0205 COMUNICACIÓN

Comunicación en el Shibari

Comunicación en el Shibari

10 minutos Kyūsho-gaku (急所学)

Si bien es algo que teóricamente practicamos a diario, con frecuencia se confunde el acto de comunicarnos con el de hablar y decir cosas.

La comunicación es una acción que ocurre entre, al menos, dos personas, y su objetivo principal radica en que el otro comprenda lo que quiero expresar.

Sin embargo, en muchas ocasiones nos enfocamos en simplemente decir lo que deseamos. ¿Cuántas veces has escuchado la frase "no te debo explicaciones"?

Es cierto que no me debes explicaciones, pero si tu objetivo es que te entienda, tendrás que proporcionarme algo para que pueda lograrlo, de manera que nuestra comunicación no se base únicamente en que "aceptemos lo que el otro dice" sin más.

Cuando hablo de explicaciones, no me refiero a justificaciones ni a adentrarnos en cuestiones que quizás no deseemos compartir.

Lo que quiero decir es que deberíamos preguntarnos "¿Qué quiero que la otra persona entienda?", en lugar de "¿Qué quiero decirle?"

Aunque yo no tengo margen de maniobra alguna en la comprensión de la otra persona, los esquemas procedimentales que utilizo para comunicarme van a ser distintos, ya que se basarán en la interacción entre ambos, en lugar de simplemente hablar y esperar que el otro se las arregle por sí mismo. Es parte de mi responsabilidad personal hacer todo lo que esté a mi alcance para que la otra persona entienda lo que quiero transmitir; no puedo delegar esta responsabilidad.

Una vez que tengo claro qué quiero que la persona entienda, solo tengo que decidir cómo expresarlo y hasta dónde deseo compartir con ella.

Por ejemplo, imagina que me propones organizar una sesión esta noche después del trabajo y yo te respondo que no. Si dejo la respuesta en ese punto, puedes interpretar y entender muchas cosas diferentes de lo que realmente está sucediendo.

Para explicarte mi situación y que me comprendas mejor, puedo decirte que estoy cansada, o que dormí mal y por eso estoy cansada, o que debido a una serie de problemas por los que estoy pasando no consigo dormir bien, lo que me lleva a estar cansada.

Las tres expresiones son explicaciones verdaderas de mi situación y son suficientes para comprender lo que me está ocurriendo (estoy cansada). Yo decidiré cuál utilizar en función de cuánto quiera compartir en ese momento.

Una de las estrategias más útiles que podemos emplear es ajustar nuestro lenguaje a la persona con la que estamos comunicándonos. Aunque hablemos el mismo idioma, debemos asegurarnos de que nuestra forma de expresarnos sea comprensible.

No tiene sentido utilizar palabras y frases complejas si lo único que logramos es crear ruido y confusión. Cuando hacemos esto, generalmente nuestro objetivo no es comunicarnos, sino mostrar cuán cultos e inteligentes somos.

Otra herramienta que nos ayuda a mejorar la comunicación es explicar lo que significan para nosotros los conceptos abstractos que empleamos.

Por ejemplo, si después de una sesión me preguntas "¿Cómo estás?", y yo te respondo "bien", ese "bien" es un concepto abstracto que puede tener diferentes significados. Puede referirse a que me siento descansada y con energía, que disfruté de lo que hicimos, que no tengo lesiones ni siento dolor en ninguna parte del cuerpo, que mi activación emocional ha disminuido o que estoy dispuesta a repetir.

Explicar el significado detrás de estas palabras abstractas puede ayudar a una comunicación más clara y efectiva.

Todas estas situaciones están enmarcadas en el concepto de "bien", pero aportan significados y matices diferentes a la expresión, lo que nos ayuda a comprender mejor la situación real.

Es importante recordar que la otra persona no puede leer nuestros pensamientos y no sabe exactamente a lo que nos referimos cuando utilizamos expresiones abstractas. Aunque estas expresiones tengan significados similares para ambos, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que la otra persona comprende a qué nos referimos al emplearlas.

Cuando trabajamos en estas cuestiones, contribuimos a crear conceptos comunes, lo que fortalece el vínculo entre nosotros. Con el tiempo, esto nos permite comunicarnos a niveles más profundos y lograr una mejor comprensión mutua.

Lo mismo se aplica cuando la otra persona se comunica con nosotros. Es esencial centrarnos en tratar de entender lo que quiere decir, sin intentar forzar su comunicación para que encaje en la narrativa que tenemos en nuestra mente.

De lo contrario, es fácil que se produzcan malentendidos que puedan dar lugar a conflictos innecesarios, lo cual no nos aporta nada positivo.

Hacer preguntas como "Cuando mencionas X, ¿te refieres a Z?" o "¿Qué quieres decir con X?", o "¿Puedes darme un ejemplo para entender mejor lo que intentas decir?" puede ser de gran ayuda para comprendernos mutuamente durante una conversación.

Cuando tenemos discusiones de este tipo, es importante recordar que las discusiones son simplemente un intercambio de opiniones y argumentos, y no deben convertirse en conflictos personales. En estas conversaciones, cada persona está compartiendo su punto de vista, sus sentimientos y su experiencia personal de la situación.

Es esencial respetar la perspectiva de la otra persona, ya que refleja cómo ha vivido la situación y cómo la interpreta. Esto no dice nada sobre nosotros, sino que nos proporciona información valiosa sobre la persona, su forma de ver las cosas y sus estrategias de afrontamiento.

Incluso si alguien nos dice algo como "la cuerda así me pellizca la piel", no está insinuando que seamos torpes o que no sepamos hacerlo; simplemente está compartiendo cómo se siente en esa situación. Está hablando de sí misma.

Debemos aprender a escuchar lo que la otra persona está diciendo sin tratar de relacionarlo todo con nosotros mismos. Este es el primer paso para establecer una comunicación efectiva entre ambas partes.

Por último, crear un espacio de comunicación entre las dos personas es fundamental para compartir nuestras intenciones, gestionar nuestras vulnerabilidades y asegurarnos de que estamos cuidando de nuestra seguridad emocional y de la persona con la que compartimos la experiencia de shibari.

Este enfoque fortalece la conexión y el entendimiento mutuo.