Curso de Shibari Yagami Ryu: Postura

Anatomía | Compensaciones | Balance | Desbalance |

17 minutos Taijutsu

Concepción anatómica

Anatomía y biomecánica son dos ciencias apasionantes que tienen mucho que aportar a la práctica segura del shibari. Por lo tanto, os recomendamos que, en la medida de vuestras posibilidades, dediquéis un tiempo a su estudio.

En cualquier caso, para este curso, y especialmente para el área de estudio Taijutsu, vamos a trabajar con conceptos y técnicas propias de estas ciencias, pero lo haremos de forma accesible y con el doble objetivo: primero, procurar la máxima seguridad; y segundo, que podáis adaptar la técnica a cualquier cuerpo.

Ahora bien, el shibari como técnica, y más en el caso del sekibaku, que se inspira en las artes marciales antiguas, se apoya en una concepción anatómica “oriental”, diferente de la que tenemos en Occidente.

Para los occidentales, el modelo anatómico de referencia es el Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, y valoramos el espacio basándonos en la proporción áurea.

En las culturas orientales, especialmente las influenciadas por la Medicina Tradicional China, el modelo anatómico varía. Es una espiral que abarca tanto el cuerpo como las energías que lo recorren. Para no extendernos en ello, podemos resumirlo como un concepto que vincula el cuerpo con la naturaleza en la que vive y contempla aspectos que van más allá del mero hecho fisiológico.

Para quienes nos criamos y educamos en Occidente, esta concepción anatómica puede resultarnos extraña, e incluso chocante en comparación con “nuestra” forma de entender el cuerpo humano.

En el curso os haremos una trasposición de los conceptos orientales a los occidentales para facilitar la comprensión de las técnicas.

Postura | Shisei (姿勢)

El primer «fundamento» o «técnica base» sobre el que vamos a trabajar es la postura.

Cuando hablamos de postura nos estamos refiriendo tanto a la posición anatómica del cuerpo, como al estado mental de la persona, y es el punto de partida sobre el que empezaremos a trabajar en el estudio del estilo de shibari del Yagami Ryu.

Una postura óptima es necesaria para mantener el equilibrio y la estabilidad (física y emocional), y a partir de ahí realizar los movimientos y técnicas con seguridad y eficacia.

Anatómicamente, nos estamos refiriendo a una «posición neutra».

Esto es lo que debes hacer si estás de pie:

  • Pies paralelos y alineados, ligeramente separados, apuntando hacia adelante.
  • Distribuye el peso de manera uniforme entre ambos pies, creando un “trípode” entre los dedos, la almohadilla y el talón.
  • Mantén las rodillas ligeramente flexionadas, sin bloquearlas.
  • La pelvis debe estar en posición neutra, sin inclinarse hacia adelante ni hacia atrás.
  • Alinea la columna vertebral, asegurándote de que las orejas estén sobre los hombros y los hombros sobre las caderas.
  • Los hombros deben estar sin encorvarse hacia adelante ni arquear la espalda.
  • Las escápulas deben estar planas en la espalda para proporcionar soporte.
  • El abdomen debe estar tonificado, pero no rígido, para dar soporte a tu espalda y mantener una postura estable, pero sin tensar en exceso.
  • Deja los brazos relajados a los lados del cuerpo, con las palmas hacia los muslos, ligeramente volteadas hacia afuera, con el meñique más cerca de ti que el pulgar.
  • Mantén la cabeza en posición recta, con las orejas en línea con los hombros.
  • Respira de manera natural y relajada

Si estamos sentados:

  • Puedes cruzar las piernas o extenderlas frente a ti, según te resulte más cómodo. En cualquiera de las dos posiciones, asegúrate de que tu punto de apoyo son los isquiones.
  • Mantén la espalda alineada.
  • Asegúrate de que las escápulas estén planas.
  • Puedes utilizar un cojín debajo de las pelvis si lo necesitas para mayor comodidad.
  • Mantén el mentón paralelo al suelo, con las orejas en línea con los hombros.
  • Continúa respirando de manera natural y relajada.
  • Si sientes incomodidad, siéntete libre de cambiar de posición o ajustar la postura. Es importante escuchar a tu cuerpo y hacer ajustes según sea necesario.

Es crucial escuchar a tu cuerpo y hacer ajustes según sea necesario. Si la persona atada no está cómoda o se cansa, debe buscar una postura más cómoda o llevadera.

Ni por asomo entra en los planteamientos del sekibaku el aguantar por aguantar. Es más, la persona que ata debería apreciar que la persona atada comienza a cansarse o no está cómoda, y anticiparse, corrigiendo o cambiando la postura. Eso es gestión de la sesión, eso es prestar atención a la otra persona.

La posición anatómica neutra es fundamental porque te ayuda a evitar lesiones y te permite responder de manera rápida y eficaz a los movimientos requeridos en cada momento.

La idea es que esta posición te proporciona una buena base, lo que significa que estás en equilibrio y preparado para moverte tú o mover a la otra persona de manera efectiva en cualquier dirección.

Permitiéndote realizar movimientos, giros y técnicas sin perder la estabilidad o poner en riesgo las articulaciones, tanto las de la persona que ata como las de la persona atada.

Compensaciones

Siempre debemos estar atentos para evitar hacer compensaciones.

Cuando hablamos de compensaciones, nos referimos a los ajustes o cambios que llevamos a cabo en nuestra postura, alejándonos de la forma óptima, ya sea debido a limitaciones físicas o hábitos adquiridos.

Es importante destacar que somos nosotros mismos quienes ejecutamos estas compensaciones y que en mayor o menor medida podemos corregirlas. Además, estas compensaciones pueden variar de un momento a otro.

Por ejemplo, si pasamos mucho tiempo sentados, algunas partes de nuestro cuerpo pueden volverse “atrofiadas” y, al levantarnos, necesitaremos un tiempo para poder usarlas con normalidad. Mientras tanto, haremos compensaciones para poder movernos, lo que significa que nos moveremos de manera subóptima.

Las compensaciones conllevan un riesgo, y es que si utilizamos una parte del cuerpo (como una articulación) para una función para la que no está diseñada, al principio podría cumplir la tarea que le estamos pidiendo, pero tarde o temprano sufrirá por ello y aumentará el riesgo de lesiones.

Como dato curioso, el efecto perjudicial de las compensaciones anatómicas se notará primero en las partes más débiles del cuerpo de cada persona.

Por lo tanto, durante la práctica del shibari, debemos estar siempre atentos para evitar hacer compensaciones.

Por razones evidentes, esta vigilancia también es responsabilidad de la persona que ata, sin que esto signifique que la persona atada deba descuidar su propio cuerpo. Cada uno es en última instancia responsable de su propio bienestar y salud.

Tenemos cuerpo, somos espíritu.

Decíamos al principio que esta postura no afecta únicamente al cuerpo, sino que también incluye un estado de activación mental. Es un estado en el que estamos atentos, en guardia pero no tensos. Mantenemos una escucha activa, buscamos la comprensión.

Cuando llevamos al shibari esta técnica (shisei), debemos tener en cuenta que se aplica en ambas partes, pero de forma diferenciada para quien ata y quien es atado. Se trata de una técnica que requiere de otra persona. Estamos activos ante la otra parte del juego.

Así, la persona atada debe partir de una posición anatómica neutra, sin rigideces, para permitir a la persona que ata mover su cuerpo y crear las restricciones que considere necesarias.

La persona que ata debe emplear su postura para mover sin esfuerzo y de forma fluida a la persona atada.

Ambas partes deben tener la mente libre de expectativas e ideas preconcebidas. Esto es lo ideal, para así fluir ambos en una exploración del erotismo alejada de los egos.

En este caso, la intención clara, la honestidad compartida y el ejercicio de la responsabilidad personal son elementos clave. (En la clase de «seguridad emocional», se tratan en detalle estos elementos.)

Balance

Cuando hablamos de balance, solemos asociarlo con el «equilibrio». Y sí, el equilibrio es una consecuencia del balance, pero no es la mejor forma de explicarlo si deseamos comprender el concepto y aplicarlo a la práctica del shibari.

Desde nuestro enfoque particular, definimos el balance como la armonía entre las energías o fuerzas que actúan sobre nuestro cuerpo (gravedad, esfuerzo propio, acciones externas, respuesta del suelo), de manera que estas energías se equilibren y se cancelen mutuamente, dando como resultado un total igual a cero.

El balance es un estado activo. Se trata de una ilusión creada a partir de muchos instantes, ya que mantenerse en balance en una postura requiere de pequeñas correcciones y ajustes por nuestra parte. De lo contrario, el cuerpo buscaría su estado de mínima energía y se caería al suelo.

En las artes marciales, y también en el sekibaku, las posiciones de balance se identifican como formas cuadradas, por el hecho de que esta es una figura geométrica que muestra gran estabilidad y resistencia al cambio de postura.

De esta manera, por ejemplo, si nuestro cuerpo pesa 100 kg, estaremos aplicando fuerzas equivalentes a 100 kg para contrarrestar la fuerza de la gravedad. Si además estamos en una posición cuadrada, con el cuerpo en postura neutra y una buena disposición, para movernos será necesario emplear el equivalente a 201 kg de fuerza: 100 para vencer la fuerza de la gravedad, 100 para contrarrestarla, y 1 para desequilibrar la balanza

(Esto es solamente un ejemplo para visualizar este concepto; más adelante en el curso, cuando estudiemos la restricción, veremos cómo esto se puede cambiar para no tener que emplear tanta energía).

La persona que ata ha de gestionar en todo momento el balance de la persona atada. Para ello conocer estos, y otros mecanismos, es fundamental.

Junto con el balance, hay dos conceptos que debemos conocer:

Desbalance | Kuzushi (崩し)

Frente al balance, tenemos el desbalance. La palabra japonesa «kuzushi» implica ruptura, que en este caso se refiere a romper el estado sostenido de balance.

Todos hemos experimentado esto en nuestra vida, ya sea al tropezar y perder el equilibrio, o al balancearnos en una silla tranquilamente, y en el momento en que perdemos el equilibrio, notamos todo ese vértigo acelerado que solo dura un instante.

El kuzushi es precisamente eso, un instante. Si perdemos el balance, el equilibrio, o bien lo recuperamos en ese instante, o bien lo perdemos por completo, acabando en el suelo.

En el curso de sekibaku, vamos a volver de forma recurrente a confrontar ambos conceptos, el estado y el instante, especialmente cuando veamos cómo gestionar la sesión.