0203 SEGURIDAD EN LA CUERDA

Seguridad con Cuerdas en Shibari

Riesgos | Vascular | Nervioso | Cortar las Cuerdas

25 minutos Nawasuji (縄筋)

Riesgos Asociados a las Técnicas de Cuerda

En cada técnica en particular se explican los riesgos inherentes. Aquí nos vamos a centrar en los riesgos comunes.

Demasiado Apretado / Demasiado Flojo

Uno de los principales riesgos a la hora de aplicar técnicas de cuerda es no utilizar la tensión adecuada. Esto es, dejar la atadura demasiado floja, o demasiado apretada.

Antes de seguir: flojo y apretado son conceptos genéricos, la percepción de ellos puede variar de una situación a otra. Es un buen tema para tratar en la consultoría y revisar la tensión de tus ataduras.

Una atadura “apretada” puede causar molestias o incluso si está colocada sobre zonas indebidas, representar un riesgo directo de lesión.

Una atadura “floja” es un riesgo si cabe aún mayor que una atadura “apretada”. La posibilidad de que la cuerda se “deslice” o desplace descomponiendo la estructura conlleva riesgos de lesión al aplicar fuerzas sobre las cuerdas y/o la persona atada, y no ser distribuidas de forma adecuada.

En ambos casos, además, la cuerda no estará cumpliendo sus propósitos de mantener la restricción y transmitir vibraciones, por lo que los esfuerzos serán inútiles, y la vivencia se desvirtuará bastante.

Riesgo Vascular

Siempre está presente un riesgo de daño por limitar el riego sanguíneo por la presión de las cuerdas o la postura.

La seriedad de este riesgo dependerá de la zona afectada. Así, si es el cerebro el órgano privado de riego, las lesiones y daños neurológicos severos aparecen a los pocos segundos. Por ese motivo NUNCA debemos poner en torno al cuello cuerdas que puedan presionar sus laterales.

En otras zonas, siempre se debe valorar. Causar lesión en una mano o pie por falta de riego es más difícil de lo que parece, ya que hace falta una presión muy importante para que el bloqueo a la circulación sea eficaz.

La sensación de hormigueo o extremidades dormidas, todos la hemos experimentado. Estar sentados o tumbados y sentir, o más bien no sentir en absoluto un brazo o una pierna es una experiencia frecuente, y sin duda podrás recordar con una sonrisa la sensación una vez todo vuelve a la normalidad.

Con el shibari ocurre algo parecido, la sensación es muy molesta y desconcertante, es un aviso y debemos hacerle caso, pero no hay una urgencia extrema, y si actuamos razonablemente, tampoco un riesgo de lesión.

Lo que nunca debemos hacer es ignorar las señales de aviso que nos da el cuerpo.

Causas: cuerdas apretadas, posiciones que dificultan la circulación.
Soluciones: aflojar la atadura, recolocar las cuerdas, cambiar la postura. Si persiste la molestia, liberar rápidamente a la persona atada.

Es comun ver miembros enrrojecidos, o amoratados incluso, durante la práctica del shibari, especialmente en fotografías.

Un apunte sobre las fotografías. Los colores que muestran las fotos pueden estar alterados, por lo que no son una referencia confiable.

En la realidad, las ataduras, especialmente aquellas que comprimen fuertemente las extremidades, provocan una abundante irrigación a nivel capilar. Esto es, un volumen de sangre superior al habitual se desplaza hacia los capilares. Provocando un cambio en la coloración de la piel. Variando las tonalidades de una persona a otra.

Esto de por sí no es peligroso, siempre y cuando no se mantenga durante un periodo prolongado de tiempo.
¿Cuánto tiempo? Unos minutos estará bien, pasar de 8 minutos ya sería aumentar riesgos. Siempre dependerá de la situación y persona en particular.

Un consejo práctico: antes de iniciar una atadura verifica la temperatura corporal de la persona por medio del tacto, especialmente en las extremidades. Esto ofrece una referencia inicial. Repite esa verificación a lo largo de la sesión con cierta frecuencia. Si hay variaciones muy notables, es un indicativo.

Esto no quiere decir que si hay cambio de temperatura, algo este mal, puede haber muchas causas. La activación muscular y la excitación aumentan la temperatura corporal. Pero ya es una referencia con la que contar a la hora de tomar decisiones.

Riesgo Nervioso

Las lesiones más frecuentes en shibari son los daños por presión en los nervios, que provocan desde pérdida de sensibilidad hasta perdida de movimiento o fallos en órganos y sistema muscular.

Aunque la causa más común es anatómica, una mala postura que hace que las fuerzas aplicadas al cuerpo actúen en estructuras que no están diseñadas para ese fin (compensaciones), la mala colocación de las cuerdas también es un factor causal.

Aquí la prevención es la única herramienta válida. Limitarse a técnicas que tenemos dominadas, verificar la postura anatómica, verificar la adecuada colocación y tensión de las cuerdas, y sobre todo, no intentar llevar a cabo técnicas para las que no estamos preparados ni la persona que ata, ni la persona atada.

En caso de lesión nerviosa, nada de remedios caseros. Mantén la zona afectada en reposo. NO apliques calor porque aumentará la inflamación del nervio. Y sobre todo, acude rápidamente a consulta con un profesional. Preferiblemente, un fisioterapeuta, que ofrecerá una valoración profesional, actuará si entra dentro de sus capacidades, o te derivará a un centro médico con un primer diagnóstico.

Espasmos

Ante la presencia de espasmos, hipo, arcadas, ataques de tos convulsivos, o cualquier otra reacción que implique fuertes movimientos espasmódicos e incontrolados del cuerpo de la persona atada, debemos actuar con gran rapidez CORTANDO LAS CUERDAS INMEDIATAMENTE.

La intensidad y violencia de estos movimientos espasmódicos, sumados a la compresión y limitación impuesta por las cuerdas, pueden suponer severas lesiones a nivel muscular y orgánico.

Cortar las Cuerdas

En caso de presentarse una situación de riesgo, no debemos perder tiempo desatando, siempre será más rápido cortar las cuerdas.

Para ello, es necesario contar con una herramienta apropiada, la más común, las denominadas "tijeras de enfermería" o "corta vendaje" que estos profesionales emplean para cortar la ropa de las personas accidentadas y vendajes cuando llevan a cabo curas.

No basta con contar con esta herramienta, debe estar al alcance de la mano durante la sesión (al alcance de la mano no es a 2 metros). Y debemos saber utilizarlas. Para ello, pruébalas con las cuerdas, verifica que realmente cortan antes de verte en la necesidad de utilizarlas. Modelos muy baratos suelen ser totalmente inútiles.

Para cortar las cuerdas sigue estos pasos:

1 - Inmoviliza a la persona atada. Esto es por el bien de ambos, si está en un estado de agitación, o convulsiona, necesitarás inmovilizarla para poder liberarla. Piensa en ello como en el rescate de una persona que se está ahogando, la persona que rescata debe velar primero por su propia seguridad.
2 - Conoce el proceso para cortar de forma eficiente cada forma y figura. Generalmente, en “aspa”, como cuando se quitan los tornillos de una tapa.
3 - La última parte en liberarse son las manos, esto es así para evitar aspavientos y manotazos, y también para facilitar que la atadura se «deshaga» sin embrollos.

A lo largo del curso, en cada figura, incluimos instrucciones detalladas para cortar esa figura en particular.

Riesgos Menores

A continuación, una serie de riesgos, que si bien sus consecuencias no son tan serias como los anteriores, sí que suponen molestias que debemos evitar.

Quemaduras por Fricción

Las cuerdas deslizándose sobre la piel pueden provocar abrasiones y quemaduras. Algo desagradable y molesto. Para evitarlo prestemos atención.

Como norma, la cuerda se desliza contra cuerda, fricciona contra cuerda, no contra el cuerpo. Para ello es posible que tengamos que abrirle un espacio por el que pasarla evitando que roce la piel.

Zonas donde la piel es más fina, axilas, ingles, etc. son especialmente delicadas.

Cuando queramos pasar la cuerda sobre el cuerpo para crear una reacción o estimular, lo apropiado es hacerlo como si "extendiésemos crema en un pastel", es decir, con suavidad y control, manteniendo una tensión constante en la cuerda.

Pellizcos y Arañazos

Una de las sensaciones más disruptoras para la persona atada es sentir pellizcos de la cuerda o arañazos de las uñas de la persona que la está atando cuando pasa la cuerda.

Evitémoslos, limarse las uñas, prestar atención, y poner cuidado en los movimientos prevendrá estas molestias.

Marcas y Hematomas

Las ataduras dejan marcas, y dependiendo de las personas pueden ser más intensas o menos, durar más o durar menos tiempo.

Las características marcas de las cuerdas son todo un fetiche en occidente. No así en Japón, donde se las toma como lo que son, un indicativo de la técnica aplicada y una forma de medir la calidad de la misma.

Me explico, un ojo experto, viendo las marcas de una atadura, puede valorar las tensiones y recorrido de la misma, por lo que puede apreciar el grado de habilidad técnica de quien llevó a cabo la atadura.

Dependiendo de cada persona y de la naturaleza de la sesión, estas marcas pueden ir desde una simple huella de presión que desaparece a los pocos minutos, a una profunda impresión con pequeñas hemorragias por presión y abrasión.

Tenlo en cuenta si mostrar este tipo de marcas en tu cuerpo puede suponerte un problema social (trabajo, familia, entorno).

No deberían aparecer hematomas ni derrames significativos. Nuevamente, dependerá de la persona y las características de la sesión, pero llegar a ese extremo es señal de que las cuerdas o estaban muy apretadas, o se recibió algún impacto o fuerza excesiva en un punto.

Como veremos más adelante en el curso, y sin entrar a valorar las prácticas eróticas de cada uno, esto no es interesante en el shibari erótico.

Cuerdas en la Boca

Recomendamos no introducir las cuerdas en la boca. No es higiénico y la función que pudiesen cumplir se puede suplir con otros materiales más limpios (pañuelos, mordazas, etc.).

Las cuerdas, especialmente las de fibra vegetal trenzada, recogen multitud de bacterias y porquerías. Se arrastran por el suelo, se pisan, se manejan, entran en contacto con diversas partes del cuerpo. Llevar esto a la boca, no es prudente.

Uno de los efectos más directos, tanto por la acción abrasiva como por las bacterias presentes, es la aparición de boqueras (queilitis) en las comisuras de los labios.

Además, en el pulso entre cuerda y dientes, ganarán las cuerdas. Soportan y pueden aplicar una tensión superior a 150 Kg, mucho más que la raíz de una pieza dental.

Lo mismo puede decirse de colocar cuerdas sobre los ojos. EVITÉMOSLO. Y si lo vamos a hacer, que sea con un elemento protector entre medias.

Piercing y Abalorios

Las cuerdas, especialmente las de fibra vegetal trenzada, son totalmente incompatibles con los piercing e implantes (subdermal).

Sienten una predilección natural por “atrapar”el piercing en su trenzado y llevárselo. Lo menos que puede pasar es untirón doloroso y un momento bochornoso. Pero e ldesgarro puede producirse con suma facilidad.

Sobre abalorios, cadenas, pendientes, … van a ser un estorbo, una molestia. Cuanto más aprecio les tengas, más probabilidades de que se dañen habrá. Así que mejor despojarse de todo tipo de adorno corporal antes de iniciar una sesión de shibari.

Regla de los 4 Dedos

Es una regla de seguridad básica :

No colocar cuerdas en un área de 4 dedos (unas 3 pulgadas) sobre cada articulación.

Esto excluye totalmente los dedos de las manos y pies, las muñecas, el cuello, los codos, las rodillas .... todas y cada una de las articualciones deben quedar libres de cuerdas.

El motivo, las articulaciones son zonas delicadas de nuestro cuerpo, y aun aquellas que entre sus funciones está el soportar fuezas, su capacidad de carga es muy reducida.

Podemos causar daños serveros por presion o por sobrecarga.

Costillas

Al aplicar cuerdas sobre las costillas tengamos esto en cuenta:

El primer grupo de costillas (7) empezando por arriba, las denominadas "esternales", están conectadas directamente al esternon, son las que mayor capacidad de carga tienen y las que emplearemos para pasar la cuerda y crear los vectores de fuerza y movimiento.

El segundo grupo de costillas (3), denominadas "asternales" no se unen directamente al estenon, por lo que soportan mucha menos carga. Debemos tenerlo en cuenta al colocar sobre ellas líneas de cuerda, que NUNCA se usarán para crear vectores de fueza o movimiento.

El tercer grupo de costillas (2), las "flotantes" están sueltas en la parte frontal, no conectándose al cuerpo. Sobre ellas NO PASAREMOS NUNCA UNA CUERDA, ni tan siquiera con fines ornamentales. Causar lesión es demasiado fácil como para asumir tal riesgo.