contexto erótico.

De lo contrario, estaríamos abriendo la puerta a una serie de riesgos que van desde una experiencia insatisfactoria hasta situaciones de abuso.

Sexo y Sexual

Estos conceptos son demasiado extensos y complejos, y su definición y explicación supera la intención y capacidad de este curso.

Pero sí vamos a mencionar que, cuando durante las clases hablemos de sexo o sexual, no nos estamos limitando ni a los genitales, ni al coito, ni a cualquier otra práctica que se os pueda ocurrir. Eso es solo una porción de lo que estos conceptos incluyen.

Las prácticas que se realizan forman parte de las manifestaciones eróticas que os hemos explicado, y cada persona tiene las suyas, que le gustan y le ponen.

Por eso no tendría sentido centrarnos en este aspecto, sería imposible enumerar un listado completo con todas las posibilidades y, habrá cosas que le gusten a unas personas y a otras no, por lo que no sería funcional.

En este curso, nos vamos a centrar en la vivencia.

Kink

El shibari se sitúa dentro de lo que se suele denominar como eróticas no normativas, concretamente dentro del kink.

El término “normativo” se utiliza aquí para referirnos a aquello considerado como mayoritario, desde un punto de vista estadístico, dentro de una población concreta, en un momento determinado. Por lo tanto, no normativo indica que es algo minoritario.

No se trata de valoraciones morales sobre lo que está bien o está mal, sino de meras descripciones estadísticas.

Kink es un término paraguas que se utiliza para definir toda una serie de eróticas no normativas que cumplen con dos características:

En primer lugar, existe una asimetría entre las partes implicadas: esta puede ser de muchos tipos, en el caso concreto del shibari erótico, hablamos de asimetría en el acceso a los recursos.

Es importante recordarlo, ya que desde el Yagami Ryu tan solo contemplamos esta asimetría en las interacciones y no otras, como la de poder.

Esto no quiere decir que otras asimetrías sean incorrectas, sino que no las vamos a trabajar dentro de nuestros cursos.

En segundo lugar, el contexto en el que se genera el deseo erótico incluye características que normalmente se asocian a lo contrario, de nuevo utilizado «normal» como descriptor estadístico. Por ejemplo, los azotes, estar atado, etc.

Cultivar la Erótica

Partiendo de estas bases podemos comprender que la erótica es una faceta sobre la que tenemos un cierto margen de maniobra.

Está en nuestra mano realizar ajustes que nos lleven a disfrutar de una sexualidad más satisfactoria.

En concreto, lo que podemos hacer es cultivarla mediante el descubrimiento de nuevas prácticas, interacciones, fantasías, etc. que nos ayudan a generar deseo y mantenerlo.

Sin embargo, no vamos a poder cambiarla. No podemos modificar nuestro deseo de forma que lo creemos y apaguemos a nuestro antojo para hacer que las cosas que nos ponen dejen de hacerlo, o viceversa.

Las herramientas que tenemos a nuestra disposición son todas aquellas que nos van a ayudar a descubrirnos, conocernos y aceptarnos.